La Historia de la Redención

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La edad media

La ascensión de la Iglesia Católica al poder señaló el principio de la Edad Media. A medida que su poder aumentaba, las tinieblas se hacían más intensas. La fe se trasladó de Cristo, su verdadero fundamento, al papa de Roma. En lugar de confiar en el Hijo de Dios para obtener el perdón de los pecados y la salvación eterna, la gente recurría al papa, y los sacerdotes y los prelados en quienes éste delegaba su autoridad. Se les enseñó que el papa era su mediador, y que sólo podían acercarse a Dios a través de él, y más aún, que estaba en lugar de Dios para ellos, y por lo tanto debía ser obedecido sin vacilar. Cualquier desviación de sus requerimientos era causa suficiente para que se lanzaran los más severos castigos sobre los cuerpos y las almas de los ofensores. De ese modo la atención de la gente se desvió de Dios para dirigirse a hombres falibles y sujetos a error; todavía más, al mismo príncipe de las tinieblas que ejercía su poder por medio de ellos. El pecado se cubrió con un manto de santidad. Cuando se suprimen las Escrituras y el hombre se considera supremo, todo lo que podemos esperar es fraude, engaño y degradante iniquidad. Con la elevación de las leyes y tradiciones humanas, se manifestó la corrupción que siempre resulta cuando se pone a un lado la ley de Dios. HR 348.1