Testimonios para la Iglesia, Tomo 5

39/126

Prometer y no pagar

Algunos de vosotros habéis estado tropezando respecto a vuestras promesas. El Espíritu del Señor se manifestó en la reunión de _____ como respuesta a la oración y mientras vuestros corazones se enternecían bajo su influencia, hicisteis vuestras promesas. Mientras los caudales de salvación eran derramados sobre vuestros corazones, sentisteis que debíais seguir el ejemplo de Aquel que anduvo haciendo el bien y quien gozosamente ofrendó su vida para rescatar al hombre del pecado y la degradación. Bajo la divina e inspiradora influencia os disteis cuenta de que el egoísmo y la mundanalidad no podían unirse con el carácter cristiano, y de que no podíais vivir para vosotros mismos y ser cristianos a la vez. Pero, cuando la influencia de su amor y misericordia abundantes no se sintió de una manera tan marcada en vuestros corazones, retrajisteis vuestras ofrendas y Dios retrajo su bendición de vosotros. 5TPI 262.1

Sobre algunos recayó la adversidad. Fracasaron sus cosechas, de manera que no pudieron cumplir sus votos; y algunos se vieron en circunstancias económicas estrechas. Entonces, por supuesto, no podía esperarse que pagasen; pero, si no hubiesen murmurado y apartado su corazón de sus promesas, Dios habría obrado en su favor y hubiese abierto caminos mediante los cuales cada uno hubiese podido pagar lo que prometió. No esperaron con fe, confiando en Dios que les abriese el camino para poder cumplir sus promesas. Algunos tenían recursos a su disposición; y si hubieran manifestado la misma buena voluntad que cuando hicieron la promesa, y si de corazón hubieran devuelto a Dios los diezmos y ofrendas que él les había prestado para este propósito, hubieran sido grandemente bendecidos; pero Satanás entró con sus tentaciones e hizo que algunos pusieran en duda los motivos y el espíritu que impulsaron al siervo de Dios a hacer el pedido de recursos. Algunos sintieron que fueron engañados y defraudados. En espíritu repudiaron sus promesas y lo que hicieron después, lo hicieron con renuencia, y por lo tanto no recibieron ninguna bendición. 5TPI 262.2

En la parábola de los talentos, el hombre a quien se le encomendó un talento manifestó espíritu de murmuración y escondió su dinero para que su señor no se beneficiara. Cuando su señor le requirió que diera cuenta de su mayordomía, excusó su descuido echándole la culpa a su señor. “Señor, te conocía [profesa conocer a su señor] que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo [que todas las ganancias no serían mías, sino que tú las reclamarías], y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. Mas su señor respondió, y le dijo: siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Debías, pues, haber llevado mi dinero a los banqueros, y al volver yo, hubiera recibido lo mío con los intereses. Quitadle, pues, el talento, y dádselo al que tiene diez talentos. Porque a todo el que tiene [el que ha hecho buen uso de mis bienes] le será dado, y tendrá en abundancia [por cuanto puedo confiar en él sabiendo que hará buen provecho de lo que se le encomiende]; pero al que no tiene [el que ha temido confiar en mí], aun lo que tiene le será quitado. [Le quitaré sus talentos y los daré a alguien que los multiplique]. Y al siervo inútil echadlo en las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el crujir de dientes”. Mateo 25:24-30. 5TPI 263.1

El espíritu que manifiestan los hermanos con relación a sus promesas ha ofendido mucho a Dios. Si hubieran visto que la obra prosperaba en los campos en los que se había entrado, se hubiesen sentido de otra manera. No fueron engañados de ninguna manera y la acusación de que hubo engaño fue hecha contra el Espíritu Santo y no contra el siervo que él envió. Si el hermano A hubiera adoptado el punto de vista correcto en este asunto, si hubiera mantenido el espíritu que lo llevó a hacer la promesa, no hubiese sentido tan mala disposición para invertir en la causa de Dios. Pero pensó en cuánto podría hacer con sus recursos invirtiéndolos en empresas mundanales. La avaricia, la mundanalidad y la codicia son defectos de carácter que se oponen al ejercicio de las virtudes cristianas. Declaró el apóstol: “Sea vuestra manera de vivir [vuestro comportamiento y hábitos de vida] sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: De ningún modo te desampararé, ni te dejaré”. Hebreos 13:5. 5TPI 263.2

Era evidente que muchos de los que prometieron no tenían fe, y pensaban que habían sido defraudados. Hablaron respecto a ello y se concentraron en ello, hasta que les parecía que era una realidad. Sintieron que no debieron haber ayudado a la Asociación General y sostuvieron que debieron haber retenido los recursos para usarlos en su propio campo. El Señor obró por ellos conforme a su fe limitada. Satanás, quien había estado manteniendo sus mentes en el engaño, los indujo a pensar que habían realizado una acción liberal al enviar fondos a la Asociación General, cuando al investigarse, los hechos demostraron que todavía estaban considerablemente lejos de devolver a la asociación la cantidad que se había gastado en el envío de obreros para ayudarles en diversas formas a emprender la obra y llevarla adelante. Sin embargo, estas personas se han sentido lastimadas, están insatisfechas, descontentas y se han apartado de Dios porque pensaban que estaban realizando una acción importante. Esto solamente demuestra cuán grande puede ser el engaño sobre las mentes que no están bajo el control especial del Espíritu de Dios. Sus dudas, sus sospechas, su prejuicio concerniente a la Asociación General, fue todo impulsado por Satanás. La causa de Dios es una en todo el mundo. Cada ramo de la obra gira en torno a Cristo. Ninguna parte del campo es independiente de las demás. 5TPI 264.1

Queridos hermanos, habéis permitido que Satanás entre en vuestros corazones, y nunca podréis apartarlo del todo hasta que os arrepintáis de vuestras dudas pecaminosas y por no haber cumplido vuestras promesas. El mensajero del Señor fue despreciado y acusado de haber presionado indebidamente al pueblo. Dios no quedó conforme con el hermano B por no haber dado un testimonio decidido en contra de todo esto y por no haberos mostrado vuestro pecado tal como era. 5TPI 264.2

“Cuando haces a Dios una promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes. Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas. No dejes que tu boca te haga pecar, ni digas delante del ángel, que fue inadvertencia. ¿Por qué harás que Dios se enoje a causa de tu voz, y que destruya la obra de tus manos?” Eclesiastés 5:4-6. 5TPI 264.3

Aquí el asunto se presenta en su verdadera luz. Vuestra obra fue hecha en presencia del ángel de Dios. Vuestras palabras no solamente fueron escuchadas por los hombres, sino que el ángel de Dios las escuchó, ¿y acaso os sorprende que Dios se haya airado contra vosotros? ¿Será posible que os extrañe que él no os ha bendecido y capacitado para que podáis cumplir vuestras promesas? Al quejaros, al murmurar, al retirar vuestras promesas y al pensar que los siervos de Dios os habían engañado y extraído de vosotros promesas injustas, el enemigo se regocija. Si os fuera posible ver vuestra actitud tal cual es, no ofreceríais ni la semejanza de una excusa por lo que habéis hecho. 5TPI 264.4

Cuidado con lo que habláis, no sea que digáis algo que disminuya la influencia de los mensajeros de Dios. A veces puede haber habido presión excesiva en la solicitación de fondos; pero cuando la luz y el amor de Jesús iluminan los corazones de sus seguidores, no habrá necesidad de encarecerlos o de rogar para que den su dinero o presten servicio. Cuando lleguen a ser uno con Jesús y comprendan que no se pertenecen a sí mismos, que han sido comprados por precio y que por lo tanto son propiedad del Señor, y que todo lo que tienen les ha sido prestado como mayordomos suyos, con corazones gozosos y firme fidelidad darán a Dios las cosas que le pertenecen. El Señor no aceptará una ofrenda hecha en contra de nuestra voluntad ni con murmuración. Tomando en cuenta la manera en que os sentís ahora, no tiene sentido que hagáis más promesas. Cuando os recuperéis de este engaño del enemigo, cuando cerréis la brecha que habéis creado y os deis cuenta de que las necesidades de la causa de Dios son tan constantes como lo son sus dones hacia los hijos de los hombres, vuestras obras irán a la par con vuestra fe y recibiréis una rica bendición del Señor. 5TPI 265.1

*****