Mensajes Selectos Tomo 3

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Capítulo 45—Un consejo equilibrado en cuanto a las imágenes y la idolatría1

Es un asunto difícil para los hombres y las mujeres trazar la línea [divisoria] en materia de hechura de imágenes. Algunos han lanzado un ataque contra las figuras, los daguerrotipos [imágenes o fotografías trasladadas a una placa metálica] y cuadros de todas clases. “Todo debe ser quemado”—dicen ellos—; e insisten en que la reproducción de cualquier figura está prohibida por el segundo mandamiento; afirman que esas cosas son ídolos. 3MS 377.1

Un ídolo es algo que los seres humanos aman y confían en él, en lugar de amar y confiar en Dios su Hacedor. Cualquier cosa que los hombres deseen y en la cual confíen, porque consideran que tiene poder para ayudarlos y hacerles bien, los aparta de Dios, y para ellos es un ídolo. Cualquier cosa que divida los afectos, o quite del alma el amor supremo hacia Dios, o se interponga para impedir una ilimitada confianza y una total dependencia de Dios, asume el carácter y toma la forma de un ídolo en el templo del alma. 3MS 377.2

El primer gran mandamiento es: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente”. Mateo 22:37. Aquí no se permite ninguna separación de los afectos de Dios. En 1 Juan 2:15-17 leemos: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo se pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”. Ahora bien, si las figuras que se fabrican hacen separar los afectos de Dios y son adorados en lugar de Dios, son ídolos. Los que afirman que son seguidores de Jesús, ¿han exaltado estas cosas por encima de Dios y les han dado sus afectos? ¿El amor por los tesoros ha llenado el lugar que Jesús debe ocupar en sus corazones? 3MS 378.1

Los que han quemado todos los cuadros de sus amigos y toda clase de figuras, ¿han alcanzado por este acto un grado más elevado de consagración, y parecen estar más ennoblecidos, más elevados, más inclinados al cielo en sus palabras, en su conducta y en su alma? ¿Es su experiencia más rica que antes? ¿Oran más y creen más con una fe más desarrollada después de haber hecho este sacrificio consumidor? ¿Han subido ellos al monte [con Dios]? ¿Se ha encendido el fuego santo en sus corazones, dándoles un nuevo celo y una mayor devoción que antes hacia Dios y su obra? ¿Un carbón encendido en el altar del sacrificio ha tocado sus corazones y sus labios? Por sus frutos se podrá ver cuál es el carácter de la obra.—Manuscrito 50, 1886. 3MS 378.2