La Voz: Su Educación y Uso Correcto

92/101

Capítulo 69—El canto como parte del culto

Un acto de adoración—El canto, como parte del servicio religioso, es tanto un acto de culto, como lo es la oración. El corazón debe sentir el espíritu del canto para darle expresión correcta.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 645. VEUC 481.1

El significado de las palabras en el canto—Como parte del servicio religioso, el canto no es menos importante que la oración. En realidad, más de un canto es una oración. Si se enseña al niño a comprender esto, pensará más en el significado de las palabras que canta, y será más sensible a su poder.—La Educación, 168. VEUC 481.2

La preparación para la iglesia del cielo—Dios es alto y sublime; y para el alma humilde y creyente, su casa en la tierra, el lugar donde su pueblo se reúne para adorar, es la puerta del cielo. El canto de alabanza, las palabras habladas por los ministros de Cristo, son las agencias señaladas por Dios para preparar a la gente para la iglesia de arriba, para esa adoración más excelsa.—The Youth’s Instructor, 8 de octubre de 1896. VEUC 481.3

Los ángeles en nuestros cultos—Recordemos todos que en cada asamblea de los santos realizada en la tierra, hay ángeles de Dios escuchando los testimonios, himnos, y oraciones. Recordemos, que nuestras alabanzas son suplidas por los coros de las huestes angélicas en lo alto.—Testimonios Selectos 4:386, 387. VEUC 482.1

El tema de cada canto—La ciencia de la salvación ha de ser la preocupación de todo sermón, el tema de todo canto. Preséntese este asunto con toda suplicación.—El Evangelismo, 366. VEUC 482.2

Cántese con espíritu y comprensión—El mal de la adoración formal no puede representarse demasiado fuerte, pero no hay palabras para representar apropiadamente las profundas bendiciones del culto verdadero. Cuando los seres humanos cantan con el espíritu y la comprensión, los músicos celestiales toman la melodía y se unen en el canto de agradecimiento. El que ha derramado sobre todos nosotros los dones, que nos capacitan como obreros junto con Dios, espera que sus siervos cultiven sus voces, para que puedan hablar y cantar de manera que todos puedan entender. No es necesario cantar alto, sino tener una entonación clara, una pronunciación correcta, y una expresión nítida. Todos debemos cultivar la voz para que la alabanza a Dios pueda ser cantada en tonos claros y suaves, no con tonos ásperos y chillones que ofenden el oído. La habilidad de cantar es un don de Dios y debemos usarla para su gloria.—Testimonies for the Church 9:143, 144. VEUC 482.3

La belleza en el canto no es el todo—Muchos están cantando hermosos himnos en las reuniones, himnos acerca de lo que harán o de lo que se proponen hacer; pero algunos no hacen estas cosas; no cantan con el espíritu, y con el entendimiento. De igual manera, algunos no resultan beneficiados con la lectura de la Palabra de Dios, porque no la incorporan a su propia vida, no la practican.—El Evangelismo, 370. VEUC 483.1

Himnos para la ocasión—Los que hacen del canto una parte del culto divino, deben elegir himnos con música apropiada para la ocasión, no de notas fúnebres, sino alegres, y con todo, melodías solemnes. La voz puede y debe ser modulada, enternecida, y subyugada.—El Evangelismo, 370. VEUC 483.2

Himnos para la congregación—Otro asunto que debe recibir atención, tanto en los congresos como en cualquier otra parte, es el canto. El ministro no debe anunciar himnos para ser cantados hasta cerciorarse primero de que la congregación está familiarizada con ellos. Debe nombrarse una persona adecuada para dirigir este ejercicio, y su deber debe ser cerciorarse de que los himnos seleccionados se canten también con el espíritu y con la comprensión. Cantar es parte del culto a Dios, pero la manera chapucera en que a veces se conduce el servicio de canto, no es un crédito para la verdad ni un honor para Dios. Debe haber un orden y un sistema en esto, como en cualquier otra parte de la obra del Señor. Organícese un grupo de los mejores cantantes, cuyas voces puedan dirigir la congregación, y que todos los que quieren se les unan. Los que canten deben hacer un esfuerzo para cantar en armonía; deben dedicar algún tiempo a practicar, para que puedan emplear sus talentos para la gloria de Dios.—The Review and Herald, 24 de julio de 1883. VEUC 483.3

El servicio de canto. En los cultos no debe haber nada de naturaleza teatral. En el canto no deben participar sólo unos pocos. Debe animarse a los presentes a unirse en el servicio de canto. Hay algunos que tienen el don especial de poder cantar, y hay ocasiones en que el canto de una sola persona, o de un grupo, dan un mensaje especial. Pero pocas veces deben cantar sólo unos pocos. La habilidad de cantar, es un talento de influencia que Dios desea que todos cultiven y usen para la gloria de su nombre.—Testimonies for the Church 7:115, 116. VEUC 484.1

Cantos dulces y sencillos—¿Cómo puede Dios ser glorificado cuando dependéis para vuestros cantos de un coro mundano, que trabaja a sueldo? Hermano mío, cuando Ud. vea estas cosas con plena claridad, tendrá en sus reuniones únicamente cantos dulces y sencillos, y pedirá a toda la congregación que se una en el canto. ¿Qué importa si entre los presentes hay algunos cuyas voces no son tan musicales como la voz de los demás? Cuando el canto es tal que los ángeles pueden unirse con los cantores, se produce sobre la mente una impresión que el canto que procede de labios no santificados, no puede hacer.—El Evangelismo, 371. VEUC 484.2

El encanto del canto congregacional—En las reuniones que se realizan, no debiera descuidarse el canto. Dios puede ser glorificado por esta parte del servicio. Y cuando los cantores ofrecen sus servicios, deben ser aceptados. Pero no debe emplearse dinero para contratar cantores. A menudo el canto de los himnos sencillos por parte de la congregación tiene un encanto que no poseen las selecciones de un coro, por mucha habilidad que tenga.—El Evangelismo, 371. VEUC 485.1

El reino de Dios es más que formalismo—El formalismo y la ceremonia no constituyen el reino de Dios. Las ceremonias se multiplican y se tornan extravagantes, mientras se pierden los principios vitales del reino de Dios. Pero Dios no requiere el formalismo ni las ceremonias. El anhela recibir de su viña frutos en términos de santidad y abnegación, obras de bondad, misericordia y verdad. VEUC 485.2

La ropa suntuosa, los cantos elaborados y la música instrumental en la iglesia, no invitan a los cantos del coro de ángeles. Estas cosas son a la vista de Dios como las ramas de la higuera que no tenían nada más que hojas ostentosas. Cristo busca frutos y principios manifestados en bondad, simpatía y amor. Estos son los principios del cielo, y cuando se manifiestan en las vidas humanas, podemos saber que Cristo ha sido formado en el interior como la esperanza de gloria. Una congregación puede ser la más pobre de la zona, sin música ni lucimiento exterior, pero si posee estos principios, los miembros pueden cantar, porque el gozo de Cristo está en sus almas, y pueden ofrecer esto como una suave ofrenda a Dios.—El Evangelismo, 372, 373. VEUC 485.3

El servicio de canto no es un concierto—Se me presentó el hecho de que si el pastor _____ escuchara el consejo de sus hermanos, y no actuara con precipitación de la manera en que lo hace, al efectuar un gran concierto para obtener grandes congregaciones, tendría más influencia para el bien y su obra lograría un éxito más notable. Debe descartar de sus reuniones todo aquello que tenga semejanza de despliegue teatral; pues tales apariencias exteriores no añaden fuerza al mensaje que presenta. Cuando el Señor pueda cooperar con él, su obra no necesitará hacerse de una manera tan costosa. No tendrá necesidad entonces de gastar tanto en anunciar sus reuniones. No dependerá tanto del programa musical. Esta parte de sus servicios se presenta más como un concierto, que como un servicio de canto de una reunión religiosa.—El Evangelismo, 365. VEUC 486.1

La música aceptable a Dios—Las cosas superfluas que se han introducido en el culto en _____ deben evitarse decididamente... Dios acepta la música únicamente, cuando por su influencia los corazones se santifican y se enternecen. Pero muchos que se complacen con la música, no saben lo que significa producir melodías para Dios en sus corazones. Sus corazones han ido “tras los ídolos”.—El Evangelismo, 373. VEUC 486.2

Escombros en la iglesia—Cuando los cristianos profesos alcancen la norma elevada que es su privilegio alcanzar, la sencillez de Cristo será mantenida en todos sus servicios de culto. Las formas, las ceremonias y las realizaciones musicales no constituyen la fortaleza de la iglesia. Sin embargo, estas cosas han tomado el lugar que Dios debiera tener, tal como aconteció en el culto de los judíos. VEUC 487.1

El Señor me ha revelado que cuando el corazón es limpiado y santificado, y cuando los miembros de la iglesia participan de la naturaleza divina, saldrá poder de la iglesia que cree en la verdad, y hará entonar melodías a los corazones. Entonces los hombres y las mujeres no dependerán de sus instrumentos musicales, sino del poder y la gracia de Dios que proporcionará plenitud de gozo. Hay que llevar a cabo la obra de suprimir los escombros que han sido introducidos en la iglesia... Este mensaje no es solamente para la iglesia de _____, sino para todas las demás iglesias que han seguido su ejemplo.—El Evangelismo, 373. VEUC 487.2

La sencillez en los servicios religiosos—Los verdaderos pastores conocen el valor de la obra interna del Espíritu Santo en el corazón humano. Están satisfechos con la sencillez en los servicios religiosos. En vez de presentar muchos cantos no sagrados, conceden su principal atención al estudio de la Palabra, y tributan alabanza a Dios desde el corazón. Por encima del adorno exterior dan importancia al adorno interior, el ornamento de un espíritu humilde y tranquilo. En sus bocas no se encuentra engaño.—El Evangelismo, 366. VEUC 487.3

La obra del Espíritu Santo—Los corazones de muchos, en el mundo, tanto como en la iglesia, están hambrientos del pan de vida y sedientos de las aguas de salvación. Se interesan en el servicio de canto, pero no sienten anhelo por los cantos, y ni siquiera por la oración. Quieren conocer las Escrituras. ¿Qué dice la Palabra de Dios que pueda aplicarse a mí? El Espíritu Santo está trabajando en la mente y en el corazón, y los está llevando hacia el pan de vida. Ven que todo cambia a su alrededor. Los sentimientos humanos, las ideas humanas de lo que constituye la religión, todo cambia. Acuden a escuchar la Palabra sin alteración alguna.—El Evangelismo, 365, 366. VEUC 488.1

El equilibrio debido en los congresos campestres—Podemos mejorar nuestra forma de conducir las reuniones campestres y de reavivamiento, para que todos los que asisten reciban una atención más directa. Se llevan a cabo algunas reuniones sociales en la carpa grande, donde todos se reúnen para rendir culto, pero éstas son tan numerosas que sólo unas pocas personas pueden participar, y muchos hablan con voz tan baja que pocos pueden oírlos... En algunos casos se dedicó mucho tiempo a cantar. Se cantó un largo himno antes de la oración, un largo himno después de la oración, y ha habido mucho canto entremezclado con las actividades del resto de la reunión. En esta forma se han utilizado indebidamente valiosos momentos, y no se ha hecho ni la mitad del bien que habría podido realizarse, si estas preciosas reuniones se hubieran dirigido debidamente.—El Evangelismo, 372. VEUC 488.2

El acompañamiento instrumental—En nuestros congresos campestres debe haber cantos y acompañamiento de instrumentos. Los instrumentos musicales se usaban en los servicios religiosos en tiempos antiguos. Los adoradores alababan a Dios con el arpa y los címbalos, y la música debiera tener su lugar en nuestros cultos. Así aumentará el interés.—Testimonies for the Church 6:62. VEUC 489.1

El cuidado en el servicio de canto—En las reuniones que se celebren, elíjanse a unos cuantos, para que tomen parte en el servicio de canto. Y sea el canto acompañado de instrumentos musicales hábilmente manejados. No debemos oponernos al empleo de instrumentos de música en nuestra obra. Esta parte del servicio ha de ser dirigida con cuidado; porque el canto ha de alabar a Dios. El canto no ha de ser entonado siempre por unos pocos. Tan a menudo como se pueda, participe en él la congregación.—Obreros Evangélicos, 370, 371. VEUC 489.2