Obreros Evangélicos

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Se necesitan jóvenes para los lugares duros

La iglesia puede preguntar si a los jóvenes se les pueden confiar las graves responsabilidades que entraña el establecimiento y dirección de una misión en el extranjero. Respondo: Dios quiso que fuesen de tal manera preparados en nuestros colegios y por la asociación en el trabajo con hombres de experiencia, que estuviesen listos para ocupar puestos de utilidad en esta causa. OE 86.3

Debemos manifestar confianza en nuestros jóvenes. Deben ser obreros de avanzada en toda empresa que entrañe trabajo duro y sacrificio, mientras que los sobrecargados siervos de Cristo deben ser apreciados como consejeros, para que estimulen y bendigan a aquellos que peleen más reciamente para Dios. La Providencia puso a estos experimentados padres en penosa posición de responsabilidad en temprana edad, cuando ni sus facultades físicas ni las intelectuales estaban plenamente desarrolladas. La magnitud del cometido a ellos confiado despertó sus energías, y su labor activa en la obra contribuyó a su desarrollo físico y mental. OE 87.1

Se necesitan jóvenes. Dios los llama a los campos misioneros. Como están comparativamente libres de congojas y responsabilidades, están en condiciones más favorables para dedicarse a la obra que aquellos que deben proveer a la educación y sostén de una familia numerosa. Además, los jóvenes pueden adaptarse más fácilmente a los climas y ambientes nuevos, y pueden soportar mejor los inconvenientes y las penurias. Con tacto y perseverancia, pueden alcanzar a la gente donde esté. OE 87.2

La fuerza viene con el ejercicio. Todos los que pongan en uso la capacidad que Dios les haya dado, tendrán mayor capacidad para dedicar a su servicio. Aquellos que no hacen nada en la causa de Dios, dejarán de crecer en la gracia y el conocimiento de la verdad. Un hombre que se acostara y se negase a ejercitar sus miembros, no tardaría en perder toda facultad de emplearlos. Así también el cristiano que no quiere ejercitar las facultades que Dios le dió, no sólo deja de crecer en Cristo, sino que pierde la fuerza que ya tenía; se convierte en un paralítico espiritual. OE 87.3

Aquellos que, con amor hacia Dios y sus semejantes, luchan por ayudar a otros, son los que se afirman, fortalecen y establecen en la verdad. El verdadero cristiano trabaja para Dios, no por impulso, sino por principio; no por un día o un mes, sino durante toda la vida.... OE 88.1

El Maestro pide obreros evangélicos. ¿Quién quiere responder? No todos los que entran en el ejército han de ser generales, capitanes, sargentos, ni siquiera cabos. No puede recaer sobre todos el cuidado y la responsabilidad de los directores. Hay dura labor de otras clases que hacer. Unos deben cavar trincheras y construir fortificaciones; algunos han de estarse de plantón como centinelas, otros han de llevar mensajes. Aunque son necesarios tan sólo pocos oficiales, se requieren muchos soldados para formar las filas del ejército; y sin embargo, el éxito depende de la fidelidad de cada soldado. La cobardía o la traición de un solo hombre puede atraer el desastre sobre todo el ejército.... OE 88.2

El que señaló “a cada uno su obra,”1 según su capacidad, no dejará nunca sin recompensa el cumplimiento fiel del deber. Cada acto de lealtad y fe será coronado con señales especiales del favor y aprobación de Dios. A cada obrero se le hace la promesa: “Irá andando y llorando el que lleva la preciosa simiente; mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas.”2Testimonies for the Church 5:390-395. OE 88.3