Testimonios Selectos Tomo 4

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La administración del rito

Cuando quiera que sea posible, adminístrese el bautismo en un claro lago o arroyo de agua corriente. Y désele a la ocasión toda la importancia y solemnidad que se le pueda infundir. En un servicio tal, los ángeles de Dios están siempre presentes. 4TS 294.1

El que administra el rito del bautismo debe tratar de que esta ocasión ejerza una influencia solemne y sagrada sobre todos los espectadores. Cada rito de la iglesia debe ser dirigido de manera que su influencia sea elevadora. Nada ha de ser hecho en forma común o despreciable, o puesto al nivel de las cosas comunes. Nuestras iglesias necesitan ser educadas a tener mayor respeto y reverencia por el sagrado servicio de Dios. Mientras los predicadores dirigen los servicios relacionados con el culto de Dios, están educando y preparando a la gente. Los pequeños actos que educan, preparan y disciplinan el alma para la eternidad son de vastas consecuencias para elevar y santificar a la iglesia. 4TS 294.2

En toda iglesia debe haber mantos bautismales para los candidatos. Esto no debe considerarse como un desembolso innecesario de recursos. Es una de las cosas requeridas para obedecer la orden: “Empero hágase todo decentemente y con orden.” 4 4TS 294.3

No es bueno que una iglesia dependa de mantos prestados por otra. Con frecuencia, cuando se necesitan no se pueden encontrar; alguno que los pidió prestados descuidó el devolverlos. Cada iglesia debe proveer para sus propias necesidades al respecto. Créese un fondo con este fin. Si toda la iglesia se une en ello, no resultará una carga pesada. 4TS 294.4

Los mantos bautismales deben ser hechos de buen material, de algún color obscuro que el agua no perjudique, y llevar pesos en la parte inferior. Sean vestiduras limpias, de buen corte, y hechas según un modelo aprobado. No debe intentarse adornarlas, ni ponérseles pliegues. Toda ostentación, sea de adorno u otra cosa, queda completamente fuera de lugar. Cuando los candidatos sientan el significado del rito, no desearán adornos personales. No debe haber, sin embargo, nada de desmañado o feo, que ofendería a Dios. Todo lo relacionado con este santo rito debe revelar una preparación tan perfecta como sea posible. 4TS 295.1