Obreros Evangélicos

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Los predicadores jóvenes deben trabajar con los de más edad

Mientras adquieren preparación para el ministerio, los jóvenes deben estar asociados con predicadores de más edad. Aquellos que han adquirido experiencia en el servicio activo han de llevar consigo a los obreros jóvenes e inexpertos al campo de la mies, para enseñarles a trabajar con éxito por la conversión de las almas. Bondadosa y afectuosamente estos obreros mayores deben ayudar a los jóvenes a prepararse para la obra a la cual el Señor los llamó. Y los jóvenes a su vez deben respetar el consejo de sus instructores, honrar su devoción y recordar que sus años de labor les han dado sabiduría. OE 106.1

En las palabras que siguen, el apóstol Pedro da sabios consejos a los dirigentes de iglesia y de asociación: “Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, teniendo cuidado de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino de un ánimo pronto; y no como teniendo señorío sobre las heredades del Señor, sino siendo dechados de la grey. Y cuando apareciere el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria. Igualmente, mancebos, sed sujetos a los ancianos; y todos sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes.”1 OE 106.2

Sean educadores los obreros de más edad, y manténganse bajo la disciplina de Dios. Consideren los jóvenes como privilegio el estudiar bajo la dirección de esos obreros, y lleven toda carga que su juventud y experiencia les permitan llevar. Así educaba Elías a los jóvenes de Israel en las escuelas de los profetas; y los jóvenes han de recibir hoy una educación similar. No es posible hacer recomendaciones en detalle en cuanto a la parte que los jóvenes deben desempeñar; pero deben ser instruidos fielmente por los obreros de más edad, y enseñados a mirar a Aquel que es el autor y consumador de nuestra fe. OE 106.3

El apóstol Pablo veía la importancia de educar obreros más jóvenes. Después de hacer una gira misionera, él y Bernabé volvieron sobre sus pasos, y visitaron las iglesias que habían levantado, eligiendo hombres que pudiesen unirse a ellos, a fin de prepararse para la obra de proclamar el Evangelio. OE 107.1

Pablo hacía del educar a los jóvenes para el ministerio evangélico una parte de su obra. El los llevaba consigo en sus viajes misioneros, y así adquirían una experiencia que más tarde los habilitaría para ocupar puestos de responsabilidad. Aun cuando estuviese separado de ellos, se mantenía siempre en contacto con su obra, y sus cartas a Timoteo y Tito son una prueba de cuán profundo era su deseo de que tuviesen éxito. “Lo que has oído de mí—escribió,—esto encarga a los hombres fieles que serán idóneos para enseñar también a otros.”2 OE 107.2

Este rasgo de la obra de Pablo enseña una lección importante a los predicadores de hoy día. Los obreros experimentados hacen una obra noble cuando, en vez de tratar de llevar todas las cargas ellos mismos, preparan a hombres más jóvenes, y ponen cargas sobre sus hombros. Es deseo de Dios que aquellos que han adquirido experiencia en su causa, preparen jóvenes para su servicio. OE 107.3

El obrero más joven no debe dejarse embargar de tal manera por las ideas y opiniones de aquel a quien esté confiado, que pierda su propia individualidad. No debe dejar que su identidad se confunda con la de aquel que lo está instruyendo, al punto de no atreverse a ejercer su propio juicio, sino hacer lo que se le dice, sin tener en cuenta su propia conciencia de lo bueno y lo malo. Es privilegio suyo aprender de por sí del gran Maestro. Si aquel con quien trabaja sigue una conducta que no está en armonía con el “así dice Jehová,” no vaya a alguna tercera persona, sino diríjase a su superior en el cargo y preséntele el asunto expresando francamente su parecer. Así el aprendiz puede beneficiar al maestro. Debe desempeñar fielmente su deber. Dios no lo considerará sin culpa si consiente en una mala conducta, por grande que sea la influencia o responsabilidad del que da el mal ejemplo. OE 108.1

Se invitará a los jóvenes a unirse con los ancianos portaestandartes, a fin de ser fortalecidos y enseñados por esos fieles, que pasaron por tantos conflictos, y a quienes, por los testimonios de su Espíritu, Dios habló tan a menudo, para señalar el buen camino y condenar lo malo. Cuando se presentan peligros que ponen a prueba la fe del pueblo de Dios, estos antiguos obreros deben relatar las experiencias del pasado, cuando en crisis semejantes la verdad fué puesta en duda, y se introdujeron sentimientos extraños, que no procedían de Dios. Hoy día, Satanás está buscando oportunidades de derribar los hitos de verdad,—los monumentos que se han levantado a lo largo del camino; y necesitamos la experiencia de los obreros ancianos que han construído su casa sobre la roca sólida, que tanto en la buena como en la mala fortuna quedaron firmes en la verdad. OE 108.2

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Los que trabajan en la viña del Señor tienen el ejemplo de los buenos de todos los siglos para estimularlos. También tienen el amor de Dios, el ministerio de los ángeles, la simpatía de Jesús y la esperanza de atraer almas al sendero recto. “Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan a justicia la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad.”3 OE 109.1

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Hay una sola senda que conduce de las tinieblas a la luz y llega hasta el trono de Dios,—la senda de la fe. No es una senda oscura e incierta; no es el camino de mentes limitadas, no es una senda trazada por manos humanas, en la cual se exige impuesto de peaje a todo viajero. No se puede obtener entrada en ella por obras de penitencia. OE 109.2