Testimonios Selectos Tomo 5

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Capítulo 10—Direcciones a seguir al edificar

Como pueblo elegido de Dios no podemos copiar las costumbres y prácticas del mundo, ni imitar la moda que en él impera. No estamos en tal ignorancia que hayamos de conformarnos a los modelos que nos ofrece el mundo, y contar con la apariencia para que nuestras empresas tengan éxito. El Señor nos ha dicho de dónde proviene nuestra fuerza: “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.” Zacarías 4:6. Cuando lo juzga bueno, el Señor da a quienes guardan su Palabra la potencia para ejercer fuerte influencia para bien. De hecho, ellos dependen de Dios, y a él tendrán que dar cuenta de la manera en que han empleado los talentos que les confió. Deben comprender que son administradores de los bienes del Señor y que es deber suyo glorificar su nombre. 5TS 47.1

Los que hayan puesto todos sus afectos en Dios tendrán éxito. En Cristo, se perderán a sí mismos de vista y los atractivos del mundo no tendrán ningún poder para apartarlos de la obediencia. Comprenderán que el vestir no da fuerza. No es una apariencia imponente la que representa de una manera correcta la obra que debemos realizar como pueblo elegido de Dios. Los que trabajan en relación con nuestra obra sanitaria deben estar adornados de la gracia de Cristo. Ello les permitirá ejercer la mayor influencia que sea dable ejercer para el bien. 5TS 47.2

El Señor quiere seriamente lo que él desea. Sus promesas nos son hechas a condición de que cumplamos fielmente su voluntad. Por esto, cuando se trata de construir sanatorios, él debe tener el primero, el último y el mejor lugar. 5TS 47.3

Los que sirven a Dios deben velar para que su gusto de la ostentación no arrastre a otros a los placeres fáciles y a la vanidad. Dios no desea que siervo alguno suyo entre en empresas costosas e inútiles que han de sumirlo en deudas y lo priven de los recursos que podría traer para ayudar a la obra del Señor. Mientras los que profesan creer la verdad presente anden en las sendas del Señor para obrar según la justicia, podrán contar con que el Señor los hará prosperar. Mas si prefieren errar lejos de la senda estrecha, atraerán la ruina sobre sí mismos y sobre aquellos que los tomen por modelos. 5TS 47.4

Los que funden establecimientos médicos deben dar el buen ejemplo. Aun cuando haya dinero, no deben gastar más de lo absolutamente necesario. La obra del Señor debe dirigirse teniendo en cuenta las necesidades de cada parte de la viña. Somos todos miembros de una misma familia, hijos de un mismo Padre, y los ingresos del Señor deben emplearse del modo que mejor favorezca los intereses de su causa en el mundo entero. El Señor quiere que consideréis todas las partes del campo, y su viña debe ser cultivada en conjunto. 5TS 48.1

No se debe gastar en algunos lugares todo el dinero de la tesorería; debemos, por el contrario, trabajar para fundar la obra en muchos lugares. Deben añadirse constantemente nuevos territorios al reino de Dios. Otras partes de su viña deben recibir la ayuda que dará carácter a la obra. El Señor nos prohibe buscar en su servicio la satisfacción de nuestros deseos egoístas. Nos prohibe hacer planes que priven a nuestro prójimo de las facilidades que le permitirían desempeñar un papel en la difusión de la verdad. Debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. 5TS 48.2

Debemos también recordar que nuestra obra ha de corresponder a nuestra fe. Creemos que el Señor vendrá pronto; ¿no debe manifestarse esta convicción por los edificios que construimos? ¿Vamos a invertir sumas considerables en edificios que pronto quedarán consumidos por la conflagración final? Nuestro dinero representa almas, y debemos emplearlo de manera que dé a conocer la verdad a aquellos que, a causa del pecado, están bajo la condenación divina. Renunciemos, pues, a nuestros planes ambiciosos, y seamos precavidos contra los extremos y la imprevisión, por temor de que, estando vacía la tesorería del Señor, sus obreros no dispongan ya de los recursos necesarios para cumplir la tarea que se les ha confiado. 5TS 48.3

Nuestras anteriores instituciones han gastado sumas de dinero más considerables de lo necesario. Los que estimaron propio obrar así pensaban que ese gasto daría carácter a la obra, mas este argumento no justifica dichos gastos exagerados. 5TS 49.1

Dios desea que el espíritu humilde y manso del Maestro, quien es la Majestad del cielo y el Rey de gloria, se manifieste constantemente en nuestras instituciones. No se ha estudiado debidamente la primera venida de Cristo. El vino para ser nuestro Ejemplo en todo. Su vida fué una vida de estricta abnegación. Si seguimos su ejemplo, no gastaremos jamás dinero sin necesidad. No buscaremos lo que agrada a los ojos. Tratemos más bien de cuidar de que la luz de la verdad resplandezca por medio de nuestras buenas obras. Sea Dios glorificado por el empleo de mejores métodos de sanar a los enfermos y aliviar a los que sufren. Lo que da carácter a nuestra obra, no es el dinero que enterramos en la construcción de nuestros edificios, sino nuestra perseverancia en los principios religiosos, y la semejanza de nuestro carácter al de Cristo. 5TS 49.2

Los errores cometidos en el pasado en la construcción de ciertos edificios, deben ser advertencias saludables para lo por venir. Debemos ver en qué se equivocaron otros, y en vez de imitar sus errores, tratar de hacer mejor que ellos. En todo lo que hacemos para el adelantamiento de la obra, debemos tener en cuenta la necesidad de ahorrar. No debe hacerse ningún gasto inútil. El Señor ha de venir pronto, y nuestros gastos en edificios deben armonizar con nuestra fe. Nuestros fondos deben dedicarse a amueblar habitaciones alegres, y asegurar a los enfermos buenos alimentos, así como un ambiente favorable para la salud. 5TS 49.3

Nuestros planes referentes a la construcción y muebles de nuestras instituciones deben subordinarse a nuestra comunión constante y humilde con Dios. No debe parecer necesario dar a esos establecimientos apariencia de ricos. Porque la apariencia no es un modo de obtener éxito; no es más que un engaño. El deseo de dar apariencias que no convienen siempre a la obra que Dios nos ha asignado, es un tirano sin misericordia, porque exige el gasto de grandes sumas de dinero; es como un cáncer roedor. 5TS 50.1

Los hombres de buen criterio prefieren la comodidad a la elegancia y el lujo. Es un error pensar que al cuidar las apariencias se atraería a muchos pacientes, y por consiguiente las ganancias serían más considerables. Mas aun suponiendo que este proceder aumentase la clientela, no podemos consentir que nuestros sanatorios sean amueblados según las costumbres de lujo de nuestro siglo. La influencia cristiana es demasiado valiosa para quedar así sacrificada. Todo lo que rodea nuestras instituciones, y cuanto esté en ellas, debe armonizar con las enseñanzas de Cristo y la expresión de nuestra fe. Nuestra obra, en todos sus ramos, debe ser una lección de juicio santificado y no de ostentación y despilfarro. 5TS 50.2

No son los edificios vistosos y costosos, ni los muebles de lujo, ni las mesas cargadas de manjares delicados, lo que dará a nuestra obra influencia y éxito; es la fe que obra por el amor y purifica el alma; es la atmósfera de gracia que rodea al creyente; es el Espíritu Santo, obrando en el pensamiento y el corazón, lo que da a nuestra obra el sabor de vida para vida y que permite a Dios bendecirla. 5TS 50.3

Dios quiere hoy comunicarse con su pueblo y darle la sabiduría necesaria para hacer su voluntad, así como se comunicaba antaño con su pueblo, y le dió la sabiduría necesaria para construir su santuario. Por la construcción de este edificio, él había dado una representación de su potencia y majestad; y su nombre debe igualmente quedar honrado hoy por los edificios que se construyen para él. La fidelidad, la solidez y la conveniencia deben notarse en cada detalle. 5TS 50.4

Los que están encargados de la construcción de un sanatorio deben representar la verdad trabajando con el espíritu y el amor de Dios. Así como Noé amonestó al mundo al construir el arca, por el trabajo que se haga en la construcción de las instituciones del Señor, se predicarán sermones, y el corazón de algunos se convencerá y convertirá. Sientan, pues, nuestros obreros la necesidad constante de la ayuda de Cristo, para que nuestras instituciones no sean establecidas en vano. Mientras la obra de construcción progrese, acuérdense de que, así como en los días de Noé y Moisés Dios había determinado todos los detalles del arca y del santuario, así también en la construcción de las instituciones modernas, él vigila personalmente el trabajo que se realiza. Acuérdense de que el gran Arquitecto desea dirigir su obra por su Palabra, por su Espíritu y por su providencia. Por esto, deben tomarse el tiempo de recibir sus consejos. La voz de la oración y la melodía de los himnos santos, deben elevarse hasta él como el humo del incienso. Todos deben comprender que dependen enteramente de Dios. Deben acordarse de que están fundando una institución por medio de la cual debe cumplirse con éxito una obra que tendrá consecuencias infinitas, y que al cumplir así el trabajo, deben ser colaboradores de Dios. “Mirar a Jesús,” tal debe ser nuestro lema. Y ésta es la promesa que nos es hecha: “Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar: sobre ti fijaré mis ojos.” Salmos 32:8. 5TS 51.1