Servicio Cristiano

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La obra caritativa cristiana

Siguiendo las huellas divinas

Muchos piensan que sería un gran privilegio visitar el escenario de la vida de Cristo en la tierra, andar donde él anduvo, mirar el lago en cuya orilla se deleitaba en enseñar y las colinas y valles en los cuales sus ojos con tanta frecuencia reposaron. Pero no necesitamos ir a Nazaret, Capernaum y Betania para andar en las pisadas de Jesús. Hallaremos sus huellas al lado del lecho del enfermo, en los tugurios de los pobres, en las atestadas callejuelas de la gran ciudad, y en todo lugar donde haya corazones humanos que necesiten consuelo. Al hacer como Jesús hizo cuando estaba en la tierra, andaremos en sus pisadas.—El Deseado de Todas las Gentes, 579. SC 232.1

Jesús obraba para aliviar todo caso de sufrimiento que viese. Tenía poco dinero que dar, pero con frecuencia se privaba de alimento a fin de aliviar a aquellos que parecían más necesitados que él. Sus hermanos sentían que la influencia de él contrarrestaba fuertemente la suya. Poseía un tacto que ninguno de ellos tenía ni deseaba tener. Cuando ellos hablaban duramente a los pobres seres degradados, Jesús buscaba a estas mismas personas y les dirigía palabras de aliento. Daba un vaso de agua fría a los menesterosos, y ponía quedamente su propia comida en sus manos. Y mientras aliviaba sus sufrimientos, asociaba con sus actos de misericordia las verdades que enseñaba, y así quedaban grabadas en la memoria.—El Deseado de Todas las Gentes, 70. SC 232.2