Obreros Evangélicos

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Los jóvenes como misioneros

Los jóvenes que deseen entrar en el campo como predicadores o colportores, deben recibir primero un adecuado grado de preparación mental, como también de adiestramiento especial para su vocación. Los que no están educados, preparados ni refinados, no están listos para entrar en un campo donde las poderosas influencias del talento y de la educación combaten las verdades de la Palabra de Dios. Ni tampoco pueden hacer frente con éxito a las extrañas formas de error, religiosas y filosóficas combinadas, cuya refutación requiere un conocimiento de la verdad tanto científica como bíblica. OE 84.1

Especialmente aquellos que tienen el ministerio en vista, deben sentir la importancia del método bíblico de adiestramiento ministerial. Deben dedicarse de corazón a la obra, y mientras estudian en las escuelas, deben aprender del gran Maestro la mansedumbre y humildad de Cristo. Un Dios que es fiel a su pacto prometió que, en respuesta a la oración, su Espíritu será derramado sobre aquellos que aprendan en la escuela de Cristo, para que lleguen a ser ministros de la justicia. OE 84.2

Hay que hacer una ardua obra para desalojar el error y las falsas doctrinas de la cabeza, a fin de que la verdad y religión bíblicas hallen cabida en el corazón. Como medio ordenado por Dios para educar jóvenes de ambos sexos para los diversos departamentos de la labor misionera, se establecieron colegios entre nosotros. Es voluntad de Dios que provean no meramente unos pocos, sino muchos obreros. Pero Satanás, resuelto a estorbar este propósito, ha conseguido para sí a menudo precisamente a aquellos mismos que Dios quería calificar para puestos de utilidad en su obra. Son muchos los que trabajarían si se les instase a ello, y salvarían su alma trabajando así. La iglesia debe sentir su gran responsabilidad al encerrar la luz de la verdad y restringir la gracia de Dios en sus propios límites estrechos, cuando el dinero y la influencia debieran emplearse libremente para hacer entrar personas competentes en el campo misionero. OE 84.3

Centenares de jóvenes debieran haber estado preparándose para tomar parte en la obra de diseminar las semillas de verdad junto a todas las aguas. Necesitamos hombres que promuevan los triunfos de la cruz; hombres que quieran perseverar bajo desalientos y privaciones; que tengan el celo, la resolución y la fe que son indispensables en el campo misionero.... OE 85.1