Nuestra Elevada Vocacion

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¿Soy yo un laodicense? 8 de diciembre

Yo conozco tus obras, que ni eres frío, ni caliente. ¡Ojalá fueses frío, o caliente! Mas porque eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Apocalipsis 3:15, 16. NEV 350.1

La condición de muchos de aquellos que pretenden ser hijos de Dios está representada con exactitud por el mensaje dado a la iglesia de Laodicea. Ante aquellos que sirven a Dios se han presentado verdades de valor inestimable, las cuales, si se llevan a la vida práctica, demuestran la diferencia entre aquellos que sirven a Dios y los que no le sirven. ... NEV 350.2

La Biblia es el almacén de las riquezas inescrutables de Dios. Pero aquellos que poseen un conocimiento de la verdad no la comprenden tan plenamente como deberían. No llevan al corazón ni a la vida el amor de Cristo. El estudiante de la Palabra se encuentra inclinado sobre una fuente de agua viva. La iglesia necesita beber profundamente de la espiritualidad de la Palabra. Su servicio a Dios debe ser muy diferente de la experiencia religiosa insípida, sin vida, y sin emoción, que da lugar a que existan muchos creyentes, pero muy poco diferentes de aquellos que no creen.—Manuscrito 117, 1902. NEV 350.3

Los cristianos a medias son peores que los infieles, porque sus palabras engañosas y su posición indecisa hacen que muchos se descarríen. El infiel muestra sus colores. El cristiano tibio engaña a las dos partes. No es un buen mundano, ni tampoco un buen cristiano. Satanás lo emplea para realizar una obra que nadie puede hacer.—Carta 44, 1903. NEV 350.4

El amor a sí mismo excluye el amor de Cristo. Los que viven para sí son colocados bajo el título de la iglesia de Laodicea la cual es tibia, no es fría ni caliente. El ardor del primer amor se ha transformado en egoísmo. El amor de Cristo que está en el corazón se expresa en las acciones. Si el amor por Cristo es apagado, el amor por aquellos por quienes Cristo ha muerto será degenerado. Puede haber una admirable apariencia de celo y ceremonias, pero ésta es la sustancia de su religión llena del yo. Cristo habla de ellos como si causaran náuseas a su gusto.—Manuscrito 61, 1898. NEV 350.5

Agradezcamos al Señor que mientras que esta clase es tan numerosa, todavía queda tiempo para el arrepentimiento.—Manuscrito 138, 1902. NEV 350.6