Servicio Cristiano

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Paciente espera de la recompensa

Si el tiempo de espera de la llegada de nuestro Libertador parece largo; si, agobiados por la aflicción y gastados por el trabajo, sentimos impaciencia porque nuestra comisión termine, y se nos dé de alta honorablemente de la guerra, recordemos—y el recuerdo impida toda murmuración—que Dios nos ha dejado en la tierra para que hagamos frente a tormentas y conflictos, para adquirir el perfecto carácter cristiano, para llegar a conocer mejor a Dios nuestro Padre y a Cristo nuestro Hermano Mayor, y a trabajar por el Maestro ganando muchas almas para Cristo, para que con corazón gozoso podamos oir las palabras: “Bien hecho, siervo bueno y fiel; ... entra en el gozo de tu Señor.”—The Review and Herald, 25 de octubre de 1881. SC 338.2

Sé paciente, soldado cristiano. Aún un poco, y el que ha de venir vendrá. La noche de cansadora espera, vigilia y aflicción, casi ha pasado. Pronto se dará la recompensa; el eterno día amanecerá. No hay tiempo para dormir ahora; no hay tiempo que perder en inútiles lamentos. El que ahora se aventure a dormitar perderá preciosas oportunidades de hacer bien. Se nos ha concedido el bendito privilegio de recoger gavillas en la gran siega; y cada alma salvada será una estrella adicional en la corona de Jesús, nuestro adorable Redentor. ¿Quién está ansioso por deponer la armadura, cuando, continuando la batalla un poco más, obtendrá nuevas victorias y logrará nuevos trofeos para la eternidad?—The Review and Herald, 25 de octubre de 1881. SC 339.1