Nuestra Elevada Vocacion

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Coadjutores de Dios, 31 de octubre

Porque nosotros, coadjutores somos de Dios; y vosotros labranza de Dios sois, edificio de Dios sois. 1 Corintios 3:9. NEV 312.1

El hombre no puede ser remolcado hacia el cielo; no puede ir como un pasajero pasivo. El mismo debe utilizar los remos, y trabajar como colaborador con Dios.—Carta 135, 1897, pp. 8. NEV 312.2

Si pensáis que podéis soltar los remos y hacer el viaje corriente arriba estáis equivocados. Únicamente mediante un esfuerzo ferviente, utilizando los remos con toda vuestra fuerza, es como podréis remontar la corriente. ¡Cuántos son tan débiles como el agua, cuando tienen una Fuente de poder que nunca falla! El cielo está listo para impartirnos, para que seamos poderosos en Dios, y alcancemos la plena estatura de hombres y mujeres en Cristo Jesús. ¿Pero quién de vosotros durante el año pasado ha estado progresando en el camino de la santidad? ... ¿Quién ha sido capaz de lograr una preciosa victoria tras otra, hasta que la envidia, la malicia, el orgullo, los celos, y toda mancha maligna han sido barridos, y han quedado únicamente las gracias del Espíritu: la humildad, la tolerancia, la suavidad y la caridad? NEV 312.3

Dios nos ayudará si nos hacemos cargo de la ayuda que él nos ha provisto. El dice: “¿O forzará alguien mi fortaleza? Haga conmigo paz, sí, haga paz conmigo”. Isaías 27:5. Esta es una bendita promesa. Muchas veces cuando he estado desanimada y casi desesperada, he acudido al Señor con esta promesa. ... Y cuando me he aferrado de la fortaleza de Dios, he encontrado una paz que sobrepasa el entendimiento.—Manuscrito 1, 1869. NEV 312.4

En la salvación del alma humana hay dos grandes fuerzas en obra. Se requiere la cooperación del hombre con los instrumentos divinos: influencias divinas, y una fe poderosa, viva, y que obre. Únicamente de este modo el agente humano puede convertirse en un colaborador con Dios. El Señor no sanciona en ninguno de nosotros una credulidad ciega y necia. El no deshonra el entendimiento humano, sino, lejos de esto, pide que la voluntad humana sea puesta en conexión con la voluntad divina. Pide la inventiva de la mente humana, el tacto, la habilidad, para que sean ejercitados hasta el máximo en la búsqueda de la verdad como es en Jesús. ... Vosotros sois colaboradores con Dios.—Carta 109, 1893, pp. 10. NEV 312.5