Primeros Escritos

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El espiritismo

Se me presentó el engaño de los golpes de los médiums espiritistas y vi que Satanás puede poner ante nosotros la apariencia de formas que simulen ser nuestros parientes o amigos que duermen en Jesús. Se hará aparentar como si estos deudos estuvieran presentes en realidad. Hablarán las palabras que pronunciaban mientras estaban aquí, con las cuales nos hemos familiarizado, y resonará en nuestro oído su mismo timbre de voz. Todo esto es para engañar al mundo y entramparlo en la creencia de este engaño. PE 262.1

Vi que los santos deben tener cabal comprensión de la verdad presente, que se verán obligados a sostener por las Escrituras. Deben comprender el estado en que se hallan los muertos, porque los espíritus diabólicos se les aparecerán aseverando ser queridos parientes o amigos que les declararán doctrinas contrarias a la Escritura. Harán cuanto puedan para excitar su simpatía y realizarán milagros ante ellos para confirmar sus declaraciones. El pueblo de Dios debe estar preparado para rechazar a estos espíritus con la verdad bíblica de que los muertos nada saben y que los aparecidos son espíritus de demonios. PE 262.2

Debemos examinar cuidadosamente el fundamento de nuestra esperanza, porque de las Escrituras hemos de entresacar la razón que hayamos de dar de ella. Este engaño espiritista se difundirá, y tendremos que luchar con él cara a cara, y si no estamos preparados para ello, quedaremos engañados y vencidos. Pero si por nuestra parte hacemos cuanto podamos a fin de prepararnos para afrontar el conflicto que se avecina, Dios hará su parte y nos protegerá con su brazo omnipotente. Enviará a todos los ángeles de la gloria para levantar una valla alrededor de las almas fieles, antes que consentir en que las engañen y extravíen los falaces prodigios de Satanás. PE 262.3

Vi la rapidez con que se difundía el engaño espiritista. Se me mostró un tren de vagones que marchaban con la velocidad del rayo. El ángel me mandó que observara cuidadosamente. Fijé la vista en el tren. Parecía que en él iba el mundo entero. Después el ángel me mostró al jefe del tren, un hermoso e imponente personaje a quien todos los pasajeros admiraban y reverenciaban. Quedé perpleja y le pregunté a mi ángel acompañante quién era aquel jefe. Me respondió: “Es Satanás, disfrazado de ángel de luz. Ha cautivado al mundo. Este ha sido entregado a formidables engaños para creer en una mentira a fin de que se condene. Su agente, el que le sigue en categoría, es el maquinista, y otros agentes suyos están empleados en diversos cargos, según los va necesitando, y todos marchan con relampagueante velocidad a la perdición.” PE 263.1

Le pregunté al ángel si no había quedado nadie sin subir en el tren, y él me mandó que mirase en dirección opuesta, donde vi una pequeña compañía que caminaba por un sendero angosto. Todos parecían firmemente unidos por la verdad. Aquella pequeña compañía daba muestras de fatiga, como si hubiese pasado por muchas pruebas y conflictos. Parecía como si el sol acabara de levantarse detrás de una nube y brillara sobre sus rostros, dándoles aire de triunfo, cual si estuvieran próximos a ganar la victoria. PE 263.2

Vi que el Señor ha dado al mundo ocasión de descubrir el engaño. Si no hubiese otra prueba, bastaría para el cristiano la de que los espiritistas no hacen distinción entre lo precioso y lo vil. Satanás representa como muy exaltado en el cielo a Tomás Paine, cuyo cuerpo está ya convertido en polvo y ha de ser llamado a despertar al fin de los mil años, cuando la segunda resurrección, para recibir su recompensa y sufrir la segunda muerte. Satanás se sirvió de Tomás Paine en la tierra tanto como pudo, y ahora prosigue la misma obra asegurando que está muy honrado y exaltado en el cielo. Y tal como enseñó Paine aquí, finge Satanás que continúa enseñando allí. Y algunos que solían considerar con horror su vida en la tierra, su muerte y sus corruptoras enseñanzas, se someten ahora a ser enseñados por él, que fué uno de los hombres más viles y corrompidos, alguien que despreció a Dios y su ley. PE 263.3

El padre de la mentira ciega y engaña al mundo enviando a sus ángeles para que hablen como si fueran los apóstoles, y esos ángeles hacen que éstos contradigan lo que escribieron en la tierra por inspiración del Espíritu Santo. Los ángeles mentirosos hacen aparecer a los apóstoles corrompiendo sus propias enseñanzas y declarándolas adulteradas. De este modo se complace Satanás en sumir a los que se llaman cristianos, y a toda clase de gente, en incertidumbre respecto a la Palabra de Dios. Ese Santo Libro se interpone directamente en su camino para desbaratar sus planes; por lo tanto, él induce a los hombres a que duden del origen divino de la Biblia. Luego ensalza al incrédulo Tomás Paine, como si al morir hubiera entrado en el cielo y, unido ahora con los santos apóstoles a quienes odió en la tierra, se dedicara a enseñar al mundo. PE 264.1

Satanás señala a cada uno de sus ángeles el papel que han de representar. Les encarga a todos que sean arteros y astutos maquinadores. A unos les manda que desempeñen el papel de apóstoles y hablen por ellos, mientras que a otros les asigna la función de incrédulos e impíos que murieron maldiciendo a Dios, pero que ahora parecen muy religiosos. No hace distinción entre los más santos apóstoles y los más viles incrédulos. A todos los presenta como enseñando lo mismo. No le importa a Satanás a quién haga hablar, con tal de lograr su objeto. Estuvo íntimamente relacionado con Paine en la tierra, ayudándole en su obra, y por lo tanto, le es muy fácil conocer las palabras y la misma escritura de quien le sirvió tan fielmente y tan bien cumplió su propósito. Satanás dictó mucho de lo escrito por Paine, y así le es cosa fácil expresar ahora, por medio de sus ángeles, sentimientos que parezcan provenir de Paine. Esta es la obra maestra de Satanás. Todas las enseñanzas que se dan como provenientes de los apóstoles, de los santos y de los impíos ya muertos, proceden en realidad directamente de su majestad satánica. PE 264.2

El hecho de que Satanás asevere que un ser a quien él tanto amó y que tan cumplidamente odió a Dios esté ahora en la gloria con los santos apóstoles y con los ángeles, debiera bastar para descorrer el velo de todas las mentes y revelarles las misteriosas y negras obras de Satanás, quien en suma dice al mundo y a los incrédulos: “Por impíamente que viváis, sea que creáis o dejéis de creer en Dios y en la Biblia, obrad como os plazca, el cielo es vuestra morada, pues todos saben que si Tomás Paine está tan exaltado en el cielo, todos entrarán seguramente allí.” Esto es tan notorio que todos pueden verlo si quieren. Satanás está ahora haciendo, por medio de personas como Tomás Paine, lo que siempre trató de hacer desde su caída. Por medio de su poder y de sus prodigios mentirosos, está socavando los fundamentos de la esperanza cristiana y eclipsando el sol que ha de iluminar el angosto sendero que conduce al cielo. Está haciendo creer al mundo que la Biblia no es inspirada ni mejor que un libro de cuentos, mientras que trata de suplantarla con las manifestaciones espiritistas. PE 265.1

Estas son una agencia enteramente suya, sujeta a su gobierno, y puede hacer creer al mundo cuanto le plazca. Coloca en la sombra, que es donde le conviene colocarlo, el libro que ha de juzgarlo a él y a sus secuaces. Dice que el Salvador del mundo fué un hombre como otro cualquiera; y así como los guardias romanos que custodiaban el sepulcro de Jesús propalaron el mentiroso informe que los ancianos y los príncipes de los sacerdotes pusieron en sus bocas, los pobres e ilusos adeptos a las pretendidas manifestaciones* espiritistas, repetirán y tratarán de dar a entender que nada hubo de milagroso en el nacimiento de nuestro Salvador ni en su muerte y resurrección. Después de relegar a Jesús a último término, llamarán la atención de la gente hacia sí mismos, sus milagros y prodigios mentirosos, que según ellos dicen, superan a las obras de Cristo. Así cae la gente en el lazo, adormeciéndose en un sentimiento de seguridad que no le permitirá advertir su horrible engaño antes que se derramen las siete últimas plagas. Satanás se ríe al ver cuán bien le va saliendo su plan, y que el mundo entero va cayendo en sus redes. PE 265.2

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