Mensajes Selectos Tomo 1

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La preexistencia de Cristo

Sin embargo, al paso que la Palabra de Dios habla de la humanidad de Cristo cuando estuvo en esta tierra, también habla decididamente de su preexistencia. El Verbo existía como un ser divino, como el eterno Hijo de Dios, en unión y unidad con su Padre. Desde la eternidad era el Mediador del pacto, Aquel en quien todas las naciones de la tierra, tanto judíos como gentiles, habían de ser benditas si lo aceptaban. “El Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”. Juan 1:1. Antes de que fueran creados los hombres o los ángeles, el Verbo era con Dios y el Verbo era Dios. 1MS 290.2

El mundo fue hecho por él, “y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho”. Juan 1:3. Si Cristo hizo todas las cosas, existió antes de todas las cosas. Las palabras pronunciadas acerca de esto son tan decisivas, que nadie debe quedar en la duda. Cristo era esencialmente Dios y en el sentido más elevado. Era con Dios desde toda la eternidad, Dios sobre todo, bendito para siempre. 1MS 290.3

El Señor Jesucristo, el divino Hijo de Dios, existió desde la eternidad como una persona distinta, y sin embargo era uno con el Padre. Era la excelsa gloria del cielo. Era el Comandante de las inteligencias celestiales, y el homenaje de adoración de los ángeles era recibido por él con todo derecho. Esto no era robar a Dios. Declara: “Jehová me poseía en el principio, ya de antiguo, antes de sus obras. Eternamente tuve el principado, desde el principio, antes de la tierra. Antes de los abismos fui engendrada; antes que fuesen las fuentes de las muchas aguas. Antes que los montes fuesen formados, antes de los collados, ya había sido yo engendrada; no había aún hecho la tierra, ni los campos, ni el principio del polvo del mundo. Cuando formaba los cielos, allí estaba yo; cuando trazaba el círculo sobre la faz del abismo”. Proverbios 8:22-27.* 1MS 291.1

Hay luz y gloria en la verdad de que Cristo fue uno con el Padre antes de que se estableciera el fundamento del mundo. Esta es la luz que brilla en un lugar oscuro haciéndolo resplandecer con gloria divina y original. Esta verdad, infinitamente misteriosa en sí misma, explica otras verdades misteriosas que de otra manera serían inexplicables, al paso que está encerrada como algo sagrado en luz, inaccesible e incomprensible. 1MS 291.2

“Antes que naciesen los montes y formases la tierra y el mundo, desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios”. Salmos 90:2. “El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz; y a los asentados en región de sombra de muerte, luz les resplandeció”. Mateo 4:16. 1MS 291.3

Aquí la preexistencia de Cristo y el propósito de su manifestación a nuestro mundo se presentan como rayos vivientes de luz procedentes del trono eterno. “Rodéate ahora de muros, hija de guerreros; nos han sitiado; con vara herirán en la mejilla al juez de Israel. Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad”. Miqueas 5:1, 2. 1MS 291.4

“Nosotros predicamos a Cristo crucificado—declaró Pablo—, para los judíos ciertamente tropezadero y para los gentiles locura; mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios”. 1 Corintios 1:23, 24. 1MS 292.1