Servicio Cristiano

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Una recompensa justa

El Señor es bueno, misericordioso y tierno de corazón. Conoce a cada uno de sus hijos. Sabe con exactitud lo que cada uno de nosotros está haciendo, y cuánto mérito tiene cada uno. ¿No queréis dejar a un lado vuestra lista de mérito y vuestra lista de condenación y permitir que Dios haga su obra? Se os dará la corona de gloria si efectuáis la obra que Dios os ha dado para hacer.—The Southern Watchman, 14 de mayo de 1903. SC 330.5

El Señor desea que confiemos en él sin hacer preguntas con respecto a nuestra recompensa. Cuando Cristo mora en el alma, el pensamiento de recompensa no primará. Este no es el motivo que impulsa nuestro servicio.—Lecciones Prácticas del Gran Maestro, 365. SC 331.1

De buhardillas, de chozas, de calabozos, de patíbulos, de montañas y desiertos, de cuevas de la tierra y cavernas del mar, Cristo reunirá a sus hijos a sí. En la tierra, han sido destituidos, afligidos y atormentados. Millones han descendido a la tumba cargados de infamia por haber rehusado rendirse a las engañosas pretensiones de Satanás. Los hijos de Dios han sido ajusticiados por los tribunales humanos como los más viles criminales. Pero está cerca el día cuando Dios será “el juez”. Entonces las decisiones de la tierra serán invertidas. “Quitará la afrenta de su pueblo.” A cada hijo de Dios se le darán ropas blancas. “Y llamarles han pueblo santo, redimidos de Jehová.”—Lecciones Prácticas del Gran Maestro, 166. SC 331.2