Testimonios Selectos Tomo 4

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Después del bautismo

Los votos que asumimos con el bautismo abarcan mucho. En el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, somos sepultados como en la muerte de Cristo, y levantados a semejanza de su resurrección, y hemos de vivir una vida nueva. Nuestra vida ha de estar ligada con la vida de Cristo. Desde entonces en adelante el creyente ha de tener presente que está dedicado a Dios, a Cristo y al Espíritu Santo. Ha de subordinar a esta nueva relación, todas las consideraciones mundanales. Ha declarado públicamente, que ya no vive en el orgullo y la complacencia propia. Ya no ha de vivir en forma descuidada e indiferente. Ha hecho un pacto con Dios. Ha muerto al mundo; ha de vivir para Dios y dedicarle toda la capacidad que le confió, sin perder jamás de vista el hecho de que lleva la firma de Dios; es un súbdito del reino de Cristo, participante de la naturaleza divina. Ha de entregar a Dios todo lo que es y todo lo que tiene, empleando sus dones para gloria de su nombre. 4TS 295.2

Las obligaciones del pacto espiritual que se hace en el bautismo son mutuas. Mientras los seres humanos desempeñan su parte con obediencia ferviente, tienen derecho a orar: “Sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel.” 5 El hecho de que habéis sido bautizados en el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, es una garantía de que si pedís su ayuda, estas potestades os ayudarán en toda emergencia. El Señor oirá y contestará las oraciones de los que le siguen sinceramente, llevan el yugo de Cristo y aprenden en su escuela la mansedumbre y humildad. 4TS 295.3

“Si habéis pues resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque muertos sois, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.” 6 4TS 296.1

“Vestíos pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de tolerancia; sufriéndoos los unos a los otros, y perdonándoos los unos a los otros si alguno tuviere queja del otro: de la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de caridad, la cual es el vínculo de la perfección. Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la cual asimismo sois llamados en un cuerpo; y sed agradecidos. ... Y todo lo que hacéis, sea de palabra, o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por él.” 7 4TS 296.2