Mensajes Selectos Tomo 2

113/227

23—Consejo a uno que planeaba dejar la obra de Dios por razones de índole financiera

[El 3 de noviembre de 1892, el gerente de una casa editora le escribió a la Sra. E. G. de White para informarle que había decidido salir de la institución para emplearse fuera de la obra denominacional, a causa de problemas financieros personales. No había logrado vivir dentro de sus entradas, y se había endeudado con la institución en un total de 1.244 dólares durante un período de ocho años. Y al mismo tiempo tenía una deuda con el sanatorio. Ambas instituciones le estaban pidiendo bondadosamente que pagase esas deudas. El pensaba que bajo esas circunstancias encontraría justificación para salir de la obra denominacional para buscar empleo afuera donde pudiera ganar un sueldo más elevado, con la esperanza de pagar sus deudas y con la perspectiva de no regresar nunca más para trabajar en la causa de Dios. La siguiente carta constituye la respuesta de la Sra. White.—Los compiladores.] 2MS 240.1

Hermano mío, en su carta Ud. habla de salir de la administración de la Review. Siento que Ud. esté dispuesto a alejarse de la obra de Dios por las razones que aduce. Estas revelan que Ud. debe obtener una experiencia mucho más profunda que la que ahora posee. Su fe es muy débil. Otras familias más numerosas que la suya se mantienen sin una palabra de queja con la mitad del sueldo que Ud. recibe. Nosotros hemos estado en ese terreno, y por eso sé de qué estoy hablando. Es evidente que, sea que permanezca en la administración de la Review o se aleje de ella, Ud. tiene lecciones que aprender y que serán del mayor interés para Ud. No me siento en libertad de instarlo a quedarse, porque a menos que Ud. beba profundamente de la Fuente de aguas vivas, su servicio no será aceptable para Dios. 2MS 240.2

No sé quién ocupará el cargo que quedará vacante si Ud. se va, pero si se lleva a cabo la obra que el Señor se propone y desea que se haga en favor de su iglesia en Battle Creek, estoy segura de que él les ayudará a superar cualquier crisis. El no desea un servicio forzado. A menos que las palabras del Señor sean admitidas en el alma y sometan todo el ser a Cristo, el agente humano, cuando sea tentado, elegirá seguir su propia inclinación antes que los caminos del Señor. Yo había esperado que inundara su alma la verdad que había estado brillando intensamente desde la reunión de Mineápolis. Pero a juzgar por las cartas que Ud. ha escrito, sé que Ud. no está andando en la luz... 2MS 241.1

Cualquiera sea el cargo que una persona tiene en relación con la casa editora, no debe recibir un sueldo exorbitante porque Dios no obra de esta manera. A Ud. le faltó el colirio espiritual y necesitó el ungüento espiritual, a fin de ver que la obra de Dios estaba fundada en el sacrificio, y que únicamente por el sacrificio puede llevarse a cabo... 2MS 241.2

Se han relacionado con la casa editora personas que no saben y que no quieren saber por experiencia lo que costó a sus predecesores establecer la obra. Cuando estos obreros aceptaron una parte en ella, no entraron en sociedad con Dios. No reconocieron los principios y las condiciones que deben gobernar al instrumento humano en colaboración con la Divinidad. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Ninguna persona que no participe de su amor abnegado está preparada para trabajar por Dios. Muchos cometen errores y se aferran a su carga de egoísmo como si fuera un tesoro precioso, y siguen diligentemente sus propios designios. Cuando llamen a la puerta del cielo diciendo: “Señor, Señor, ábrenos”, muchos oirán estas palabras: “Aquí no entra nadie fuera de los que puedan recibir esta bendición celestial: ‘Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor’. Pero vosotros os habéis servido fielmente a vosotros mismos, y habéis trabajado para vuestros intereses egoístas, siendo buenos con vosotros mismos. No os habéis hecho un tesoro en el cielo”. 2MS 241.3

No estamos en una posición segura si por un solo momento somos indiferentes y descuidados acerca de la salvación de nuestras almas. Muchos tendrán que levantarse y modificar su conducta si desean ser salvos. Nos han sobrecogido los peligros de los últimos días. Sólo nuestra relación con la influencia divina mediante una fe poderosa, vivaz y activa, puede convertirnos en obreros juntamente con Dios. Los que descarten la parte de la religión que exige abnegación y espíritu de sacrificio, nunca participarán con Cristo en su gloria. Debe haber un estudio con oración y un esfuerzo decidido de parte de todos los que han de ganar la corona de la vida. 2MS 242.1

Que nadie piense que puede reclamar para sí mérito alguno debido a las ventajas proporcionadas por su nacimiento, su posición o su educación. ¿Cómo obtuvieron esas ventajas? Únicamente mediante Cristo. Dios pide que todos los que deseen tener vida eterna imiten al Modelo. La verdad y la justicia constituyen los principios más importantes del Evangelio, y los únicos que Cristo reconocerá en cualquier instrumento humano. Debe haber una sincera entrega de nuestra voluntad a Dios; debemos renunciar a todos nuestros méritos supuestos y contemplar la cruz del Calvario. Esta entrega a Dios implica esfuerzo de parte del instrumento humano para colaborar con los medios divinos; el vástago debe estar unido a la vid... 2MS 242.2

Entre los creyentes hay muchísimos que apenas tienen alimento suficiente para comer, y sin embargo en su gran pobreza llevan sus diezmos y las ofrendas a la tesorería del Señor. Muchas personas que saben en qué consiste sostener la causa de Dios en circunstancias adversas y difíciles han invertido sus recursos en la casa editora. Han soportado voluntariamente penurias y privaciones, y han orado por el éxito de la causa. Sus donativos y sus sacrificios manifiestan la ferviente gratitud y la alabanza de su parte a Aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable. Ningún incienso más fragante puede ascender al cielo. Sus oraciones y sus donativos permanecen delante de Dios como un monumento. 2MS 242.3

Pero la obra de Dios es una en toda su amplia extensión, y en todas sus ramas deberían dominar los mismos principios, y debería manifestarse el mismo espíritu. Debería llevar el sello de la obra misionera. Cada departamento de la causa se relaciona con todas las partes del campo evangélico, y el espíritu que controla un departamento se sentirá en todo el campo. Si una parte de los obreros recibe sueldos muy elevados, habrá otros, en diferentes secciones de la obra, que también pedirán una remuneración más elevada, y así se extinguirá el espíritu de abnegación en el gran corazón de la obra. Otras instituciones manifestarán ese mismo espíritu, y el favor del Señor les será quitado, porque él no puede aprobar el egoísmo. De este modo nuestra obra agresiva se detendrá. Es posible hacerla avanzar únicamente mediante un sacrificio continuo. De todas partes del mundo llegan pedidos de hombres y recursos para llevar a cabo la obra. ¿Nos veremos obligados a decir: ‘Debéis esperar porque no tenemos dinero en la tesorería’? 2MS 243.1

El Hno. X conoce la historia pasada de la obra en la casa editora; conoce los testimonios que Dios le ha enviado a él y a otros acerca de la abnegación y el sacrificio. El no ignora que hay muchos campos que han abierto sus puertas donde debe levantarse el estandarte de la verdad, y donde se necesitan recursos para establecer la obra. Si tuviera el Espíritu de Cristo manifestaría el sentir de Cristo. 2MS 243.2

Desertores del ejército del señor

El Hno. X, al separarse de la obra de Dios que realizaba en la oficina, ha hecho justamente lo que yo temía que hiciera. Si se hubiese negado la satisfacción de sí mismo, y si hubiese permanecido en su puesto en obediencia a la voluntad de Dios y porque ésta es la obra de Dios, habiendo puesto todo su corazón en la obra y habiendo llevado sus responsabilidades y sus cargas tal como las han llevado otros antes que él, aunque no hubiera ganado financieramente lo mismo que si hubiese estado establecido por su cuenta; si hubiera hecho esto, habría demostrado que no era un mero asalariado. ¿Pero cuánto sería su interés en la oficina si fue capaz de retirarse cuando le plugo, cuando resultó en su interés hacerlo así? ¿Deberían obrar de este modo los soldados de las filas de Cristo? Si los soldados del ejército de la nación hiciesen esto, serían tratados como desertores, y ¿cómo considera el universo celestial a tales soldados del ejército de Cristo? Nadie que entre en la obra de Dios y que aprecie debidamente lo sagrada que ésta es, podría apartarse de ella para asegurarse ventajas mundanales, cualesquiera que éstas sean. 2MS 243.3

Hno. I, Dios ha sido sumamente misericordioso con Ud. y con el Hno. X. El os ha prolongado la vida que tanto estimáis. Os ha concedido días, meses y años y os ha proporcionado oportunidades para que desarrolléis el carácter. Dios os ha puesto en relación con su obra para que os compenetraseis con el espíritu de Cristo. Cada día y cada hora os llega como un privilegio comprado con sangre, no sólo para que trabajaseis por vuestra propia salvación, sino para que también fueseis instrumentos en la tarea de llevar a las almas a Cristo, de edificar su reino y de manifestar la gloria de Dios. Dios pide que haya una devoción de todo corazón a su obra. Los que de veras son obreros juntamente con Dios llevarán el peso de la obra, y como el ministro enviado por él, dirán: “¡Ay de mí si no llego a ser fiel y sincero en el cargo que se me ha confiado!” 2MS 244.1

Hermano mío, si su interés en la obra es tan poco sincero, como lo revela el hecho de que Ud. pueda abandonarla tan fácilmente, no tengo nada que decirle, no tengo ningún ruego que hacerle para que permanezca en la oficina, o para que el Hno. X regrese a ella. Habéis revelado ambos que no sois hombres en quienes se puede confiar. Y el ejemplo que se daría al ofreceros un aliciente adicional para que permanecierais en ella no agradaría a Dios. 2MS 244.2

Ni por un momento ofrecería a Ud. o a ningún otro hombre un soborno en pesos y centavos para mantenerlo relacionado con la obra, cualquiera sea el inconveniente que ésta pueda experimentar durante un tiempo a causa de su salida. Cristo está en el timón. Si su Espíritu no lo dispone a Ud. a hacerlo todo y a hacerlo todo por amor a la verdad, entonces Ud. podrá aprender esa lección únicamente pasando por pruebas. Dios probará la fe de cada alma. Cristo nos ha comprado a costa de un sacrificio infinito. Aunque él era rico, se empobreció por amor a nosotros, para que nosotros mediante su pobreza poseyésemos las riquezas eternas. Todo lo que poseemos—nuestra habilidad y nuestro intelecto—es únicamente lo que el Señor nos ha confiado a fin de que lo utilicemos para él. Tenemos el privilegio de participar con Cristo en su sacrificio si es que así lo queremos. 2MS 245.1

Los hombres experimentados y piadosos que iniciaron esta obra, que se negaron a sí mismos y no vacilaron en sacrificarlo todo por su éxito, ahora duermen en la tumba. Fueron los instrumentos destinados por Dios para comunicar a la iglesia los principios de la vida espiritual. Tuvieron una experiencia del valor más elevado. No podían ser comprados ni vendidos. Su pureza, su devoción, su abnegación y su unión vital con Dios, constituyeron una bendición para la edificación de la obra. Nuestras instituciones se caracterizaron por el espíritu de abnegación. 2MS 245.2

Pero la obra se ha deteriorado en algunos sentidos. A la par que ha crecido en extensión y en recursos, ha disminuido en piedad. En los días cuando luchábamos con la pobreza, los que veían la forma maravillosa como Dios obraba para la edificación de su causa, sentían que no podía concedérseles un honor mayor que el de estar unidos con los intereses de la obra mediante vínculos sagrados que los relacionaban con Dios. ¿Habrían depuesto ellos la carga para hacer tratativas con el Señor en términos de dinero? No, no. Aunque todas las personas serviles hubieran abandonado su puesto del deber, ellos nunca habrían desertado de la obra. Habrían dicho: “Si el Señor me colocó aquí, es porque desea que yo sea un mayordomo fiel y que aprenda de él cada día a llevar a cabo la obra en forma aceptable. Permaneceré en mi puesto hasta que Dios me descargue de mi obligación. Sabré lo que significa ser un cristiano práctico y sincero. Espero recibir pronto mi recompensa”. 2MS 245.3

Los creyentes que en los comienzos de la causa se sacrificaron para la edificación de la obra estaban imbuidos por el mismo espíritu. Creían que Dios exigía de todos los que se relacionaban con su causa una consagración sin reservas del alma, el cuerpo y el espíritu, de toda su utilidad y su capacidad, para llevar la obra al éxito. Ellos recibieron testimonios mediante los que Dios reclamaba para sí todas sus energías, las que debían colaborar con los instrumentos divinos, y todas sus habilidades acrecentadas obtenidas mediante el ejercicio de cada una de sus facultades. 2MS 246.1