Servicio Cristiano

262/272

No han de consentirse pensamientos de fracaso

Los que trabajan para Cristo nunca han de pensar, y mucho menos hablar, acerca de fracasos en su obra. El Señor Jesús es nuestra eficiencia en todas las cosas; su Espíritu ha de ser nuestra inspiración; y al colocarnos en sus manos, para ser conductos de luz, nunca se agotarán nuestros medios de hacer bien. Podemos allegarnos a su plenitud, y recibir de la gracia que no tiene límites.—Obreros Evangélicos, 19. SC 323.1

Cuando nos entregamos completamente a Dios y en nuestra obra seguimos sus instrucciones, él mismo se hace responsable de su realización. El no quiere que conjeturemos en cuanto al éxito de nuestros sinceros esfuerzos. Nunca debemos pensar en el fracaso. Hemos de cooperar con Uno que no conoce el fracaso.—Lecciones Prácticas del Gran Maestro, 331. SC 323.2

El Señor se chasquea cuando su pueblo se tiene en estima demasiado baja. Desea que su heredad escogida se estime según el valor que él le ha atribuido. Dios la quería, de lo contrario no hubiera mandado a su Hijo a una empresa tan costosa para redimirla. Tiene empleo para ella y le agrada cuando le dirige las más elevadas demandas a fin de glorificar su nombre. Puede esperar grandes cosas si tiene fe en sus promesas.—El Deseado de Todas las Gentes, 605. SC 323.3