Testimonios Selectos Tomo 3

64/80

Reuniones en el este

Al llegar a Battle Creek supimos que se había arreglado que yo hablase el domingo de noche en la tienda gigantesca levantada sobre el terreno del Colegio. La tienda estaba llena hasta rebosar, y mi corazón se sentía movido a dirigir fervientes llamados a la gente. 3TS 297.3

Estuve en casa breves momentos, y luego, acompañada por la Hna. María Smith Abbey y el Hno. Farnsworth, volví a emprender viaje hacia el este. Cuando llegamos a Boston, estaba agotada. Los Hnos. Wood y Haskell nos recibieron en la estación, y nos acompañaron a Ballard Vale, el lugar de reunión. Nuestros viejos amigos nos dieron una bienvenida tan cordial, que ello por el momento pareció proporcionarme descanso. El tiempo era excesivamente caluroso, y el cambio del clima vigorizador de Colorado al calor opresivo de Massachusetts me hacía sentir más insoportable este último. Traté de hablar a la gente a pesar de mi gran cansancio, y fuí fortalecida para dar mi testimonio. Las palabras parecían penetrar directamente en el corazón. Hubo que hacer mucho trabajo en esta reunión. Nuevas iglesias habían sido levantadas desde nuestro último congreso. Almas preciosas habían aceptado la verdad, y era necesario llevarlas a un conocimiento más profundo y cabal de la piedad práctica. El Señor me dió libertad para dar mi testimonio. 3TS 298.1

En una ocasión durante esta reunión, hice algunas observaciones acerca de la necesidad de practicar la economía en los vestidos y en el gasto de los recursos. Hay peligro de llegar a ser descuidados y temerarios en el uso del dinero del Señor. Los jóvenes que se dedican a trabajar en tiendas, deben ser cuidadosos para no incurrir en gastos innecesarios. A medida que las tiendas penetran en nuevos campos, y la obra misionera se amplía, las necesidades de la causa son muchas y, sin caer en la avaricia, debe practicarse la más rígida economía. Es más fácil contraer una deuda que pagarla. Hay muchas cosas que serían convenientes y muy cómodas sin ser indispensables, y de las cuales podemos privarnos sin sufrir realmente. Es muy fácil multiplicar las cuentas de hotel y viajes, gastos que podrían evitarse o disminuirse grandemente. Hemos hecho el viaje de ida y vuelta de California y no hemos gastado un sólo dólar por comidas en los restaurants o en el coche comedor. Comemos lo que llevamos en nuestra canasta. Después de tres días de viaje, la comida se pone bastante seca, pero un poco de leche o de sopa caliente suple nuestra necesidad. 3TS 298.2

En otra ocasión hablé con referencia a la verdadera santificación, la cual no es nada menos que el morir diariamente al yo y conformarse diariamente a la voluntad de Dios. Mientras estaba en Oregón me fué mostrado que algunas de las nuevas iglesias de la Asociación de Nueva Inglaterra estaban en peligro por la influencia agostadora de lo que se llama santificación. Algunos serían engañados por esta doctrina, mientras que otros, conociendo su influencia seductora, comprenderían su peligro y se apartarían de ella. La santificación de Pablo era un conflicto constante con el yo. Dijo él: “Cada día muero.” Su voluntad y sus deseos estaban cada día en conflicto con la voluntad de Dios. En vez de seguir sus inclinaciones, él hacía la voluntad de Dios, por desagradable y penosa cruz que fuese para su naturaleza. 3TS 299.1

Invitamos a los que deseaban ser bautizados y a los que guardaban el sábado por primera vez, que viniesen adelante. Veinticinco personas respondieron. Dieron excelente testimonio, y antes que terminase el congreso, veintidós recibieron el bautismo. 3TS 299.2

Salimos de Ballard Vale, el martes 3 de septiembre por la mañana, para asistir al congreso de Maine. Tuvimos un tranquilo descanso en la casa del joven Hno. Morton, cerca de Portland. El y su buena esposa hicieron muy agradable nuestra estada con ellos. Estuvimos en el campamento del congreso de Maine antes del sábado, muy felices de encontrar allí a los probados amigos de la causa. Hay algunos que están siempre en su puesto del deber, ora brille el sol o haya tormenta. Hay también una clase de cristianos que lo son mientras brilla el sol; cuando todo va bien y agrada a sus sentimientos, son fervientes y celosos; pero cuando hay nubes y hay cosas desagradables no tienen nada que decir ni hacer. La bendición de Dios descansó sobre los obreros activos, mientras que aquellos que no hacían nada no fueron beneficiados por la reunión como podrían haberlo sido. El Señor estuvo con sus ministros, quienes trabajaron fielmente en presentar temas tanto doctrinarios como prácticos. Deseábamos grandemente ver que esta reunión había beneficiado a muchos que no daban evidencia de haber sido bendecidos por Dios. Anhelo ver a estas amadas personas ponerse a la altura de sus exaltados privilegios. 3TS 299.3

El martes tomamos el tren para Battle Creek, y al día siguiente llegamos a casa, donde me fué grato descansar una vez más y tomar tratamientos en el Sanatorio. Comprendía que estaba de veras favorecida al tener las ventajas de esa institución. Sus empleados eran bondadosos y atentos, y listos en cualquier momento del día o de la noche para hacer cuanto estuviese a su alcance para aliviarme de mis dolencias. 3TS 300.1