Nuestra Elevada Vocacion

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Victoria a través de la vigilancia, 6 de mayo

Velad y orad, para que no entréis en tentación. Marcos 14:38. NEV 134.1

Las tentaciones pueden rodearnos, pero estaremos a salvo mientras no caigamos en ellas. Muchos de nosotros somos vencidos por Satanás porque caminamos en derechura hacia la tentación. ... Es nuestro deber mantenernos alejados de cada persona y de cada cosa que tienda a conducirnos lejos del deber y a separar nuestra mente de Dios. ... Si nos vemos obligados a frecuentar la sociedad de aquellos que están en el mal, no por eso estamos obligados a entrar a enredarnos en su mal. Mediante la oración y la vigilancia, podemos permanecer incontaminados por las manifestaciones malignas que hay a nuestro alrededor.—Carta 16, 1867. NEV 134.2

“Velad y orad” es una orden que a menudo se repite en las Escrituras. En las vidas de aquellos que obedecen esta orden, habrá una corriente interna de felicidad que bendecirá a todo aquel que entre en contacto con ella. Aquellos que están amargados y que tienen una mala disposición de ánimo se suavizarán y serán dóciles. Aquellos que son orgullosos, serán mansos y humildes.—Manuscrito 42, 1904, pp. 5. NEV 134.3

Un hombre no puede ser un cristiano feliz a menos que sea un cristiano vigilante. El que desee vencer debe vigilar, porque Satanás, mediante complicaciones mundanas, errores y supersticiones, se esfuerza por ganar a los seguidores de Cristo para él, y de mantener sus mentes ocupadas en sus artificios. No es suficiente que evitemos peligros evidentes y movimientos peligrosos e inconsecuentes. Debemos mantenernos cerca del lado de Cristo, andando en la senda de la abnegación y del sacrificio. No debemos permitir que nuestras percepciones espirituales sean cegadas, como a menudo lo son, por una voluntad fuerte y decidida. Y debemos tener la gracia de Cristo y su Espíritu a fin de detectar los artificios de Satanás y soportar sus ataques inesperados. ... NEV 134.4

La Palabra de Dios nos advierte que tenemos muchos enemigos, no confesados y abiertos sino enemigos que vienen con palabras suaves y hermosos discursos, y que engañarán si es posible a los mismos escogidos. Así viene Satanás. Y sin embargo, cuando conviene a sus propósitos, aparece como león rugiente, buscando a quien devorar. La voluntad del hombre, a menos que se mantenga en sujeción a la voluntad de Dios, estará tan pronto del lado del enemigo como del lado del Señor. Por lo tanto, velemos en oración; velemos y oremos siempre.—Carta 5, 1903, pp. 5, 6. NEV 134.5