Notas biográficas de Elena G. de White

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Un culto en una cárcel

Durante mi estancia en Oregon, visité la cárcel de Salem, en compañía del Hno. y la Hna. Carter y del Hno. Jordan. Cuando llegó la hora del servicio, se nos condujo a la capilla, que habían alegrado con una abundancia de luz y aire fresco y puro. Al toque de la campana, dos hombres abrieron las grandes puertas de hierro, y los reclusos entraron. Las puertas se cerraron con seguridad detrás de ellos, y por primera vez en mi vida me vi encerrada dentro de los muros de una prisión. NBEW 256.2

Yo hubiera esperado ver a una cantidad de hombres de aspecto repulsivo, pero me llevé una agradable sorpresa; muchos de ellos parecían ser inteligentes, y algunos parecían hombres capaces. Estaban vestidos con los uniformes toscos pero limpios de la cárcel, el cabello peinado y las botas lustradas. Al mirar las distintas fisonomías que tenía delante de mí, pensé: “A cada uno de estos hombres se le han encomendado dones peculiares, o talentos, para ser usados para la gloria de Dios y beneficio del mundo; pero han despreciado estos dones del cielo, han abusado de ellos y los han aplicado mal”. Al ver a jóvenes de dieciocho a veinte años y a otros de treinta años de edad, pensé en sus madres desdichadas, y en la pena y el remordimiento que debía amargarlas. Muchos corazones de madres habían sido quebrantados por la conducta impía seguida por sus hijos. NBEW 256.3

Cuando todo el grupo se hubo reunido, el Hno. Carter leyó un himno; todos tenían himnarios, y se unieron en el canto de todo corazón. Uno de ellos, que era un músico consumado, tocó el órgano. Yo entonces inicié la reunión con una oración, y de nuevo todos se unieron en el canto. Al hablar me basé en las palabras de Juan: “Mirad cuál amor nos ha dado el padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es”. 1 Juan 3:1-2. NBEW 257.1

Exalté delante de ellos el infinito sacrificio hecho por el Padre al dar a su querido hijo para rescatar a hombres caídos, a fin de que pudieran ser transformados mediante la obediencia y llegaran a ser reconocidos como hijos de Dios. NBEW 257.2