La Historia de la Redención

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En la tierra de los Filisteos

El Señor permitió que su arca fuera tomada por sus enemigos, para mostrar a Israel cuán vano era confiar en ella, símbolo de su presencia, mientras se hallaban transgrediendo los mandamientos que contenía. El Altísimo quiso humillarlos al retirar de en medio de ellos el arca sagrada, de la cual se vanagloriaban diciendo que era la fuente de su fortaleza y confianza. HR 192.1

Los filisteos se sentían triunfadores porque tenían, según creían, al famoso dios de los israelitas, que había llevado a cabo tan grandes maravillas para ellos y que los había convertido en el terror de sus enemigos. Llevaron el arca de Dios a Asdod, y la ubicaron en un espléndido templo, erigido en honor del más popular de sus dioses, es a saber, Dagón, y la pusieron junto a su ídolo. A la mañana siguiente los sacerdotes de esos dioses entraron al templo, y se aterrorizaron al descubrir que Dagón había caído en tierra sobre su rostro delante del arca del Señor. Lo levantaron y lo pusieron en su lugar primitivo. Creyeron que podría haber caído accidentalmente. Pero al otro día lo encontraron caído como la vez anterior, sobre su rostro, en el suelo, y la cabeza del ídolo y sus dos manos estaban separadas del cuerpo. HR 192.2

Los ángeles de Dios, que siempre acompañaban al arca, arrojaron en tierra ese ídolo inerte, y después lo mutilaron, para poner de manifiesto que Dios, el Dios viviente, está por encima de todos los dioses, y que en su presencia toda deidad pagana no es nada. Los paganos reverenciaban mucho a su dios, Dagón; y cuando lo encontraron mutilado sin remedio, caído sobre su rostro delante del arca de Dios, se sintieron tristes y lo consideraron un mal presagio para los filisteos. Se lo interpretó como que los filisteos y todos sus dioses se verían sometidos a los hebreos y destruidos por estos, y que el Dios de los israelitas sería más grande y poderoso que todos los dioses. Sacaron el arca del Señor del templo de su ídolo, y la dejaron en otro lugar. HR 192.3

Los filisteos conservaron el arca de Dios durante siete meses. Habían vencido a los israelitas y habían tomado el arca de Dios, que suponían era la fuente de su poder, y creyeron que siempre estarían a salvo y no tendrían más temor de los ejércitos de Israel. Pero en medio de su regocijo a consecuencia de su éxito, se escuchó un lamento por toda la tierra, que se adjudicó al arca del Señor. La llevaron aterrorizados de lugar en lugar, y por donde iba la destrucción la seguía, hasta que se sintieron tan perplejos que no sabían qué hacer con ella. Los ángeles que la acompañaban la protegieron de todo daño. Los filisteos no se atrevían a abrirla, porque como Dagón había tenido que enfrentar semejante destino, temían tocarla o acercarse a ella. Llamaron a los sacerdotes y a los adivinos y les preguntaron qué podían hacer con el arca de Dios. Estos aconsejaron que se la enviara al pueblo al cual pertenecía, con una costosa ofrenda por el pecado, para que si el Señor quería aceptarla los sanara. También tuvieron que comprender que la mano del Altísimo estaba sobre ellos porque habían tomado su arca, que pertenecía solamente a Israel. HR 193.1