Testimonios para los Ministros

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Administradores de asociación

Cooranbong, Australia,

agosto de 1896

Presidentes de asociación y consejeros,

Dios dio a Moisés instrucciones especiales para el manejo de su obra. Le ordenó que se relacionara con hombres para que fueran sus consejeros, para que sus responsabilidades pudieran ser aliviadas. Por medio de Jetro recibió el siguiente mensaje: “Oye ahora mi voz; yo te aconsejaré, y Dios estará contigo. Está tú por el pueblo delante de Dios, y somete tú los asuntos a Dios. Y enseña a ellos las ordenanzas y las leyes, y muéstrales el camino por donde deben andar, y lo que han de hacer. Además escoge tú de entre todo el pueblo varones de virtud, temerosos de Dios, varones de verdad, que aborrezcan la avaricia; y ponlos sobre el pueblo por jefes de millares, de centenas, de cincuenta y de diez. Ellos juzgarán al pueblo en todo tiempo; y todo asunto grave lo traerán a ti, y ellos juzgarán todo asunto pequeño. Así aliviarás la carga de sobre ti, y la llevarán ellos contigo. Si esto hicieres, y Dios te lo mandare, tú podrás sostenerte, y también todo este pueblo irá en paz a su lugar”. TM 340.2

Este consejo es para nosotros. Debe ser escuchado por nuestros hombres responsables. Se ha dejado que el presidente de nuestra Asociación General asumiera cargas que Dios no ha colocado sobre él, y las cosas que él ha tratado de hacer no se pudieron hacer sabiamente y bien... TM 341.1

Moisés dijo: “Cuando tienen asuntos, vienen a mí; y yo juzgo entre el uno y el otro, y declaro las ordenanzas de Dios y sus leyes”. Esta obra todavía ha de ser hecha, y si los hombres que llevan responsabilidades no la realizan, debe ser encomendada a otros. La obra del Señor debe llevarse adelante sin engaño, hipocresía o codicia. TM 341.2

El carácter de los consejeros

En su instrucción a Moisés, el Señor declaró en forma sencilla el carácter de aquellos que habían de ocupar puestos importantes como consejeros. Han de ser “varones de virtud, temerosos de Dios, varones de verdad, que aborrezcan la avaricia”. El consejo del Señor ha sido extrañamente descuidado. Existen hombres en puestos de santa confianza que, cuando han sido reprobados, no han prestado atención a ello. Algunos que durante años han actuado como consejeros, han declarado temerariamente que no recibirían los testimonios dados. [veasé el Apéndice.] Con aire de triunfo han declarado que muchos de nuestros hombres más responsables han perdido la fe en los mensajes que vienen de la Hna. White. Así los que rechazan la luz han sido fortalecidos en su incredulidad, creyendo que constituían una poderosa confederación. Hombres que han tenido la luz han andado contrariamente a la luz. Estas palabras son apropiadas: “La verdad tropezó en la plaza, y la equidad no pudo venir”. El paludismo de la incredulidad ha estado difundiendo su atmósfera mortífera por las filas, cerca y lejos. Todo esto se ha expresado claramente, y sin embargo durante años las cosas han permanecido sin cambiar. ¿Puede esperarse el favor del Señor bajo tales circunstancias? ... TM 341.3

Estudiad los métodos de Dios

Como pueblo debemos estudiar los planes de Dios para conducir su obra. Dondequiera él haya dado instrucciones con respecto a algún punto, debiéramos considerar cuidadosamente cómo acatar su expresa voluntad. Esta obra debe recibir especial atención. No es sabio escoger a un solo hombre como presidente de la Asociación General. La obra de la Asociación General se ha extendido, y algunas cosas se han hecho innecesariamente complicadas. Se ha manifestado una falta de discernimiento. Debe haber una división del campo, o debe idearse algún otro plan para cambiar el actual estado de cosas... TM 342.1

El presidente de la Asociación General [veasé el Apéndice.] debiera tener el privilegio de decidir quiénes estarán a su lado como consejeros. Son consejeros seguros los que guardan el camino del Señor, los que conservan un discernimiento claro y agudo al cultivar la religión en el hogar. De los tales el Escudriñador de los corazones dice: “Yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio”. El presidente de la Asociación General necesita consejeros del carácter de los que Dios escogió para Moisés. Tuvo el privilegio por lo menos de expresar su preferencia en cuanto a los hombres que debían ser sus consejeros. Tuvo el privilegio de discernir entre el que sirve a Dios y el que no le sirve. Pero fue atacado de una extraña ceguera. Ha habido una influencia que ha estado leudando las mentes humanas, y esto ha sido sumamente doloroso. Durante años Dios ha sido deshonrado... TM 342.2

Tengo una palabra del Señor para los presidentes de las asociaciones. Deben poner el hombro a las responsabilidades implicadas en los cargos que se les han confiado. En vuestro trabajo, no tratéis de usar una norma humana, sino la norma de la obra de Dios. Si no hacéis esto, si no buscáis al Señor con todo fervor, si no sois portadores de cargas, sino que tratáis de arrojar todo el peso de las responsabilidades sobre el presidente de la Asociación General, semana tras semana, mes tras mes, estáis descalificándoos para la obra. Debéis abandonarla, y ocuparos de negocios comunes, que no impliquen tan decididamente responsabilidades eternas. TM 343.1

Presidentes de asociaciones, me dirijo a vosotros en el nombre del Señor Jesús: “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar”. Habéis de ser misioneros abnegados, hombres de pensamiento, hombres que oren pidiendo iluminación divina, y que sean fieles a sus responsabilidades. Sentaos a los pies de Jesús y aprended su voluntad. Debe haber actividad celosa de vuestra parte. No enseñéis vuestras ideas, vuestros planes, vuestras nociones, vuestras máximas, sino enseñad la Palabra del Señor. TM 343.2

Vuestras reuniones semanales de oración no calificarán a ninguno de vosotros para vuestras grandes y solemnes responsabilidades si, después de las mismas, sentís que vuestra obra está hecha, y, habiendo mirado al gran espejo moral, os apartáis y os olvidáis qué tales sois. No es solamente un día de servicio el que será suficiente para las necesidades del alma. Debéis estar constantemente yendo al almacén espiritual para alimentaros de la carne y de la sangre del Hijo de Dios. La religión no ha de ser abaratada en 1896 ó 1897. TM 344.1

Abandonad las influencias mundanas

Los que son participantes de la naturaleza divina han de abandonar las influencias mundanas y las festividades vacías, y sentarse con Cristo en cordial comunión con su Redentor. Cesad de proferir incrédulos lamentos. Cuando los ansiosos discípulos vieron a las hambrientas multitudes junto al mar, la imposibilidad surgió en sus mentes, y preguntaron: ¿Iremos a las aldeas a comprar para darles de comer? De la misma manera, en las diversas asociaciones, muchos preguntan hoy: ¿Enviaremos a Battle Creek para pedir que venga alguien y celebre reuniones con nosotros, y nos reavive y nos alimente? ¿Qué dijo Cristo? No. El ordenó a la multitud que se sentara sobre el pasto en grupos de cincuenta y de cien. Ellos obedecieron las órdenes, sentándose en largas hileras sobre el pasto. Jesús tomó los cinco panes y los dos peces de las manos del muchacho, y, mirando a su Padre, pidió que bendijera la magra provisión. Entonces puso en manos de sus discípulos el alimento para ser distribuido. La escasa provisión aumentó bajo la mano de Cristo, y él tenía constantemente una provisión fresca para que sus siervos la distribuyeran a la multitud hambrienta, hasta que todos tuvieron lo suficiente. Entonces vino la orden: “Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada”. Hubo un excedente de alimento, el cual fue reunido. TM 344.2

Esta es una lección para todos en su experiencia espiritual. ¡Qué cantidad de lamentos se ahorrarían los hombres si solamente confiaran en Dios! El pan de vida ha de ser dado a las almas necesitadas. ¡Y cuánto esfuerzo se dedica a menudo a este asunto! Hay prolongados consejos para idear planes, e inventar nuevos métodos. Hay un esfuerzo constante para producir entretenimientos a fin de atraer a la gente a la iglesia o a la escuela sabática. Como los discípulos, los obreros levantan la pregunta: ¿Iremos a las aldeas a comprar? ¿Cuál es la obra que ha de hacerse? Id a Jesús. La fe sencilla y la oración realizarán muchísimo más que vuestras largas reuniones de consejo. Escuchad la invitación del Salvador. Poned vuestro cuello bajo su yugo. Aceptad sus cargas. Recibid aquello que él os confiere. El dice: “Mi yugo es fácil, y ligera mi carga”. TM 345.1

Esta anticipación de terribles dificultades no debe existir. Debemos comer y beber la Palabra de vida, lo cual se representa por el comer y beber la sangre de Cristo. Los que conocen la verdad deben ser educados a recibirla de sus propios pastores, y orar por ella y practicarla. Entonces las almas crecerán en fe, y en conocimiento inteligente. Recibirán el pan de vida, y lo digerirán. “La exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los simples”. La verdad necesita entrar en el corazón y en la mente. Mucho, mucho más oración, y menos largo sermonear, redundará en la salud del cuerpo y del alma. TM 345.2

Se ha gastado dinero para enviar hombres a Jerusalén, para ver el lugar donde Jesús viajó y enseñó, cuando tenemos al precioso Salvador cerca de nosotros, tenemos su presencia con nosotros, y podemos tener a Jerusalén en nuestras propias casas e iglesias. Podemos discernir las huellas recientes de sus pasos, podemos comer sus palabras, y podemos tener vida eterna. Necesitamos más estudio, más ferviente meditación y comunión con Cristo. Necesitamos escuchar el silbo apacible y delicado, y descansar por la fe en el amor de Cristo. Deberíamos tener una experiencia mucho más saludable, y llegar a ser cristianos mucho más vigorosos. TM 345.3

Tenemos una superabundancia de sermones, pero necesitamos aprender a recibir la Palabra. Toda la ayuda que venga de afuera no puede suplir esta deficiencia. La obra misionera local debe ser emprendida por misioneros locales. Dios no se agrada con los planes egoístas de dar tantas ventajas a aquellos que conocen la verdad, que tuvieron oportunidades para comprender mucho más de la verdad de lo que practican. Miles y miles están en la ignorancia, pereciendo sin Cristo. Sin embargo se dedica dinero y tiempo y trabajo a la clase que está siempre aprendiendo, y con todo nunca llega a tener un conocimiento experimental de la verdad, porque no práctica la verdad. TM 346.1

Los que están listos para hacer servicio son los que se alimentan más de Cristo. Leed y estudiad sus palabras, bebed en la inspiración de su Espíritu, y recibid de su gracia, no para almacenar, sino para dar a otros. A fin de instruir a otros, los maestros deben primero ser alumnos de Cristo. Hay Martas en toda iglesia. Esas personas están intensamente ocupadas en actividades religiosas, y hacen mucho bien; pero necesitamos también el lado del carácter representado por María. Los más celosos obreros necesitan aprender a los pies de Jesús.* TM 346.2