Notas biográficas de Elena G. de White

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Capítulo 33—Obra misionera1

EL 10 de diciembre de 1871 se me mostró que Dios realizaría una gran obra por medio de la verdad, si hombres consagrados que se sacrificaran a sí mismos se entregaran sin reservas a la obra de presentar el mensaje a los que están en tinieblas. Los que tienen un conocimiento de la preciosa verdad, y están consagrados a Dios, deben valerse de toda oportunidad dondequiera se presente una puerta abierta para hacer avanzar la verdad. Los ángeles de Dios están conmoviendo los corazones y las conciencias del pueblo de otras naciones, y almas honestas se sienten angustiadas al presenciar las señales de los tiempos en el estado incierto de las naciones. Surge el interrogante en sus corazones: ¿Cuál será el fin de todas estas cosas? Mientras Dios y los ángeles están obrando para impresionar los corazones, los siervos de Cristo parecen dormir. Pero unos pocos trabajan en unión con los mensajeros celestiales. NBEW 224.1

Si los ministros y el pueblo despertaran lo suficiente, no descansarían en esta forma tan indiferente, mientras Dios los ha honrado haciendo de ellos los depositarios de su ley, imprimiendo esa ley en sus mentes y escribiéndola en sus corazones. Las verdades de vital importancia han de poner a prueba al mundo; y sin embargo en nuestro propio país hay ciudades, aldeas y pueblos que nunca han oído el mensaje de amonestación. Jóvenes que se sienten conmovidos por los llamados realizados en procura de ayuda en esta gran obra de hacer progresar la causa de Dios, realizan algún movimiento de avance, pero no asumen la carga de la obra tan plenamente como para hacer lo que debe hacerse. NBEW 225.1

Si los jóvenes que comienzan a trabajar en esta causa tuvieran el espíritu misionero, darían evidencia de que Dios ciertamente los ha llamado a la obra. Pero cuando no van a nuevos lugares, sino que están contentos de ir de iglesia en iglesia, dan evidencia de que la carga de la obra no está sobre ellos. Las ideas de nuestros predicadores jóvenes no son lo suficientemente amplias. Su celo es demasiado débil. Si los jóvenes estuvieran despiertos y dedicados al Señor, serían diligentes en todo momento, y buscarían las calificaciones necesarias para llegar a ser obreros en el campo misionero. NBEW 225.2

Los jóvenes deben estar adquiriendo las calificaciones para ese trabajo y familiarizarse con otros idiomas, para que Dios los use como medios de comunicar su verdad salvadora a los habitantes de otras naciones. Estos jóvenes pueden obtener un conocimiento de otras lenguas aun mientras están empeñados en trabajar por los pecadores. Si son económicos en la forma de aprovechar su tiempo, pueden estar progresando mentalmente, y calificándose para una utilidad más amplia. Si las jóvenes que han llevado sólo pocas responsabilidades se consagraran a Dios, podrían calificarse para ser útiles estudiando y familiarizándose con otros idiomas. Podrían dedicarse a la obra de traducir. NBEW 225.3

Nuestras publicaciones deben imprimirse en otras lenguas, a fin de que las naciones extranjeras puedan ser alcanzadas.2 Mucho puede hacerse por medio de la prensa, pero se podría hacer aún más si la influencia de las labores de los predicadores activos acompaña a nuestras publicaciones. Se necesitan misioneros que vayan a otros países para predicar la verdad de una manera cuidadosa. La causa de la verdad presente puede ser grandemente extendida por el esfuerzo personal. NBEW 226.1

Cuando las iglesias vean que hay jóvenes que poseen el celo que los califica para extender sus labores a ciudades, aldeas y pueblos que nunca han sido despertados a la verdad; cuando vean que hay misioneros voluntarios dispuestos a ir a otras naciones a fin de llevarles la verdad, las iglesias se verán animadas y fortalecidas mucho más que si ellas mismas fueran beneficiarias de los trabajos de jóvenes inexpertos. Al ver los corazones de sus ministros ardiendo de amor y celo por la verdad y con un deseo de salvar almas, las iglesias despertarán. Estas generalmente tienen en su propio seno los dones y el poder que les reportaría bendición y fortaleza a ellas mismas, y que les permitiría reunir a las ovejas y a los corderos en el redil. Necesitan que se les permita trabajar con sus propios recursos, para que todos los dones que están durmiendo puedan así ser llamados a un servicio activo. NBEW 226.2

El Señor ha impulsado a hombres que hablan otros idiomas, y los ha colocado bajo la influencia de la verdad, a fin de calificarlos para trabajar en su causa. El los ha puesto al alcance de la oficina de publicaciones, para que sus gerentes se valieran de sus servicios, si estaban despiertos a las necesidades de la causa. Se necesitan publicaciones en otros idiomas, para despertar el interés y las inquietudes entre otras naciones. NBEW 227.1

Así como la predicación de Noé amonestó y probó a los habitantes del mundo antes que el diluvio los destruyera de sobre la faz de la tierra, también la verdad de Dios para estos últimos días está haciendo una obra similar de amonestar y poner a prueba al mundo. Las publicaciones que salen de la oficina llevan el sello del Eterno. Están siendo esparcidas por todo el país, y están decidiendo el destino de muchas almas. Se necesitan grandemente ahora hombres que puedan traducir y preparar nuestras publicaciones en otros idiomas, de manera que el mensaje de advertencia vaya a todas las naciones y las pruebe por medio de la luz de la verdad, y así los hombres y mujeres, al ver la luz, puedan volver de la transgresión a la obediencia de la ley de Dios. NBEW 227.2

Debe aprovecharse toda oportunidad para extender la verdad a otras naciones. Esto requerirá considerable gasto, pero el gasto de ninguna manera debe impedir la realización de esta tarea. Los medios son de valor únicamente al ser empleados para hacer progresar los intereses del reino de Dios. El Señor ha prestado medios a los hombres para este mismo propósito, para usarlos en enviar la verdad a sus semejantes. NBEW 227.3

Ahora es el tiempo de usar los medios para Dios. Este es el tiempo de ser ricos en buenas obras, colocando para nosotros un buen fundamento para el tiempo venidero, de manera que podamos echar mano de la vida eterna. Un alma salvada en el reino de Dios es de más valor que todas las riquezas terrenales. Somos responsables ante Dios por las almas de aquellos con quienes nos relacionamos, y cuanto más estrechas nuestras relaciones con nuestros semejantes, mayor es nuestra responsabilidad. Somos una gran hermandad, y el bienestar de nuestros semejantes debe ser nuestro gran interés. No tenemos un momento que perder. Si hemos sido descuidados en esta materia, es harto tiempo de que ahora con todo fervor redimamos el tiempo, no sea que la sangre de las almas se encuentre sobre nuestros vestidos. Como hijos de Dios, ninguno de nosotros está eximido de tomar parte en la gran obra de Cristo para la salvación de nuestros semejantes. NBEW 228.1

Será una tarea difícil la de vencer el prejuicio y convencer a los no creyentes de que nuestros esfuerzos por ayudarlos son desinteresados. Pero esto no debe impedir nuestra labor. No hay precepto en la Palabra de Dios que nos ordene hacer bien solamente a aquellos que aprecian nuestros esfuerzos y responden a ellos, o que nos pida que beneficiemos solamente a los que nos agradezcan por ello. Dios nos ha enviado a trabajar en su viña. Nuestra tarea es hacer todo lo que podemos. “Por la mañana siembra tu semilla, y a la tarde no dejes reposar tu mano; porque no sabes cuál es lo mejor, si esto o aquello, o si lo uno y lo otro es igualmente bueno”. Eclesiastés 11:6. NBEW 228.2

Tenemos demasiado poca fe. Limitamos al Santo de Israel. Debemos estar agradecidos de que Dios condescienda en usar a algunos de nosotros como sus instrumentos. Cada oración ferviente elevada con fe por algo recibirá respuesta. Ella puede no llegar como lo habíamos esperado; pero vendrá, tal vez no como lo habíamos planeado, pero al tiempo preciso cuando más la necesitemos. Pero ¡oh, cuán pecaminosa es nuestra incredulidad! “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho”. Juan 15:7. NBEW 228.3