La Historia de la Redención

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El mensaje del ángel

Isaac creyó en Dios. Se le había enseñado a obedecer sin titubeos a su progenitor, y amaba y reverenciaba al Dios de su padre. Podría haberse resistido si hubiera querido. Pero después de abrazar afectuosamente al anciano, se sometió, y permitió que éste lo atara sobre la leña. Y cuando la mano del padre se levantó para quitar la vida de su hijo, un ángel de Dios, que había estado observando toda la fidelidad de Abrahán en su camino al monte Moria, lo llamó desde el cielo y le dijo: “Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único. HR 84.3

“Entonces alzó Abraham sus ojos y miró, y he aquí a sus espaldas un carnero trabado en un zarzal por sus cuernos y fue Abraham y tomó el carnero y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo”. HR 85.1

El patriarca había soportado plenamente y con nobleza la prueba a que fue sometido, y gracias a su fidelidad redimió su falta de perfecta confianza en Dios que lo indujo a tomar a Agar por esposa. Después de esta manifestación de fe y confianza por parte de Abrahán, Dios le renovó su promesa: “Y llamó el ángel de Jehová a Abraham segunda vez desde el cielo, y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto haz hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo, de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos. En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz”. HR 85.2