Mensajes Selectos Tomo 2

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Cuando se pidió su consejo, recomendó remedios sencillos

Hay muchas hierbas sencillas que nuestras enfermeras podrían utilizar en lugar de las drogas, si comprendieran cuál es su valor, y encontrarían que son muy eficaces. Muchas veces me han pedido consejo acerca de qué debería hacerse en caso de enfermedad o de accidente, y he mencionado algunos de estos remedios sencillos, y han resultado útiles. 2MS 338.2

En cierta ocasión un médico vino a verme muy afligido. Lo habían llamado para atender a una mujer joven que estaba gravemente enferma. Le había venido fiebre mientras estaba en el congreso campestre, de modo que fue llevada a un edificio de nuestro colegio cerca de Melbourne, Australia. Pero su condición empeoró tanto que se temió que no pudiera vivir. El médico, Dr. Merritt Kellogg, vino a verme y me dijo: “Hna. White, ¿tiene alguna instrucción para mí en este caso? Si no podemos socorrer a nuestra hermana, vivirá tan sólo pocas horas”. Repliqué: “Envíe a buscar carbón pulverizado a una herrería, prepare una cataplasma con él y aplíquela al estómago y a los costados”. El médico se apresuró a seguir mis instrucciones. Pronto volvió y me dijo: “La enferma experimentó alivio en menos de media hora después de la aplicación de las cataplasmas. Ahora duerme por primera vez en forma natural desde hace días”. 2MS 338.3

He ordenado que se aplique el mismo tratamiento a otros enfermos que experimentaban dolor, y ha proporcionado alivio y ha sido el medio de salvar vidas. Mi madre me había dicho que las mordeduras de serpientes y de otros reptiles, y las picaduras de insectos, a menudo podían neutralizarse mediante el uso de cataplasmas de carbón. Cuando trabajaba en Avondale, Australia, los obreros con frecuencia se herían las manos y las piernas, y esto en muchos casos producía graves inflamaciones a raíz de las cuales los obreros debían abandonar el trabajo por un tiempo. Cierto día, uno vino a verme en esta condición, con la mano en cabestrillo. Estaba muy preocupado porque necesitaban su ayuda para limpiar el terreno. Le dije: “Vaya al lugar donde han estado quemando los troncos y consígame un poco de carbón de eucalipto, pulverícelo, y yo curaré su mano”. Lo hicimos así, y a la mañana siguiente informó que el dolor había desaparecido. Pronto estaba en condición de regresar a su trabajo. 2MS 339.1

Escribo estas cosas para que Ud. sepa que el Señor no nos ha dejado sin instrucciones acerca del uso de remedios sencillos, los cuales, cuando se los utiliza, no dejarán el organismo en la condición debilitada en que con tanta frecuencia lo deja el empleo de drogas. Necesitamos enfermeras bien preparadas que puedan comprender cómo utilizar los remedios sencillos que proporciona la naturaleza para la restauración de la salud, y que puedan enseñar a quienes desconocen las leyes de la salud cómo emplear esos medios curativos sencillos pero eficaces. 2MS 339.2

Aquel que creó a los seres humanos se interesa en los que sufren. Ha dado las directivas para el establecimiento de nuestros sanatorios y para la edificación de colegios cerca de ellos, a fin de que lleguen a ser medios eficaces para la preparación de hombres y mujeres para la obra de ministrar a la humanidad doliente. No es necesario utilizar drogas en el tratamiento de los enfermos. No debe recomendarse el uso del alcohol o el tabaco bajo ninguna forma, no sea que alguien adquiera el gusto por estas cosas perjudiciales. Carta 90, 1908[A J. A. Burden y a otras personas que desempeñaban cargos en Loma Linda]. 2MS 340.1