La Voz: Su Educación y Uso Correcto

38/101

Capítulo 37—El uso adecuado de la voz

Los principios de salud—El debido uso de los órganos vocales beneficiará la salud física, y acrecentará la utilidad y la influencia. Al caer en malos hábitos de expresión, algunos se vuelven lectores y oradores tediosos; pero los que son considerados como bastante inteligentes para llegar a ser obreros misioneros, o hacer transacciones comerciales, deben tener suficiente inteligencia para reformar su manera de hablar. Por un ejercicio juicioso pueden expandir el pecho y fortalecer los músculos. Prestando atención a la debida instrucción, siguiendo los principios del sano vivir acerca de la expansión de los pulmones y el cultivo de la voz, nuestros jóvenes y señoritas pueden llegar a hablar en forma, que se les oiga; y el ejercicio necesario para estas realizaciones, prolongará la vida.—Consejos para los Maestros Padres y Alumnos acerca de la Educación Cristiana, 233. VEUC 215.1

La respiración profunda—Los que tienen esos defectos de pronunciación podrían vencerlos, si se sometieran a la crítica y a la corrección. Deben practicar con perseverancia el hablar en tono bajo y distinto, ejercitando los músculos abdominales en la respiración profunda, y haciendo de la garganta, el conducto de comunicación. Muchos hablan rápidamente, y en un tono alto que no es natural. Esta práctica perjudicará la garganta y los pulmones. Como resultado del continuo maltrato, los órganos débiles e inflamados enfermarán, y ello puede resultar en consunción.—Consejos para los Maestros Padres y Alumnos acerca de la Educación Cristiana, 227. VEUC 216.1

El uso correcto de los músculos abdominales—El cultivo de la voz es un asunto, que tiene que ver con la salud de los estudiantes. Debe enseñarse a los jóvenes a respirar debidamente, y a leer de tal manera, que no impongan un recargo indebido a la garganta y los pulmones, sino que el trabajo sea compartido por los músculos abdominales. El hablar por la garganta, dejando que el sonido provenga de la parte superior de los órganos vocales, arruina la salud de esos órganos y disminuye su eficiencia. Los músculos abdominales han de hacer la parte más pesada del trabajo, usándose la garganta sólo como un canal. Han muerto muchos que podrían haber vivido, si se les hubiese enseñado a usar debidamente la voz. El uso correcto de los músculos abdominales al leer y hablar, será un remedio para muchas de las dificultades de la voz y del pecho, y un medio de prolongar la vida.—Consejos para los Maestros Padres y Alumnos acerca de la Educación Cristiana, 283. VEUC 216.2

La preservación del poder en la oración—Vi que algunos de nuestros ministros no comprenden cómo preservar su fuerza, con el fin de poder realizar el mayor esfuerzo sin agotarse. Los ministros no deben orar tan alto ni tan largo, que agoten sus fuerzas. No es necesario cansar a la garganta y los pulmones en oración. El oído de Dios está abierto, para escuchar las sinceras peticiones de sus humildes siervos, y él no requiere que agoten los órganos del habla al dirigirse a él. Es la perfecta confianza, la firme seguridad, el constante reclamo de las promesas de Dios, la fe sencilla de que existe, y es remunerador de todos los que lo buscan diligentemente, lo que tiene éxito con Dios.—Testimonies for the Church 1:645. VEUC 217.1

La influencia de la enseñanza correcta—Nuestras instituciones de enseñanza, debieran estar provistas de todo lo que facilite la instrucción en cuanto al mecanismo del cuerpo humano. Se ha de enseñar a los estudiantes cómo respirar, cómo leer y hablar de modo que la tensión no se ejerza en la garganta y los pulmones, sino en los músculos abdominales. Los docentes necesitan educarse en esto. Nuestros estudiantes debieran tener una perfecta preparación, para que puedan entrar en la vida activa con un conocimiento inteligente de la morada que Dios les ha dado. Enseñadles que tienen que ser estudiantes por tanto tiempo como vivan. Y mientras les enseñáis, recordad que ellos enseñarán a otros. Vuestra lección será repetida para provecho de muchos.—La educación cristiana, 290, 291. VEUC 217.2

El uso excesivo de los órganos vocales—El ejercicio prolongado y violento de los órganos vocales ha irritado la garganta y los pulmones [del hermano D], y ha perjudicado su salud en general, más de lo que su serie precisa de reglas para comer y descansar lo ha beneficiado. Puede ser, que el uso excesivo o el ejercitar al máximo los órganos vocales, no permitan la rápida recuperación, y pueda costarle la vida al orador. Una forma de hablar calmada, sin prisa, aunque ferviente, ejercerá una mejor influencia sobre la congregación, que permitir que los sentimientos se exciten y controlen la voz y los modales. El orador debe preservar los tonos naturales de la voz tanto como pueda. Es la verdad presentada la que impresiona el corazón. Si el orador hace de esas verdades una realidad, él podrá, con la ayuda del Espíritu de Dios, ser capaz de impresionar a los oyentes con el hecho de que habla en serio, sin esforzar los excelentes órganos de la garganta o de los pulmones.—Testimonies for the Church 2:672. VEUC 218.1

Un canal para la voz—Hermano A, su amor por la lectura y su aversión por las demandas físicas, así como su manera de hablar y ejercitar su garganta, lo predisponen a la enfermedad de la garganta y los pulmones. Usted debe estar en guardia y no hablar con apresuramiento, precipitando lo que tiene que decir, como si tuviera una lección que repetir. No debe permitir que el esfuerzo llegue a la parte superior de los órganos vocales, porque esto los desgasta y los irrita constantemente, y pone la base para la enfermedad. La acción debe venir de los músculos abdominales. Los pulmones y la garganta deben ser el canal, pero no realizar todo el trabajo.—Testimonies for the Church 3:311. VEUC 218.2

El ejercicio después de comer—Hay hombres y mujeres de excelentes aptitudes naturales, que por no dominar sus apetitos, no realizan la mitad de aquello de que son capaces. VEUC 219.1

En esto pecan muchos escritores y oradores. Después de comer mucho, se entregan a sus ocupaciones sedentarias, leyendo, estudiando o escribiendo, sin darse tiempo para hacer ejercicio físico. En consecuencia, el libre flujo de los pensamientos y las palabras queda contenido. No pueden escribir ni hablar con la fuerza e intensidad necesarias para llegar al corazón de la gente, y sus esfuerzos se embotan y esterilizan.—El Ministerio de Curación, 238. VEUC 219.2

El aire libre es una ayuda para los pacientes—Hay que idear planes para tener a los enfermos al aire libre. A los que pueden trabajar, proporcióneseles alguna ocupación fácil y agradable. Muéstreseles cuán placentero y útil es el trabajo hecho de puertas afuera. Anímeseles a respirar el aire fresco. Enséñeseles a respirar hondamente, y ejercitar los músculos abdominales para respirar y al hablar.—El Ministerio de Curación, 203. VEUC 219.3

Hablar correctamente es un ejercicio saludable—El ejercicio de la voz al hablar es un ejercicio saludable. Enseñe y viva cuidadosamente. Manténgase firmemente en la posición de que todos, aun nuestros dirigentes, necesitan ejercitar un buen sentido común en el cuidado de su salud, exigiendo una igual demanda del cuerpo y del cerebro.—Medical Ministry, 264, 265. VEUC 220.1

El uso correcto de los órganos vocales—Hay que prestar cuidadosa atención a los órganos, vocales y hay que entrenarlos debidamente. Estos se fortalecen mediante el uso debido, pero se debilitan si se los emplea en forma indebida. Su uso excesivo, tal como ocurre cuando se predican sermones largos, si esto se repite con frecuencia, no sólo dañará los órganos vocales sino que también someterá a todo el sistema nervioso a una tensión indebida. La delicada arpa de mil cuerdas se agota, se vuelve irreparable, y produce discordancia en lugar de melodía. VEUC 220.2

Es importante que cada orador adiestre de tal manera los órganos vocales, que consiga mantenerlos sanos, a fin de comunicar las palabras de vida a la gente. Todos debieran aprender cuál es la forma más eficaz de utilizar la habilidad dada por Dios, y debieran practicar lo que aprendan. No es necesario hablar en voz alta con tono subido, porque esto provoca un gran daño al orador. El hablar rápidamente destruye gran parte del efecto de un discurso, porque las palabras no pueden hacerse tan claras y distintas, como cuando se las pronuncia con más lentitud, dando tiempo al oyente para captar el significado de cada palabra.—El Evangelismo, 484. VEUC 220.3

La preservación de la vida—Cuando el orador habla en forma correcta, haciendo inspiraciones profundas y completas, y emitiendo la voz en tonos claros y distintos, todo el ser se beneficia. El ejercicio de mis pulmones haciendo profundas inspiraciones, cuando he tenido que hablar en público, me ha preservado la vida. VEUC 221.1

Siempre debemos ejercer cuidado para no forzar los órganos vocales. Debemos hablar lo más suave posible. Cuando le toque hablar en público, permita que los músculos abdominales realicen la parte más difícil del trabajo. La luz que me ha sido dada para usted, es que usted tiene que hacer muchas presentaciones públicas y debe estar seguro, cuando hable, de ejercitar los músculos del abdomen. Usted ha ejercitado demasiado su cerebro. Tome nota de las cosas que le escribo, y verá que mis palabras son ciertas. Cuando participe en la obra que el Señor le ha señalado, el Espíritu de Dios impresionará las mentes mediante las palabras que hable. La palabra hablada hará una impresión más profunda en los corazones, que la palabra escrita.—Carta 92, 1910. VEUC 221.2

El cultivo correcto de la voz no es cosa de poca importancia—El agente humano debe autodisciplinarse. Dios le ha dado poderes físicos y espirituales, y éstos deben ser constantemente cultivados y mejorados. Podremos evitar en gran medida la fatiga física si hablamos despacio, calmadamente y sin excitación. VEUC 221.3

Muchos hacen una demanda constante de los órganos vocales al hablar. Los pulmones han sido perjudicados, y la muerte prematura ha terminado su labor. No siempre la naturaleza soporta el abuso que se hace contra sus leyes. Muchos las ignoran, pero con el tiempo, ellas protestarán y castigarán al transgresor. Si estos obreros no hicieran otra cosa más que aprender que Dios no requiere que se agoten, y que al exigir demasiado de los delicados órganos vitales, y acortar el período de su utilidad están deshonrando a Dios, no cultivarían hábitos que son dañinos. VEUC 222.1

Se usa la excusa “es mi hábito; es mi manera y no puedo vencerlo”. ¿Tomarán en cuenta mis hermanos cómo usan los órganos del habla en el ministerio de la Palabra? Ellos deben seguir el camino de Dios, y no su propia voluntad. Cristo no les ha dado semejante ejemplo en su manera de enseñar. Sus seguidores deben hacer esfuerzos, para vencer sus hábitos de hablar en voz alta. Esto daña la melodía de la voz humana. VEUC 222.2

Dios propone que los que ministran en palabra y doctrina, sean educadores en la correcta manera de enseñar. Deben erguirse delante de la gente como representantes de Dios, mostrando que aprecian los preciosos dones que Dios les ha dado. Deben usar sus órganos, pero no abusar de ellos. No deben presentar la ciega y tonta excusa: “Este es mi hábito; no puedo vencer estos defectos”. No deben seguir abusando de los poderes que Dios les ha dado para el desarrollo superior, y por sus hábitos imperfectos, retraerse del bien que pudieran hacer. El Señor ayudará a los que determinen vencer estos rasgos equivocados, cuando presenten su mensaje al mundo. VEUC 222.3

Este asunto ha sido tratado con demasiada ligereza. Merece la más solemne consideración, y debe profundizar el sentido de responsabilidad en cada persona que sea portavoz de Dios, predicando la palabra de vida a la gente. Los ministros de Dios deben estudiar, para mostrarse a sí mismos aprobados por Dios en la presentación de la verdad sagrada, obreros que no tengan de qué avergonzarse. VEUC 223.1

La verdad hablada, en una forma agradable o no, juzgará al oyente en el gran día del juicio final. Es un sabor de vida para vida, o de muerte para muerte. Bajo ninguna circunstancia el orador será criticado por los que se apartan de la verdad, aunque debe hacer todo esfuerzo por alcanzar a la gente. El ministro es el maestro de la verdad sagrada y solemne, y debe procurar perfección de carácter al dirigir la palabra, no dando la menor ocasión posible para la crítica. El hombre es honrado al ser un obrero junto con Dios, y debe trabajar en la especialidad de Cristo, recibiendo la verdad en su pureza de la Palabra de Dios, y presentándola de una forma que la recomiende a sus oyentes.—Manuscrito 4, 1897. VEUC 223.2