La Historia de la Redención

111/232

La negación de Pedro

Pedro siguió a su Señor después de la traición. Tenía ansias de ver qué ocurriría con Jesús. Pero cuando se lo acusó de ser uno de sus discípulos, el temor de perder su propia seguridad lo indujo a declarar que no conocía a ese hombre. Los discípulos se destacaban por la pureza de su lenguaje y Pedro, para convencer a sus acusadores de que no era uno de los discípulos de Cristo, negó la tercera acusación con maldiciones y juramentos. Jesús, que estaba a cierta distancia de Pedro, le lanzó una mirada llena de pesar y reprobación. Entonces el discípulo recordó las palabras que le había dirigido en el aposento alto, como asimismo sus propias categóricas declaraciones: “Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré”. Mateo 26:33. Había negado a su Señor con maldiciones y juramentos; pero la mirada del Maestro suavizó el corazón de Pedro y lo salvó. Lloró amargamente y se arrepintió de su gran pecado, se convirtió, y entonces estuvo preparado para fortalecer a sus hermanos. HR 220.2