Servicio Cristiano

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Recompensa futura

Vida eterna—Por medio de esfuerzos fervientes y cuidadosos para ayudar donde la ayuda es necesaria, el verdadero cristiano muestra su amor por Dios y sus semejantes. Puede perder su vida en el servicio; pero la volverá a hallar cuando Cristo venga a buscar sus joyas.—Testimonies for the Church 9:56. SC 334.4

Una benévola bienvenida al hogar—Poneos en el umbral de la eternidad y oid la benévola bienvenida dada a los que en esta vida hayan cooperado con Cristo, habiendo considerado como un privilegio y un honor el sufrir por su causa. ... Allí los redimidos saludan a aquellos que los encaminaron hacia el Salvador levantado en alto. Se unen en alabanzas a Aquel que murió para que los humanos tuvieran la vida que se mide con la de Dios. Acabó el conflicto. Acabaron las tribulaciones y las luchas. Cantos de victoria llenan todo el cielo. Todos entonan el alegre coro: “Digno, digno es el Cordero que fué inmolado”, y que nos rescató para Dios.—El Ministerio de Curación, 405. SC 334.5

Si el registro muestra que ésta ha sido su vida, que sus caracteres han puesto en evidencia ternura, abnegación y benevolencia, ellos recibirán la bendita seguridad y bendición de Cristo: “Bien hecho”. “¡Venid, benditos de mi Padre, tomad posesión del reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo!”—Testimonies for the Church 3:525. SC 335.1

Medio ambiente celestial—La iglesia es ahora militante. Actualmente nos confronta un mundo en las tinieblas, entregado casi todo entero a la idolatría. Pero día viene en que la batalla habrá concluido, y en que la victoria habrá sido ganada. La voluntad de Dios ha de ser hecha en la tierra, como en el cielo. Las naciones de los salvados no conocerán más ley que la del cielo. Todos constituirán una familia dichosa, unida, vestida con las prendas de alabanza y de acción de gracias, con el vestido de la justicia de Cristo. Toda la naturaleza, en su incomparable belleza, ofrecerá a Dios tributo de alabanza y de adoración. El mundo quedará bañado en luz celestial. La luz de la luna será como la del sol, y la luz del sol será siete veces más fuerte que ahora. Los años transcurrirán en medio de la alegría. Y por encima de todo las estrellas de la mañana cantarán juntas, y los hijos de Dios clamarán de gozo, mientras que Dios y Cristo declararán unidos que ya no habrá más pecado, ya no habrá más muerte”.—El Ministerio de Curación, 490. SC 335.2

Gozo—Es la recompensa de los que trabajan para Cristo entrar en su gozo. Ese gozo, al cual Cristo mismo aguarda con anhelante deseo, se presenta en su pedido al Padre: “Aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, ellos estén también conmigo.”—Testimonies for the Church 6:309. SC 336.1

En nuestra vida terrenal, aunque restringida por el pecado, el mayor gozo y la más elevada educación se encuentran en el servicio. Y en el estado futuro, libre de las limitaciones de la humanidad pecaminosa, hallaremos nuestro mayor gozo y nuestra más elevada educación en el servicio: testificando y al testificar conociendo nuevamente “la riqueza de la gloria de este misterio”, “el cual es Cristo en vosotros, la esperanza de la gloria.”—La Educación, 298. SC 336.2

Comparten los sufrimientos de Cristo y compartirán también la gloria que será revelada. Estuvieron unidos con él en su obra, apuraron con él la copa del dolor, y participan también de su regocijo.—El Discurso Maestro de Jesucristo, 19. SC 336.3

Frutos de la siembra de la semilla—Todo impulso del Espíritu Santo que induce a los hombres a la bondad y a Dios, es registrado en los libros del cielo, y en el día de Dios a cada uno que se haya entregado a sí mismo como instrumento para la obra del Espíritu Santo le será permitido contemplar lo que su vida ha producido.—Testimonies for the Church 6:310. SC 336.4

Cuando los redimidos se hallen en la presencia de Dios, responderán a sus nombres almas preciosas llevadas allí por los esfuerzos pacientes y fieles hechos en su favor, por las súplicas y la ferviente persuasión de buscar su refugio en el Fuerte. De este modo los que en este mundo han sido colaboradores con Dios recibirán su recompensa.—Testimonies for the Church 8:196, 197. SC 336.5

¡Qué regocijo reinará mientras estos redimidos encuentren y saluden a los que llevaron cargas en su favor! Y ¡cómo vibrarán de satisfacción los corazones de los que no vivieron para agradarse a sí mismos, sino para beneficiar a los desdichados que tienen tan pocas bendiciones! Para ellos se realizará la promesa: “Serás bienaventurado; porque no te pueden retribuir; mas te será recompensado en la resurrección de los justos”.—Obreros Evangélicos, 536. SC 336.6

En los cielos veremos a los jóvenes que hemos ayudado, a aquellos que hemos invitado a nuestros hogares, a los que apartamos de la tentación. Veremos sus rostros reflejar el fulgor de la gloria de Dios.—Testimonies for the Church 6:348. SC 337.1

¡Ser colaboradores de Cristo y de los ángeles celestiales en el gran plan de salvación! ¿Qué otra obra podría compararse con ésta? Con cada persona salvada aumenta el caudal de la gloria de Dios, y esa gloria se refleja tanto en el que ha sido salvado como en el que sirvió de instrumento para su salvación.—Testimonies for the Church 2:232. SC 337.2

Los redimidos encontrarán y reconocerán a aquellos cuya atención dirigieron al ensalzado Salvador. ¡Qué bendita conversación tendrán con estas almas! “Yo era pecador—dirá alguno—, sin Dios y sin esperanza en el mundo; y tú viniste a mí, y atrajiste mi atención al precioso Salvador como única esperanza mía, y creí en él. Me arrepentí de mis pecados y se me hizo sentar con sus santos en los lugares celestiales en Cristo Jesús.” Otros dirán: “Yo era pagano en tierras paganas. Tú dejaste tus amigos y tu cómodo hogar, para ir a enseñarme cómo encontrar a Jesús, y creer en él como único Dios verdadero. Destruí mis ídolos y adoré a Dios, y ahora lo veo cara a cara. Estoy salvo, eternamente salvo para contemplar siempre a Aquel a quien amo. Entonces lo veía únicamente con el ojo de la fe, pero ahora lo veo tal cual es. Puedo expresar ahora mi gratitud por su misericordia redentora a Aquel que me amó y lavó mis pecados con su sangre.” Obreros Evangélicos, 535. SC 337.3

Otros expresarán su gratitud a los que alimentaron a los hambrientos y vistieron al desnudo. “Cuando la desesperación envolvía mi alma en la incredulidad, el Señor os envió a mí—dirán—, para decirme palabras de esperanza y consuelo. Me trajisteis alimento para mis necesidades físicas, y me abristeis la Palabra de Dios despertándome para que viese mis necesidades espirituales. Me tratasteis como a un hermano. Simpatizasteis conmigo en mis tristezas, y alentasteis mi alma herida, para que pudiese asir la mano de Cristo que se extendía para salvarme. Yo ignoraba que tenía un Padre en los cielos que se interesaba por mí, y vosotros me lo enseñasteis pacientemente. Me leisteis las preciosas promesas de la Palabra de Dios. Inspirasteis fe en que él me salvaría. Mi corazón fué enternecido, subyugado, quebrantado, mientras contemplaba el sacrificio que Cristo había hecho por mí. Tuve hambre del pan de vida y la verdad fué preciosa a mi alma. Heme aquí, salvo, eternamente salvo, para vivir siempre en su presencia y para alabar a Aquel que dió su vida por mí.”—Obreros Evangélicos, 535, 536. SC 338.1