Testimonios Selectos Tomo 4

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Capítulo 10—Salvemos a los niños

Como pueblo estamos tristemente destituídos de la fe y el amor. Nuestros esfuerzos son por demás débiles para el tiempo de peligro en que vivimos. El orgullo y la complacencia propia, la impiedad e iniquidad, por las cuales estamos rodeados, influyen sobre nosotros. Pocos se dan cuenta de la importancia que tiene el rehuir, en cuanto sea posible, todas las relaciones que contrarían la vida religiosa. Al escoger su ambiente, pocos dan la primera consideración a su prosperidad espiritual. 4TS 45.1

Ciertos padres acuden con sus familias a las ciudades, porque se figuran que es más fácil ganarse la vida allí que en el campo. Los niños, no teniendo nada que hacer cuando no están en la escuela, obtienen una educación callejera. De sus malos compañeros, adquieren costumbres viciosas y disipadas. Los padres ven todo esto, pero requeriría sacrificios corregir el error, y permanecen donde están, hasta que Satanás domina por completo a sus hijos. Mejor es sacrificar cualquiera, y aun toda consideración mundanal, antes que hacer peligrar las preciosas almas confiadas a vuestro cuidado. Serán asaltadas por tentaciones, y debe enseñárseles a hacerles frente; pero es vuestro deber cortar toda influencia, quebrantar todo hábito, romper todo vínculo que os priven de la posibilidad de confiaros en la forma más libre, abierta y cordial a Dios vosotros mismos y vuestra familia. 4TS 45.2

En vez de la ciudad atestada, buscad algún lugar retirado donde vuestros hijos estén, en cuanto sea posible, protegidos contra la tentación, y allí preparadlos y educadlos para ser útiles. El profeta Ezequiel enumera así las causas que condujeron al pecado y la destrucción de Sodoma: “Soberbia, hartura de pan, y abundancia de ociosidad tuvo ella y sus hijas; y no corroboró la mano del afligido y del menesteroso.” 1 Todos los que quieren escapar a la suerte de Sodoma, deben rehuir la conducta que atrajo los juicios de Dios sobre aquella ciudad perversa. 4TS 45.3

Hermanos míos, estáis despreciando los requerimientos más sagrados de Dios, al descuidar de consagraros vosotros mismos y vuestros hijos a él. Muchos de vosotros estáis confiando en una falsa seguridad, absortos en intereses egoístas, y atraídos por tesoros terrenales. No teméis mal alguno. El peligro os parece lejano. Seréis engañados, seducidos, para vuestra ruina eterna, a menos que despertéis, y con penitencia y profunda humillación volváis al Señor. 4TS 46.1

Vez tras vez, la voz del cielo se ha dirigido a vosotros. ¿La obedeceréis? ¿Escucharéis el consejo del Testigo fiel, en cuanto a buscar oro afinado con fuego, vestiduras blancas y colirio? El oro es la fe y el amor, la vestidura blanca es la justicia de Cristo, el colirio es aquel discernimiento espiritual que os habilitará para ver las trampas de Satanás y rehuirlas, para discernir el pecado y aborrecerlo, para ver la verdad y obedecerla. 4TS 46.2

El mortífero letargo del mundo está paralizando vuestros sentidos. El pecado ya no os parece repugnante, porque estáis cegados por Satanás. Los juicios de Dios están por derramarse sobre la tierra. “Escapa por tu vida,” es la advertencia de los ángeles de Dios. 4TS 46.3