Mensajes Selectos Tomo 2

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Efectos debilitantes del egoismo y la codicia

Los que son capaces de cortar su vinculación con la obra del Señor debido a un atractivo mundanal pueden pensar que tienen cierto grado de interés en la causa de Dios; pero el egoísmo y la codicia que se esconden en el corazón humano son pasiones muy poderosas, y por lo tanto el resultado del conflicto no es solamente una conjetura. A menos que el alma viva cada día de la carne y la sangre de Cristo, el elemento piadoso será vencido por el satánico. El egoísmo y la codicia ganarán la victoria. Un espíritu confiado en sí mismo e independiente nunca entrará en el reino de Dios. Solamente los que participen con Cristo en su abnegación y sacrificio compartirán con él su gloria. 2MS 246.2

Los que comprenden, aun en un grado reducido, lo que la redención significa para ellos y para sus semejantes, andarán por fe y entenderán en cierta medida las enormes necesidades de la humanidad. Se compadecen al contemplar la tremenda miseria que reina en nuestro mundo: multitudes que sufren por falta de alimento y de ropa, y la pobreza moral de miles y miles de personas que sirven bajo la sombra de una condenación terrible, en comparación con la cual los sufrimientos físicos se desvanecen hasta convertirse en algo insignificante. La religión de Jesucristo ha obtenido victorias admirables sobre el egoísmo humano. La abnegación y el sacrificio personal de Cristo siempre permanecen delante de los que son obreros juntamente con él, y la voluntad del hombre se sumerge en la voluntad de Dios... 2MS 247.1

Dios desea que todos los que son obreros juntamente con él tengan una experiencia fecunda en su amor y en su poder para salvar. Nunca deberíamos decir: “No tengo ninguna experiencia”, porque el mismo Dios que le dio a Pablo una experiencia se revelará a cada alma que lo busque fervorosamente. ¿Qué le dijo Dios a Abrahán? “Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio”. Génesis 18:19. Abrahán cultivaba la religión del hogar, y el temor de Jehová lo impulsaba a tener una vida íntegra. Aquel que bendice la morada de los justos dice: “Yo sé que mandará”. No se traiciona la esperanza sagrada ni se vacila frente al bien y al mal. El Santo ha dado instrucciones para la dirección de todos: la norma de carácter de la que nadie puede apartarse sin ser considerado culpable. Hay que estudiar la voluntad de Dios con diligencia y concienzudamente, y debe dársele un lugar preponderante en todas las actividades de la vida. Los principios que cada instrumento humano debe obedecer fluyen del corazón de amor infinito. 2MS 247.2

Ese mismo Vigilante santo que dice: “Yo conozco a Abrahán”, también conocía a Cornelio, y envió a su ángel con un mensaje para el hombre que había recibido y utilizado toda la luz que Dios le había enviado. El ángel le dijo: “Tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios. Envía, pues, ahora hombres a Jope, y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro”. A continuación se le dio una orden específica: “Este posa en casa de cierto Simón curtidor, que tiene su casa junto al mar; él te dirá lo que es necesario que hagas”. Hechos 10:4-6. Así fue como el ángel del Señor obró para poner a Cornelio en contacto con el instrumento humano mediante el que recibiría mayor luz. Estudiad cuidadosamente todo el capítulo y ved la sencillez que caracteriza todo este asunto. Luego considerad que el Señor nos conoce a cada uno por nuestro nombre, sabe dónde vivimos, está enterado del espíritu que poseemos y toma nota de cada acto de nuestra vida. Los ángeles ministradores pasan por las iglesias y anotan la fidelidad con que desempeñamos nuestros deberes personales. 2MS 248.1

Toman nota además de los deberes que descuidamos. Pensad en el caso de Ananías y Safira. Al fingir que habían consagrado a Dios todos sus bienes, mintieron al Espíritu Santo, y como resultado de su engaño perdieron no solamente la vida actual sino la vida venidera. Es nefasto para cualquier persona que se ocupa de las cosas sagradas, introducir en el servicio sus rasgos peculiares de carácter, y fastidiar a Dios con sus pecados. Dios desea que en su posición de confianza ejemplifiquen los pensamientos de Cristo, pero los rasgos objetables de carácter están entretejidos con toda su obra, y la causa sagrada de Dios es manchada por su egoísmo. El Señor sabe si los que llevan la carga de la responsabilidad son mayordomos fieles, si mantienen una estricta integridad en cada transacción y si colocan este distintivo en cada fase de su obra... 2MS 248.2

Su corazón está triste y afligido, pero no siga engañándose durante más tiempo, ni espere que los hombres y las mujeres estimarán la luz que Dios les ha dado de su propia santidad, hasta que abran sus corazones a Jesús. El le dice: “Apóyate en mí y confía en mí, porque nunca te fallaré; seré para ti una ayuda instantánea en todo momento de necesidad”. 2MS 248.3

Se me ha mostrado que todos los que ahora ocupan cargos importantes en la oficina de la Review serán probados. Si convierten a Cristo en su modelo, él les concederá sabiduría, conocimiento y comprensión; crecerán en gracia y en actitudes según el modo de Cristo; sus caracteres serán modelados a su semejanza. Si fallan en seguir la modalidad del Señor, otro espíritu controlará la mente y el juicio, y como resultado idearán planes sin el Señor, seguirán su propia conducta y abandonarán los cargos que han ocupado. La luz les ha sido dada; si se apartan de ella y siguen su propia conducta, que nadie les ofrezca un soborno para inducirlos a quedarse. Constituirán un estorbo y una trampa. Ha llegado el tiempo cuando será sacudido todo lo que pueda sacudirse, para que permanezcan las cosas que son inconmovibles.—Carta 20a, 1893. 2MS 249.1