Nuestra Elevada Vocacion

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Allegándonos a Dios, 31 de marzo

Allegaos a Dios, y él se allegará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros de doblado ánimo purificad los corazones. Santiago 4:8. NEV 98.1

“Allegaos a Dios”. ¿Cómo? Examinando en secreto vuestro corazón, por una dependencia infantil, sincera y humilde de Dios, manifestándole a Jesús todas vuestras debilidades y confesando vuestros pecados.—Carta 13, 1893. NEV 98.2

¿Cuál será el resultado de esto? No podemos acercarnos a Dios y contemplar su hermosura y compasión, sin comprender nuestros defectos, y ser llenados con el deseo de elevarnos cada vez más. “Y él se allegará a vosotros”. El Señor se acercará a aquel que confiese a sus hermanos los errores que ha cometido contra ellos, y que luego acuda a Dios con humildad y contrición. NEV 98.3

El que siente su propio peligro permanece vigilante para no afligir al Espíritu Santo, y luego alejarse de Dios, porque sabe que él no se agrada de su conducta. ¡Cuánto mejor y más seguro es acercarse a Dios, para que la luz pura que brilla de su Palabra pueda curar las heridas que el pecado ha hecho en el alma! Cuanto más cerca estemos de Dios, tanto más seguros estaremos, porque Satanás odia y teme la presencia de Dios.—Carta 40, 1901. NEV 98.4

Acercaos a él mediante la oración, la contemplación y la lectura de su Palabra. Cuando él se acerca a vosotros, levanta en vuestro favor un pendón contra el enemigo. Animémonos, porque el enemigo no puede pasar este estandarte.—Manuscrito 92, 1901. NEV 98.5

Si nos allegamos a Dios, individualmente, ¿no veis cuál será el resultado? ¿No podéis ver que nos acercaremos más unos a otros? No podemos acercarnos a Dios y a la misma cruz, sin que nuestros corazones se unan en perfecta armonía, contestando la oración de Cristo, como si fuéramos una cosa, así como él con el Padre. Por lo tanto, en espíritu, en entendimiento y en fe, deberíamos buscar la manera de ser uno, para que Dios sea glorificado en nosotros, así como es glorificado el Hijo; y para que Dios nos ame así como ama al Hijo.—Manuscrito 7, 1890. NEV 98.6

El alma que ama a Dios se complace en obtener fuerzas mediante la comunión constante con él. El poder del mal queda desbaratado, cuando el alma adquiere el hábito de estar en comunión con Dios, porque Satanás no puede morar en el alma que se acerca a Dios.—The Review and Herald, 3 de diciembre de 1889. NEV 98.7