Mensajes Selectos Tomo 2

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Desfigurando la santidad de la obra

Se me ha encargado que mantenga siempre delante de nuestro pueblo—ministros del Evangelio y todos los que pretenden estar proclamando la luz de la verdad al mundo—el peligro de desfigurar la santidad de la obra de Dios permitiendo que la mente acepte una interpretación vulgar del modo como Dios desea que se realice su obra. Se me ha dado instrucción especial concerniente a la introducción de planes e invenciones humanos en la obra de proclamar al mundo la verdad para este tiempo. 2MS 31.2

Una vez tras otra se me ha pedido en años pasados que proteste contra los esquemas fantasiosos e ilícitos presentados por diversas personas. Mi mensaje ha sido siempre: Predicad la Palabra con sencillez y humildad; presentad a la gente la verdad nítida y sin adulterar. No déis acceso a movimientos fanáticos, porque debido a su influencia se producirá confusión de las ideas, desánimo y falta de fe entre el pueblo de Dios... 2MS 32.1

Cuandoquiera que se me ha llamado a enfrentar el fanatismo en sus diversas formas, he recibido instrucción clara, positiva y definida en el sentido de alzar la voz contra su influencia. En el caso de algunas personas, este mal se ha manifestado en la forma de pruebas de factura humana destinadas a obtener conocimiento acerca de la voluntad de Dios; se me mostró que esto constituía un engaño que se había convertido en una infatuación, y que es contrario a la voluntad del Señor. Si seguimos tales métodos estaremos colaborando con los planes del enemigo. En tiempos pasados algunos creyentes tenían gran fe en el acto de establecer señales mediante las cuales decidir cuál era su deber. Algunos tenían tanta confianza en esas señales que llegaron al punto de intercambiar esposas, introduciendo de este modo el adulterio en la iglesia. 2MS 32.2

Se me ha mostrado que se repetirían los engaños que tuvimos que enfrentar en las primeras experiencias del mensaje, y que tendremos que volver a encontrarlos en los días finales de la obra. En tales circunstancias, se requiere que coloquemos todas nuestras facultades bajo el control de Dios, ejerciéndolas de acuerdo con la luz que él nos ha proporcionado. Leed los capítulos cuatro y cinco de Mateo. Estudiad (Mateo 4:8-10); también el capítulo 5:13. Meditad acerca de la obra sagrada que Jesús llevó a cabo. Así es como debemos introducir en nuestro trabajo los principios de la Palabra de Dios.—Carta 36, 1911. 2MS 32.3