La Historia de la Redención

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Capítulo 14—Los hijos de Israel

Este capítulo está basado en Génesis 37; 39; 41-48; Éxodo 11:1-4.

Jóse escuchaba las instrucciones de su padre y temía al Señor. Era más obediente a sus justas enseñanzas que cualquiera de sus hermanos. Atesoraba sus instrucciones y amaba y obedecía a Dios con integridad de corazón. Se sentía apenado por la conducta errónea de alguno de ellos, y con mansedumbre les aconsejaba que se portaran bien y abandonaran sus malas acciones. Esto sólo los exasperaba. José aborrecía el pecado de tal manera que no podía soportar que sus hermanos pecaran contra Dios. Informó del asunto a su padre con la esperanza de que su autoridad contribuyera a reformarlos. Esta presentación de sus errores enfureció a sus hermanos. Se daban cuenta de que su padre amaba mucho a José y le tenían envidia. Esta se convirtió en odio y finalmente en crimen. HR 102.1

El ángel de Dios se comunicó con José mientras dormía, y él con toda inocencia transmitió el mensaje a sus hermanos: “He aquí que atábamos manojos en medio del campo, y he aquí que mi manojo se levantaba y estaba derecho, y que vuestros manojos estaban alrededor y se inclinaban al mío. Respondieron sus hermanos: ¿Reinarás tú sobre nosotros, o señorearás sobre nosotros? Y le aborrecieron aún más a causa de sus sueños y sus palabras. HR 102.2

“Soñó aun otro sueño, y lo contó a sus hermanos diciendo: He aquí que he soñado otro sueño, y he aquí que el sol y la luna y once estrellas se inclinaban a mí. Y lo contó a su padre y a sus hermanos; y su padre le reprendió, y le dijo: ¿Qué sueño es éste que soñaste? ¿Acaso vendremos yo y tu madre y tus hermanos a postrarnos en tierra ante ti? Y sus hermanos le tenían envidia, mas su padre meditaba en esto”. HR 102.3