Testimonios Selectos Tomo 3

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En Battle Creek

Nuestro congreso nacional se celebró en Battle Creek, del 2-14 de octubre. Esta fué la mayor reunión que los adventistas hayan tenido alguna vez [hasta ese entonces]. Más de cuarenta predicadores estaban presentes. Nos fué muy grato saludar allí a los pastores Andrews y Bourdeau de Europa, y al pastor Loughborough de California. En esta reunión estaba representada la causa en Europa, California, Tejas, Alabama, Virginia, Dakota. Colorado, y todos los estados septentrionales desde el Maine hasta Nebraska. 3TS 300.2

Allí tuve la felicidad de ayudar a mi esposo en sus trabajos, y aunque muy cansada y sufriendo de trastornos cardíacos, el Señor me dió fuerza para hablar a la gente casi cada día, y algunas veces dos veces al día. Mi esposo trabajó muy fuertemente. El asistió a casi todas las reuniones de negocios, y predicó casi todos los días en su estilo acostumbrado, sencillo y directo. Yo no pensaba tener fuerza para hablar más que dos o tres veces durante la reunión, pero a medida que ésta progresaba mi fuerza aumentaba. En varias ocasiones estuve de pie cuatro horas, invitando a la gente a adelantarse para las oraciones. Nunca sentí la ayuda especial de Dios más intensamente que durante esta reunión. No obstante estas labores, mi fuerza aumentaba constantemente. Y para alabanza de Dios, dejo aquí constancia del hecho de que al finalizar la reunión estaba gozando de mejor salud de lo que había estado durante seis meses antes. 3TS 300.3

El miércoles de la segunda semana de la reunión, unos cuantos de nosotros nos reunimos para orar por una hermana afligida de desaliento. Mientras oraba, fuí muy bendecida. El Señor parecía estar muy cerca. Fuí arrebatada en una visión de la gloria de Dios, y me fueron mostradas muchas cosas. Luego fuí a la reunión, y con solemne sentido de la condición de nuestros hermanos hice breves declaraciones de las cosas que me habían sido mostradas. Desde entonces he escrito algunas de éstas en testimonios individuales, súplicas a los ministros y en diversos otros artículos. 3TS 301.1

Estas fueron reuniones de solemne poder y del más profundo interés. Varios de los que estaban relacionados con nuestra imprenta fueron convencidos y convertidos a la verdad, y dieron testimonios claros e inteligentes. Hubo incrédulos que fueron convencidos y decidieron colocarse bajo el estandarte del Príncipe Emmanuel. Esta reunión fué una victoria decidida. Ciento doce personas fueron bautizadas antes de que terminara. 3TS 301.2

La semana que siguió al congreso, mis labores en cuanto a hablar, orar y escribir testimonios fueron más pesadas que durante el congreso. Diariamente se celebraban dos o tres reuniones en favor de nuestros ministros. Eran reuniones de intenso interés y de gran importancia. Los que llevan este mensaje al mundo, deben tener experiencia diaria en las cosas de Dios; deben ser en todo sentido hombres convertidos, santificados por la verdad que presentan a otros, y deben representar a Jesucristo en su vida. Hasta que no hayan logrado esto no tendrán éxito en su obra. Se hicieron muchos esfuerzos fervientes para acercarnos a Dios por la confesión, la humillación y la oración. Muchos dijeron que vieron y sintieron la importancia de la obra de Dios como ministros suyos, como nunca la habían visto ni sentido antes. Algunos sintieron intensamente la magnitud de la obra y su responsabilidad delante de Dios; pero anhelaban ver una mayor manifestación del Espíritu de Dios. Yo sabía que cuando el camino estuviese aparejado el Espíritu de Dios descendería como en el día de Pentecostés. Pero eran tantos los que estaban alejados de Dios que no parecían saber ejercitar la fe. 3TS 301.3

Las súplicas dirigidas a los ministros, halladas en otra parte, expresan más plenamente lo que Dios me ha mostrado respecto de su triste condición y de sus altos privilegios. 3TS 302.1