Servicio Cristiano

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Dejad de acongojaros

Las cosas irán mal por causa de los obreros no consagrados. Podéis derramar lágrimas por el resultado de esto; pero no os acongojéis. El bendito Maestro tiene toda su obra de un extremo a otro, bajo su dominante vigilancia. Todo lo que él pide es que los obreros acudan a él para recibir sus órdenes y obedezcan sus instrucciones. Todo—nuestras iglesias, nuestras misiones, nuestras escuelas sabáticas, nuestras instituciones—pesa sobre su divino corazón. ¿Por qué, pues, acongojarse? El intenso anhelo de ver que la iglesia sea una luz viva y resplandeciente, como Dios se ha propuesto que sea, debe ser templado por una completa confianza en Dios.—The Review and Herald, 14 de noviembre de 1893. SC 301.1

Cultivad la tranquilidad y confiad el cuidado de vuestras almas a Dios como a un fiel Creador. El guardará aquello que ha sido confiado a su cuidado. No se agrada en que cubramos su altar de lágrimas y quejas. Tenéis ya bastante por lo cual alabar a Dios, si no veis otra alma convertida. Pero la buena obra continuará sólo si seguís adelante, y no tratáis de ajustar cada cosa a vuestras ideas. Dejad que la paz de Dios rija vuestros corazones, y estad agradecidos. Dad al Señor lugar donde trabajar. No le obstaculicéis el camino. El puede obrar y obrará si se lo permitimos.—Testimonies for the Church 9:136. SC 301.2