La Historia de la Redención

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Los primeros frutos de la redención

Cuando Cristo pendía de la cruz y exclamó: “¡Consumado es!” las rocas se partieron, la tierra tembló y algunas tumbas se abrieron. Al levantarse como triunfador sobre la muerte y el sepulcro, mientras la tierra se sacudía y la gloria del cielo resplandecía en torno del lugar sagrado, muchos de los justos muertos, obedientes a su llamamiento, salieron como testigos de que había resucitado. Esos santos favorecidos y resucitados surgieron glorifidos de la tumba. Eran escogidos y santos de todas las edades, desde la Creación hasta los días de Cristo. De manera que mientras los dirigentes judíos trataban de ocultar el hecho de que Jesús había resucitado, Dios decidió hacer salir a un grupo de personas de sus tumbas para que dieran testimonio de que Jesús había resucitado y para que declararan su gloria. HR 241.2

Estos seres resucitados eran de diferente estatura y forma, algunos de más noble aspecto que otros. Se me informó que los habitantes de la tierra se habían degenerado, y que habían perdido su fortaleza y su gracia. Satanás tiene poder sobre la enfermedad y la muerte, y en todas las edades los efectos de la maldición han sido cada vez más visibles, y el poder de Satanás más plenamente evidente. Los que vivieron en los días de Noé y de Abrahán se parecían a los ángeles por su forma, su apariencia y su fortaleza. Pero cada generación sucesiva ha sido más y más débil, y más sometida a la enfermedad, y su vida ha sido de más corta duración. Satanás ha ido aprendiendo cómo perturbar y debilitar a la especie. HR 242.1

Los que salieron de sus tumbas después de la resurrección de Jesús se aparecieron a muchos diciéndoles que se había completado el sacrificio en favor del hombre, que Jesús, a quien los judíos habían crucificado, había resucitado de entre los muertos, y como prueba de sus palabras declararon: “Nosotros resucitamos con él”. Dieron testimonio en el sentido de que por el poder de Jesús habían sido llamados a salir de la tumba. A pesar de los informes mentirosos que comenzaron a circular, la resurrección de Cristo no pudo ser escondida por Satanás, sus ángeles o los principales sacerdotes. Porque este grupo santo surgido de la tumba diseminó las maravillosas y gozosas noticias. El mismos Jesús se manifestó también a sus apenados y quebrantados discípulos, para disipar sus temores e infundirles gozo y alegría. HR 242.2