Obreros Evangélicos

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El jóven predicador

Los jóvenes han de entrar en el ministerio como colaboradores de Jesús, para compartir su abnegación y espíritu de sacrificio y proclamar las palabras del Maestro: “Yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en verdad.”1 Si quieren ellos entregarse a Dios, él los empleará para contribuir a llevar a cabo su plan para la salvación de las almas. Mire bien de frente su vocación el joven que entró en el ministerio, y resuelva consagrar su tiempo, fuerza e influencia a la obra, bien enterado de las condiciones bajo las cuales sirve al Redentor. OE 110.1

Los portaestandartes están cayendo, y deben prepararse jóvenes para llenar las vacantes, a fin de que el mensaje siga proclamándose. Se ha de extender la lucha activa. Los que poseen juventud y fuerza han de ir a los lugares oscuros de la tierra, para llamar al arrepentimiento a las almas que perecen. Pero deben primero limpiar de toda impureza el templo del alma, y entronizar a Cristo en el corazón. OE 110.2