Servicio Cristiano

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Estupor de muerte satánico

El pueblo de Dios debe recibir la amonestación y discernir las señales de los tiempos. Las señales de la venida de Cristo son demasiado claras para que se las pongan en duda; en vista de estas cosas, cada uno de los que profesan la verdad debe ser un predicador vivo. Dios invita a todos, tanto predicadores como laicos, a que se despierten. Todo el cielo está conmovido. Las escenas de la historia terrenal están llegando rápidamente a su fin. Vivimos en medio de los peligros de los postreros días. Mayores peligros nos esperan, y sin embargo, no estamos despiertos. La falta de actividad y fervor en la causa de Dios es espantosa. Este estupor mortal proviene de Satanás.—Joyas de los Testimonios 1:88, 89. SC 47.1

La incredulidad, como una mortaja, está rodeando a nuestras iglesias, porque no utilizan los talentos que Dios les ha dado, impartiendo la luz a los que no conocen la verdad preciosa. El Señor pide que las almas perdonadas, que se regocijan en la luz, hagan conocer la verdad a otros.—Boletín de la Asociación General, 1893, 133. SC 48.1

Satanás procura mantener al pueblo de Dios en un estado de inactividad, e impedirle que desempeñe su parte en la difusión de la verdad, para que al fin sea pesado en la balanza y hallado falto.—Joyas de los Testimonios 1:88. SC 48.2

Los hombres están en peligro. Las multitudes perecen. ¡Pero cuán pocos de los profesos seguidores de Cristo sienten anhelo por esas almas! El destino de un mundo se halla en juego en la balanza; pero esto apenas si conmueve a los que pretenden creer las verdades más abarcantes que jamás hayan sido dadas a los mortales. Hay falta de aquel amor que indujo a Cristo a abandonar su hogar celestial y tomar la naturaleza humana a fin de que la humanidad pudiera tocar a la humanidad, y llevarla a la divinidad. Hay un estupor, una parálisis sobre el pueblo de Dios, que le impide entender el deber de la hora.—Lecciones Prácticas del Gran Maestro, 278, 279. SC 48.3

Satanás usa la descuidada y soñolienta indiferencia de los profesos cristianos para robustecer sus fuerzas y ganar almas para su bando. Muchos de los que piensan estar del lado de Cristo aunque no hacen una obra real por él, están, por el contrario, habilitando al enemigo para ganar terreno y obtener ventajas. Mediante su fracaso en ser obreros diligentes para el Maestro, al dejar de cumplir sus deberes y no pronunciar las palabras que deben, han permitido que Satanás domine las almas que podrían haber sido ganadas para Cristo.—Lecciones Prácticas del Gran Maestro, 256. SC 48.4

Cuando estudio las Escrituras, me alarmo ante la condición del Israel de Dios en estos últimos días. Se los exhorta a huir de la idolatría. Temo que estén dormidos, y tan conformes con el mundo que será difícil distinguir entre el que sirve a Dios y el que no le sirve. La distancia entre Cristo y su pueblo se amplía, y se estrecha la que separa a los cristianos del mundo. Las señales de distinción entre el profeso pueblo de Cristo y el mundo casi han desaparecido. Así como el Israel de antaño, ellos van tras las abominaciones de las naciones que los rodean.—Testimonies for the Church 1:277. SC 49.1