La Historia de la Redención

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Capítulo 31—La ascensión de Cristo

Todo el cielo estaba esperando la hora de victoria cuando Jesús ascendería a su Padre. Los ángeles acudieron a recibir el Rey de gloria para escoltarlo en triunfo en su camino al cielo. Cuando Jesús bendijo a sus discípulos se separó de ellos y fue arrebatado hacia las alturas. Y cuando ascendía lo siguió la multitud de cautivos que se había levantado en ocasión de su resurrección. Lo aguardaba un enorme grupo de ángeles, mientras en el cielo un innumerable conjunto de seres angelicales aguardaba su llegada. HR 248.1

Al ascender hacia la Santa Ciudad los ángeles que escoltaban a Jesús clamaron: “Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria”. Los ángeles que se encontraban en la ciudad exclamaron con entusiasmo: “¿Quién es este Rey de gloria?” Los ángeles de la escolta respondieron en triunfo: “Jehová el fuerte y valiente, Jehová el poderoso en batalla. Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria”. De nuevo los ángeles que aguardaban preguntaron: “¿Quién es este Rey de gloria?” Y los ángeles de la escolta respondieron melodiosamente: “Jehová de los ejércitos, él es el Rey de la gloria”. Salmos 24:7-10. Y la procesión celestial entró en la ciudad de Dios. HR 248.2

Entonces toda la hueste celestial rodeó a su majestuoso Comandante, y con la más profunda adoración se inclinaron ante él y depusieron sus coronas resplandecientes poniéndolas a sus pies. A continuación pulsaron sus arpas de oro, y en acordes dulces y melodiosos llenaron el cielo con rica música e himnos en honor del Cordero que fue inmolado y que no obstante vive otra vez en majestad y gloria. HR 248.3