Mensajes Selectos Tomo 1

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Un cielo que ganar

Cada alma tiene un cielo que ganar y un infierno que evitar. Y los seres angelicales siempre están dispuestos a venir en ayuda del alma probada y tentada. El, el Hijo del Dios infinito, soportó la prueba y la aflicción en nuestro lugar. Delante de cada alma, se levanta vívidamente la cruz del Calvario. Cuando sean juzgados los casos de todos, y ellos [los perdidos] sean entregados para sufrir por haber desdeñado a Dios, por no haber tomado en cuenta el honor divino y por su desobediencia, nadie tendrá una excusa, nadie necesitará haber perecido. Dependió de su propia elección quién habría de ser su príncipe, Cristo o Satanás. Toda la ayuda que recibió Cristo la puede recibir cada hombre en la gran prueba. La cruz se levanta como una promesa de que nadie necesita perderse, de que se da abundante ayuda para cada alma. Podemos vencer a los mismos agentes satánicos, o podemos unirnos con los poderes que procuran contrarrestar la obra de Dios en nuestro mundo... 1MS 112.1

Tenemos a un Abogado que intercede en nuestro favor. El Espíritu Santo está continuamente contemplando nuestra conducta. Necesitamos ahora percepción aguda para que, por nuestra piedad práctica, la verdad pueda ser hecha aparecer verdad, como es en Jesús. Los agentes angélicos son mensajeros del cielo, que ascienden y descienden realmente, manteniendo a la tierra en constante relación con el cielo. Esos mensajeros angélicos están observando todo nuestro proceder. Están listos para ayudar a todos en sus debilidades, preservando a todos de los peligros morales y físicos de acuerdo con la providencia de Dios. Y doquiera las almas se someten a la influencia suavizadora y enternecedora del Espíritu de Dios mediante esa ministración de los ángeles, hay gozo en el cielo. El Señor mismo se regocija con cánticos. 1MS 112.2

Los hombres se adjudican demasiada gloria a sí mismos. Es la obra de los instrumentos celestiales, que cooperan con los instrumentos humanos de acuerdo con el plan de Dios, lo que da como resultado la conversión y la santificación del carácter humano. No podemos ver y no podríamos soportar la gloria del ministerio angelical, si su gloria no estuviera velada en consideración a la debilidad de nuestra naturaleza humana. El resplandor de la gloria celestial, como se ve en los ángeles de luz, extinguiría a los mortales de esta tierra. Los ángeles actúan sobre las mentes humanas en la medida en que ellas se entregan a su cuidado. Evocan preciosos recuerdos renovados ante la mente, así como lo hicieron con las mujeres que estuvieron en torno del sepulcro. 1MS 113.1

En el plan organizado por el cielo, hay instrumentos adecuados para la renovación de nuestra naturaleza, que producen obediencia para Dios en los hijos de desobediencia. Los seres celestiales son concedidos como guardianes de todos los que trabajen en los caminos de Dios y sigan sus planes. Con ferviente y contrita oración, podemos pedir que los instrumentos celestiales estén a nuestro lado. Ejércitos invisibles de luz y poder trabajarán con los mansos y humildes.—Carta 116, 1899. 1MS 113.2