La Voz: Su Educación y Uso Correcto

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Capítulo 5—El papel de los padres

El hogar, una escuela para cultivar el habla—Es obra de los padres, inculcar en sus hijos la costumbre de hablar correctamente. La mejor escuela para obtener esta cultura es el hogar. Desde sus tempranos años, se debiera enseñar a los niños a hablar respetuosa y amablemente con sus padres, y unos con otros. Debe enseñárseles que solamente palabras amables, veraces y puras debieran traspasar sus labios. Sean los padres mismos, alumnos diarios en la escuela de Cristo. Entonces, por precepto y ejemplo, pueden enseñar a sus hijos, el uso de toda “palabra sana e irreprensible”. Tito 2:8. Este es uno de sus deberes mayores, y que implica más responsabilidad.—Palabras de Vida del Gran Maestro, 272, 273 (PP), 236, 237 (ACES). VEUC 39.1

La parte de los padres y la parte de Dios—Padres y madres, tenéis una obra solemne que realizar. La salvación eterna de vuestros hijos, depende de vuestra conducta. ¿Cómo educaréis con éxito a vuestros hijos? No reprendiéndolos, porque no hará ningún bien. Hablad a vuestros hijos como si tuviérais confianza en su inteligencia. Tratadlos con bondad, ternura y amor. Decidles lo que Dios espera que hagan. Decidles que Dios desea que se eduquen y se preparen, para ser obreros con él. Cuando hagáis vuestra parte, podéis confiar en que el Señor hará su parte.—Conducción del Niño, 31. VEUC 40.1

La enseñanza de los hábitos correctos respecto del habla—Se debe dar instrucción constante a los niños, para estimular en ellos la formación de hábitos correctos, en cuanto a su forma de hablar, su voz y su comportamiento.—Fundamentals of Christian Education, 267. VEUC 40.2

Sol o sombras—Es importante que se enseñe a los niños y jóvenes a velar sobre sus palabras y acciones; porque su conducta produce sol o sombras, no sólo en su propio hogar, sino también para con todos aquellos con quienes se relacionen.—El hogar adventista, 397 (1894). VEUC 40.3

Los órganos para la emisión de la voz son una maquinaria viviente—Una de las mejores y más elevadoras ramas de la educación, es la de conocer cómo dirigirnos a los miembros de la familia, para que la influencia de las palabras habladas, sea pura e incorruptible. La conversación apropiada del cristiano es aquella, que lo capacita para intercambiar ideas. Sería mejor cambiar las palabras dichas en voz alta, que ni ayudan ni sirven de bendición a nadie, por palabras que manifiesten sentido común, elevado y esclarecedor. Esta línea de trabajo, es una de las empresas misioneras más importantes, en la cual puede participar el cristiano. Los que usan los órganos del habla como una maquinaria viviente de Dios, se convierten en piedras vivas en su templo, que emiten luz y conocimiento. VEUC 40.4

Se presta poca atención a las advertencias e instrucciones de la Palabra de Dios, en el tema del habla. Si los estudiantes vivieran de acuerdo con las reglas de la Biblia, la gloria de Dios sería su meta, en el ejercicio de la facultad del habla, otorgada por el Creador. Ellos educarían diligentemente su lengua, para no pronunciar cosas extrañas ni perversas. De esta manera, llegarían a ser de veras vencedores en este ejercicio, que es tan difícil de practicar. Se harían grandes avances en la protección de la ciudadela del alma, para que Satanás no entre a tomar posesión.—Manuscrito 74, 1897. VEUC 41.1