Servicio Cristiano

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El testimonio de la experiencia personal

Como seguidores de Cristo hemos de hacer que nuestras palabras sean motivo de ayuda y ánimo mutuos en la vida cristiana. Necesitamos hablar mucho más de lo que solemos de los capítulos preciosos de nuestra experiencia.—Lecciones Prácticas del Gran Maestro, 309. SC 263.1

La iglesia necesita la experiencia viva y fresca de los miembros que gozan de comunión habitual con Dios. Las oraciones y los testimonios áridos y rutinarios, exentos de la manifestación de Cristo en ellos, no son de ayuda para la gente. Si cada uno que pretende ser hijo de Dios estuviera lleno de fe, de luz y de vida, ¡qué admirable testimonio se daría a los que acuden a oír la verdad! Y ¡cuántas almas podrían ganarse para Cristo!—Testimonies for the Church 6:64. SC 263.2

La confesión que hacemos de la fidelidad de Dios es el agente escogido del cielo para revelar a Cristo al mundo. Tenemos que reconocer su gracia revelada por los santos hombres de antaño; pero lo que ha de producir mayor efecto es el testimonio de nuestra propia experiencia. Somos testigos de Dios al revelar en nosotros mismos la obra de un poder que es divino. Cada individuo tiene una vida distinta de la de los demás, y una experiencia esencialmente diferente de la de ellos. Dios quiere que nuestra alabanza suba hasta él con la marca de nuestra propia individualidad. Este precioso reconocimiento para alabanza de la gloria de su gracia, cuando va confirmado con una vida cristiana, tiene poder irresistible para realizar la salvación de las almas.—El Ministerio de Curación, 93. SC 263.3