Servicio Cristiano

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Responsabilidades y deberes del pueblo de Dios

El estandarte de la verdad y de la libertad religiosa sostenido en alto por los fundadores de la iglesia evangélica y por los testigos de Dios durante los siglos que desde entonces han pasado, ha sido, para este último conflicto, confiado a nuestras manos. La responsabilidad de este gran don descansa sobre aquellos a quienes Dios ha bendecido con un conocimiento de su Palabra. Hemos de recibir esta Palabra como autoridad suprema. Hemos de reconocer los gobiernos humanos como instituciones ordenadas por Dios mismo, y enseñar la obediencia a ellos como un deber sagrado, dentro de su legítima esfera. Pero cuando sus demandas estén en pugna con las de Dios, hemos de obedecer a Dios antes que a los hombres. La Palabra de Dios debe ser reconocida sobre toda otra legislación humana. Un “Así dice Jehová” no ha de ser puesto a un lado por un “Así dice la iglesia” o un “Así dice el estado”. La corona de Cristo ha de ser elevada por sobre las diademas de los potentados terrenales.—Los Hechos de los Apóstoles, 56. SC 201.1

Como pueblo no hemos hecho la obra que Dios nos ha confiado. No estamos listos para la crisis que nos impondrá la promulgación de la ley dominical. Es deber nuestro, mientras vemos las señales de que se acerca el peligro, levantarnos y obrar. Nadie se quede sentado en serena expectación del mal, consolándose con la creencia de que esta obra debe ir adelante porque la profecía lo ha predicho, y que el Señor protegerá a su pueblo. No estamos haciendo la voluntad de Dios si permanecemos quietos sin hacer nada para preservar la libertad de conciencia. Deben ascender a Dios oraciones fervientes y eficaces para que esta calamidad sea diferida hasta que podamos realizar la obra que durante tanto tiempo ha sido descuidada. Elévense oraciones muy fervientes; y luego trabajemos en armonía con nuestras oraciones.—Joyas de los Testimonios 2:320, 321. SC 201.2

Es nuestro deber hacer todo lo que está en nuestro poder para evitar el peligro que nos amenaza. Debemos esforzarnos por desarmar el prejuicio y colocarnos en la debida luz delante de la gente. Debemos presentarles realmente lo que está en cuestión, e interponer así la protesta más eficaz contra las medidas destinadas a restringir la libertad de conciencia.—Joyas de los Testimonios 2:152. SC 202.1

Cuando Dios nos ha dado una luz que revela los peligros que nos esperan, ¿cómo podemos ser inocentes a sus ojos si no hacemos todo esfuerzo posible para presentarla a la gente? ¿Podemos permitir que arrostre sin advertencia esta tremenda crisis?—Joyas de los Testimonios 2:319. SC 202.2

Cuando los reformadores nacionales empezaron a insistir en que se adoptasen medidas para restringir la libertad religiosa, nuestros dirigentes debieran haber comprendido la situación y haber trabajado seriamente para contrarrestar estos esfuerzos. No concuerda con la orden de Dios que nuestro pueblo haya sido privado de la luz, la verdad presente que necesita para este tiempo. No todos nuestros ministros que están dando el mensaje del tercer ángel comprenden realmente lo que constituye este mensaje. El movimiento de Reforma Nacional ha sido considerado por algunos como de tan poca importancia que no merece mucha atención, y hasta les ha parecido que si se la dedicasen, estarían ocupando su tiempo en cuestiones ajenas al mensaje del tercer ángel. El Señor perdone a nuestros hermanos por haber interpretado así el mensaje destinado a este tiempo.—Joyas de los Testimonios 2:322. SC 202.3

Durante muchos años hemos sabido que se promulgaría una ley dominical en nuestro país; y ahora que el movimiento se ha producido, preguntamos: ¿Cumplirá nuestro pueblo con su deber al respecto? ¿No podemos ayudar a enarbolar el estandarte y llamar al frente a los que tienen consideración por sus derechos y privilegios religiosos? Se está acercando rápidamente el momento en que los que prefieran obedecer a Dios antes que a los hombres, sentirán la mano de la opresión. ¿Deshonraremos entonces a Dios guardando silencio mientras se pisotean sus santos mandamientos? SC 203.1

Mientras que por su actitud el mundo protestante hace concesiones a Roma, despertémonos y comprendamos la situación, y consideremos la verdadera orientación de la contienda que nos espera. Alcen la voz los centinelas ahora, y den el mensaje que es verdad presente para este tiempo. Mostremos a la gente dónde estamos en la historia profética, y procuremos despertar el espíritu del verdadero protestantismo, haciendo sentir al mundo el valor de los privilegios de la libertad religiosa que se han disfrutado durante tanto tiempo.—Joyas de los Testimonios 2:323. SC 203.2

El pueblo de nuestro país necesita ser despertado para resistir los avances de éste, el más peligroso adversario de la libertad civil y religiosa.—The Spirit of Prophecy 4:382. SC 203.3

¿Permaneceremos sentados, cruzados de brazos, y sin hacer nada en esta crisis? ... Dios nos ayude a despertarnos del estupor que nos ha dominado durante años.—The Review and Herald, 18 de diciembre de 1888. SC 203.4