Testimonios Selectos Tomo 4

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Un servicio consagrado

Sin fe es imposible agradar a Dios; porque “todo lo que no es de fe, es pecado.” 2 La fe que se requiere no es el mero asentimiento a las doctrinas; es la fe que obra por amor y purifica el alma. La humildad, la mansedumbre y la obediencia no son la fe; pero son los efectos o frutos de la fe. Tenéis todavía que alcanzar estas gracias aprendiendo en la escuela de Cristo. No conocéis los sentimientos y los principios del cielo; su lenguaje es casi un lenguaje extraño para vosotros. El Espíritu de Dios intercede todavía en vuestro favor; pero tengo serias y dolorosas dudas acerca de si escucharéis esa voz que ha estado suplicándoos durante años. Espero que la escucharéis, y os volveréis y viviréis. 4TS 111.2

¿Os parece que es un sacrificio demasiado grande el dar vuestras pobres, indignas personas a Jesús? ¿Preferiréis la desesperada servidumbre del pecado y la muerte, en vez de que vuestra vida sea separada del mundo, y unida con Cristo por vínculos de amor? Jesús vive todavía para interceder por nosotros. Esto debe provocar diariamente gratitud en nuestro corazón. El que se da cuenta de su culpabilidad e impotencia, puede venir tal cual es, y recibir la bendición de Dios. La promesa es para aquel que la reciba por fe. El que es, a su propio juicio, rico, honorable y justo, que ve como el mundo, y llama bueno a lo malo y malo a lo bueno, no puede pedir y recibir, porque no siente necesidad alguna, por lo tanto se va vacío. 4TS 111.3

Si os alarmáis por vuestras propias almas, si buscáis a Dios diligentemente, él será hallado de vosotros; pero él no acepta arrepentimiento a medias. Si queréis abandonar vuestros pecados, él está siempre listo para perdonarlos. ¿Queréis entregaros ahora? ¿Miraréis al Calvario y preguntaréis: “¿Hizo Jesús ese sacrificio para mi? ¿Soportó la humillación, la vergüenza y el oprobio, y sufrió la cruel muerte de la cruz, porque deseaba salvarme de los sufrimientos de la culpabilidad y el horror de la desesperación, y hacerme indeciblemente feliz en su reino?” Mirad a Aquel que vuestros pecados atravesaron, y resolved: “El Señor recibirá el servicio de mi vida. Ya no me uniré con sus enemigos; no prestaré ya mi influencia a los rebeldes contra su gobierno. Todo lo que tengo y soy es demasiado poco para consagrarlo a Aquel que de tal manera me amó que dió su vida por mí, toda su persona divina por un ser tan pecaminoso y errante.” Separaos del mundo. 4TS 112.1

Bienaventurado es aquel que escucha las palabras de vida eterna. Guiado por “el Espíritu de verdad,” será conducido a toda verdad. No será honrado, amado y alabado por el mundo; pero será precioso a la vista del Cielo. “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios: por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoce a él.” 3 4TS 112.2