Obreros Evangélicos

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“Ten cuidado”

A cada joven que entra en el ministerio se dirigen las palabras de Pablo a Timoteo: “Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina.”2 “De ti mismo” requiere la primera atención. Primero entréguese al Señor para ser purificado y santificado. Un ejemplo piadoso influirá más para la verdad que la mayor elocuencia, si no va acompañada de una vida bien ordenada. Aderezad la lámpara del alma, y volvedla a llenar del aceite del Espíritu. Pedid a Cristo aquella gracia y claridad de comprensión, que os habilitarán para trabajar con éxito. Aprended de él lo que significa trabajar en favor de aquellos por quienes dió su vida. OE 110.3

Tened “cuidado,” primero de vosotros mismos, y luego de la doctrina. No permitáis que vuestros corazones se endurezcan por el pecado. Examinad detenidamente vuestros modales y hábitos. Comparadlos con la Palabra de Dios, y luego suprimid de la vida toda mala costumbre y complacencia pecaminosa. Arrodillaos ante Dios, para rogarle que os ayude a obtener mayor comprensión de su Palabra. Aseguraos de que conocéis realmente los principios de la verdad; y luego, al tratar con opositores, no lo haréis en vuestra propia fuerza; un ángel de Dios estará a vuestro lado, para ayudaros a contestar toda pregunta que se os haga. Día tras día, habéis de estar encerrados, por así decirlo, con Jesús; y entonces vuestras palabras y vuestro ejemplo tendrán una fuerte influencia para el bien. OE 111.1