Obreros Evangélicos

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Casas de culto

Cuando se despierta interés en algún pueblo o ciudad, ese interés debe ser atendido. Debe trabajarse con esmero en aquel lugar, hasta que se eleve una humilde casa de culto como señal y monumento en honor del sábado de Dios, una luz en las tinieblas morales. Estos monumentos han de levantarse en muchos lugares como testigos de la verdad. En su misericordia, Dios indicó que los mensajeros del Evangelio fuesen a todos los países, lenguas y pueblos, hasta que el estandarte de la verdad ondee en todas partes del mundo habitado. OE 446.1

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Dondequiera que se suscite un grupo de creyentes, debe edificarse una casa de culto. No salgan de ese lugar los obreros sin haberlo hecho. OE 446.2

En muchos lugares donde se ha predicado el mensaje, los que lo han aceptado se ven impedidos por las circunstancias, y poco pueden hacer para obtener ventajas que darían carácter a la obra. Con frecuencia esto dificulta la extensión de la obra. A medida que las personas se interesan en la verdad, los predicadores de otras iglesias les dicen,—y estas palabras son repetidas por los miembros: “Esta secta no tiene iglesia, y no tenéis lugar de culto. Sois un pequeño grupo, pobre e ignorante. Antes de mucho los predicadores se irán, y el interés morirá. Entonces tendréis que renunciar a estas nuevas ideas que recibisteis.” ¿Podemos nosotros suponer que esto no presentará una fuerte tentación a aquellos que ven las razones de nuestra fe y están convencidos por el Espíritu de Dios acerca de la verdad presente? OE 446.3

Se ha de repetir a menudo que de unos comienzos pequeños pueden desarrollarse grandes intereses. Si manifestamos sabiduría, juicio santificado y dirección hábil en atender y fortalecer los intereses del reino de nuestro Redentor, haremos cuanto esté en nuestro poder para demostrar a la gente la estabilidad de nuestra obra. Se erigirán humildes santuarios, donde los que acepten la verdad puedan hallar un lugar en que adorar a Dios conforme a los dictados de su propia conciencia. OE 447.1

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Cuando quiera que sea posible, sean dedicadas a Dios nuestras capillas libres de deudas. Cuando se suscite una iglesia, levántense los miembros y edifiquen. Bajo la dirección de un predicador guiado por el consejo de sus compañeros en el ministerio, trabajen los recién convertidos con sus propias manos, diciendo: “Necesitamos una capilla, y la tendremos.” Dios pide a su pueblo que haga alegremente esfuerzos unidos en su causa. Hágase esto, y pronto se oirá la voz de acción de gracias: “¡Ved lo que hizo el Señor!” OE 447.2

Hay, sin embargo, algunos casos en que una iglesia joven no puede llevar en seguida toda la carga de erigir una casa de culto. En tales casos, ayúdenle los hermanos de otras iglesias. En algunos casos, será mejor pedir prestado algo de dinero, que no edificar. Si un hombre tiene dinero, y después de dar lo que puede, quiere hacer un préstamo, sin interés o a bajo interés, será bueno emplear ese dinero hasta que se pueda liquidar la deuda. Pero repito: Si es posible, los edificios de iglesia deben ser dedicados libres de deudas. OE 447.3

En nuestras iglesias, no se deben alquilar los asientos. No se ha de honrar más a los ricos que a los pobres. No se haga distinción alguna. “Todos vosotros sois hermanos.”1 OE 448.1

En ninguno de nuestros edificios debemos desplegar fausto, porque esto no promovería la obra. Nuestra economía debe testificar de nuestros principios. Debemos emplear métodos de trabajo que no sean pasajeros. Todo debe hacerse sólidamente.... OE 448.2

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El descuido con que algunas iglesias han incurrido y se mantienen en deuda, me fué presentado. En algunos casos pesa continuamente una deuda sobre la casa de Dios. Hay que pagar un interés continuo. Estas cosas no deben ni necesitan ser así. Si se manifiestan para el Maestro la sabiduría, el tacto y el celo que Dios requiere, habrá un cambio en estas cosas. Las deudas se liquidarán. Dios pide ofrendas a los que pueden dar, y aun los miembros más pobres pueden dar su óbolo. La abnegación habilitará a todos para hacer algo. Jóvenes y ancianos, padres e hijos han de demostrar su fe por medio de sus obras. Indíquese con mucho énfasis a los miembros de la iglesia la necesidad de que cada uno desempeñe una parte. Haga cada uno lo mejor que pueda. Donde haya voluntad para hacer algo, Dios abrirá el camino. El no quiere que su causa esté impedida por las deudas. OE 448.3

Dios pide abnegación. Esto no reportará prosperidad financiera tan sólo sino también espiritual. La abnegación y la renunciación harán milagros en cuanto a promover la espiritualidad de la iglesia.... OE 448.4

Las preguntas decisivas que cada cristiano se ha de dirigir son: “¿Tengo yo, en lo más íntimo de mi alma, amor supremo hacia Cristo? ¿Amo yo su tabernáculo? ¿No quedará honrado el Señor si yo doy a su sagrada institución mi primera consideración? ¿Es mi amor por Dios y mi Redentor bastante fuerte para inducirme a negarme a mí mismo? Cuando esté tentado a dedicarme al placer y goce egoísta, ¿no diré: No, no gastaré nada para complacencia mía mientras la casa de Dios esté cargada de deudas?” OE 449.1

Nuestro Redentor pide mucho más de lo que le damos. El yo interpone su deseo de ser el primero; pero el Señor pide todo el corazón, todos los afectos. El no quiere ocupar el segundo lugar. ¿Y no debe Cristo recibir nuestra primera y más alta consideración? ¿No debe él exigir esta muestra de nuestro respeto y lealtad? ¿Estas cosas forman la base de la vida de nuestro corazón, en el círculo familiar y en la iglesia. Si el corazón, el alma, la fuerza, la vida están entregados completamente a Dios, si nuestros afectos se consagran enteramente a él, le daremos el lugar supremo en todo nuestro servicio. Cuando estamos en armonía con Dios, el pensamiento de su honor y gloria prevalece sobre todo lo demás. A ninguna persona damos la preferencia antes que a él en nuestros donativos y ofrendas. Tenemos un sentimiento de lo que significa estar asociados con Cristo en la sagrada empresa. OE 449.2

La casa en que Dios se encuentra con su pueblo deberá ser tenida por cara y sagrada por cada uno de sus hijos leales. No quedará estorbada por deudas. El permitir semejante cosa parecería casi como una negación de vuestra fe. Debéis estar listos para hacer un gran sacrificio personal con tal de tener libre de* deudas una casa en que Dios pueda encontrarse con su pueblo y bendecirlo. OE 449.3

Toda deuda que pese sobre cualquier casa de culto entre nosotros, puede ser pagada si los miembros de la iglesia quieren hacer planes prudentes y esfuerzos fervientes y celosos para cancelar la deuda. Y en cada caso en que se liquide una deuda, celébrese un culto de acción de gracias, que será como una nueva dedicación a Dios de su casa.—Testimonies for the Church 6:100-104. OE 450.1

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La necesidad de una casa de reunión donde haya un recién formado grupo de creyentes, me ha sido presentada en una visión panorámica. Vi obreros que edificaban humildes casas de culto. Los que habían aceptado recientemente la fe ayudaban con manos voluntarias, y los que tenían recursos contribuían con ellos. En la planta baja o subsuelo de la capilla, se preparaba una sala de clases para los niños, y se mandaba a una maestra para que se encargase de ella. No era muy grande el número de alumnos, pero era un feliz comienzo. Oía los cantos de los niños y de los padres: “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican: si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guarda.” “Alaba, oh alma mía, a Jehová. Alabaré a Jehová en mi vida: cantaré salmos a mi Dios mientras viviere.”2 OE 450.2

El establecimiento de iglesias, la elección de casas de reunión y edificios escolares, se extendía de ciudad en ciudad, y aumentaba el diezmo para llevar la obra adelante. No se levantaban edificios en un solo lugar, sino en muchos, y el Señor obraba para acrecentar sus fuerzas. OE 450.3

En esta obra se alcanzarán todas las clases. Cuando el Espíritu Santo trabaja entre nosotros, se convencen almas que no están listas para la aparición de Cristo. Vienen a nuestras reuniones y se convierten muchos que durante años no asistieron a ninguna reunión religiosa. La sencillez de la verdad conmueve su corazón. Los adictos al tabaco sacrifican su ídolo, y el bebedor, su bebida. No podrían hacerlo si no aceptasen por la fe las promesas de Dios en cuanto al perdón. OE 451.1

La verdad tal cual es en la Palabra llega a encumbrados y humildes, a ricos y pobres, y los que reciben el mensaje se vuelven obreros con nosotros y con Dios y se suscita una fuerza poderosa para trabajar armoniosamente. Tal es nuestra obra. No ha de descuidarse en ninguna de nuestras labores de los congresos. Es parte de toda misión evangélica. En vez de poner todo talento a trabajar por los más bajos parias, debemos tratar, en todo lugar, de suscitar un grupo de creyentes que se una con nosotros en levantar el estandarte de la verdad, y en trabajar por los ricos y los pobres. Luego, a medida que se establezcan iglesias, habrá un aumento de ayudantes para trabajar en pro de los indigentes y perdidos.—General Conference Bulletin, marzo de 1899. OE 451.2

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Muchos de los que no pertenecen a nuestra fe anhelan recibir precisamente la ayuda que los cristianos tienen el deber de darles. Si los hijos de Dios manifestasen verdadero interés en sus vecinos, alcanzarían a muchos con las verdades especiales para este tiempo. No hay nada que haya de dar, ni que pueda dar, tanto carácter a la obra como el ayudar a la gente donde esté.—Testimonies for the Church 6:280. OE 451.3