Testimonios Selectos Tomo 4

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Todas las cosas pertenecen a Dios

Todo el bien que el hombre goza proviene de la misericordia de Dios. El es el grande y bondadoso Dador. Su amor se manifiesta a todos en la abundante provisión hecha para el hombre. Nos ha dado un tiempo de gracia en que formar un carácter para las cortes celestiales. Y si nos pide que reservemos una parte de nuestras posesiones para él, no es porque necesite algo. 4TS 390.2

El Señor creó todo árbol del Edén agradable para los ojos y bueno como alimento, e invitó a Adán y Eva a disfrutar libremente de sus bondades. Pero hizo una excepción. No debían comer del árbol del conocimiento del bien y del mal. Dios se reservó ese árbol como recuerdo constante de que era dueño de todo. Así les dió la oportunidad de demostrar su fe y confianza obedeciendo perfectamente sus requerimientos. 4TS 391.1

Así también sucede con las exigencias de Dios para con nosotros. Pone sus tesoros en las manos de los hombres, pero requiere que una décima parte sea puesta fielmente a un lado para su obra. Requiere que esta porción sea puesta en su tesorería. Ha de serle entregada como su propiedad; es sagrada, y debe emplearse para fines sagrados, para el sostén de los que han de proclamar el mensaje de salvación en todas partes del mundo. El reserva esta porción, a fin de que siempre afluyan recursos a su tesorería, y que la luz de la verdad pueda ser llevada a aquellos que están cerca y a los que están lejos. Obedeciendo fielmente este requerimiento, reconocemos que todo lo que tenemos pertenece a Dios. 4TS 391.2

Y, ¿no tiene el Señor derecho a exigir esto de nosotros? ¿No dió acaso a su Hijo unigénito porque nos amaba y deseaba salvarnos de la muerte? ¿Y no habrán de afluir a su tesorería nuestras ofrendas de agradecimiento, para ser retiradas de allí a fin de promover su reino en la tierra? Puesto que Dios es el dueño de todos nuestros bienes, ¿no habrá de impulsarnos la gratitud a él a presentarle ofrendas voluntarias y de agradecimiento, en prueba de que lo reconocemos dueño de nuestra alma, cuerpo, espíritu y propiedad? Si se hubiese seguido el plan de Dios, estarían ahora afluyendo recursos a su tesorería; y abundarían los fondos que permitirían a los predicadores entrar en nuevos campos, y podrían unirse obreros a los predicadores para enarbolar el estandarte de la verdad en los lugares obscuros de la tierra. 4TS 391.3