Testimonios para los Ministros

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Capítulo 13—Administradores de asociaciones

Consejo y dirección*

Cooranbong, Australia,

13 de marzo de 1896

En las horas de la noche he estado escuchando a uno que hablaba con autoridad. Se hablaron palabras de consejo con respecto a las responsabilidades que deben llevarse en la obra de Dios. El Maestro dijo: No debe trabajarse a la ventura. Mucho de esto se ha hecho. Los hombres han asumido autoridad, pero el pueblo no debiera depender de hombres pobres, finitos y falibles. Debe poner su entera confianza en la sabiduría que halla su fuerza en la sabiduría de Dios. La inconsecuencia de concentrar tantas responsabilidades en Battle Creek ha sido presentada muchas veces, pero los consejos no se han llevado a la práctica. Las reprensiones y advertencias del Señor han sido evadidas, interpretadas y anuladas por las maquinaciones de los hombres. Ha habido una forma de actuar contraria a Dios, y se ha aceptado como correcto el juicio de los hombres. TM 319.1

En Battle Creek y en otros lugares se ha añadido un edificio a otro para hacer una ostentación imponente. Los hombres pensaban que eso daría carácter a la obra. Sus propios caracteres necesitaban la gracia transformadora de Cristo. Sólo esto puede dar carácter a la obra. Nada puede hacerse sin la gracia de Cristo. TM 319.2

El Señor permite que surjan impedimentos, para que su sabiduría y su fuerza, al ser buscadas en forma humilde, ferviente y perseverante, puedan manifestarse con claridad. Nada separará tan rápida y decididamente al alma de Dios, y traerá derrota, como que el hombre eleve su alma a cosas vanas y hable de una manera orgullosa, jactanciosa e impositiva a sus semejantes, que son la propiedad de Dios. “No sois vuestros... habéis sido comprados por precio”, el precio de la sangre del Hijo de Dios. Sólo el Señor ha de ser exaltado. Consérvese cada instrumento humano en su lugar y no trate de ocupar el lugar de Dios. Se ha confiado demasiado en los hombres. TM 319.3

En Battle Creek tenéis evidencia de que hombres que han tenido mucho que decir no andan con Dios. Hay abundante actividad, pero no son muchos los que trabajan en sociedad con Cristo; y los que andan y trabajan lejos de él han sido más activos en planear y poner en práctica sus propios métodos. Si tuvieran la sabiduría que viene de la Fuente de toda sabiduría, actuarían en forma más considerada y estudiarían más fervientemente la relación de causa a efecto. Se darían cuenta de que unas pocas mentes en Battle Creek no pueden manejarlo todo. TM 320.1

Las asociaciones que corresponden a los estados* deben tener hombres en su dirección que amen y teman a Dios: hombres capaces, que aprendan en la escuela de Cristo a ser sus colaboradores, a llevar su yugo y a levantar las cargas del Señor. Han de ser socios con Cristo en el servicio sagrado de salvar almas. Todo miembro de iglesia ha de trabajar con celo y fervor, no luchando, como muchos han hecho, para ver quién será el mayor y cómo obtener los mayores sueldos, sino para ganar almas, lo cual significa ser parte de la firma, socios de Cristo Traten todos de hacer lo mejor. TM 320.2

Se me presentó el asunto que estaba tratando de explicar a los hermanos. Hay demasiada responsabilidad concentrada en unos pocos hombres en Battle Creek y esos hombres necesitan el poder transformador del Espíritu Santo, de otra manera conducirán por falsos senderos a la herencia de Dios. Las asociaciones están vigilando todo movimiento hecho en el centro de la obra. Las diferentes asociaciones han sido inducidas a volver sus ojos hacia los dirigentes de Battle Creek, creyendo que no puede tomarse ninguna determinación importante sin su aprobación. Esta tendencia se ha ido fortaleciendo hasta convertirse en un serio obstáculo para el avance de la obra. Este arreglo nunca debió haber existido. El Señor quiere tener a su pueblo bajo su jurisdicción. Sus hijos deben volver sus ojos a él, inquiriendo de él con fe, y continuando en el conocimiento de la obra de su providencia. TM 320.3

El procedimiento de que todo el dinero debe pasar por Battle Creek y bajo el control de unos pocos hombres que están en ese lugar, es una forma equivocada de administración. Hay demasiadas responsabilidades pesadas dadas a unos pocos hombres, y algunos no hacen de Dios su consejero. ¿Qué saben estos hombres de las necesidades de la obra en los países extranjeros? ¿Cómo pueden ellos saber cómo decidir los asuntos que les son sometidos en procura de información? Les requeriría tres meses a los que están en países extranjeros recibir una respuesta a sus preguntas, aun cuando no hubiera demora en la correspondencia. TM 321.1

En todo país debe señalarse a un hombre para que maneje los intereses generales de la causa. No necesita ser un predicador, y no debe ser tampoco un diplomático. Debe ser abnegado, un hombre que ama, que honra y que teme a su Dios. Todo su tiempo debe estar dedicado a la obra. Debe trazar los planes en forma abnegada y con el temor de Dios. Sea él el agente general para ese país y esté relacionado con una junta compuesta por los mejores hombres, a fin de que ellos puedan tomar consejo juntos y atender la obra dentro de sus fronteras. Debe designarse a administradores que hagan lo mismo en los diferentes estados de Norteamérica. TM 321.2

El cuidado en la selección

Los hombres que actúen como presidentes de las asociaciones de los estados deben ser seleccionados cuidadosamente. Desempeñen luego estos hombres las responsabilidades de la asociación de la manera más cabal, ferviente y piadosa. Si no están calificados para actuar en forma cuidadosa y con éxito, no los conservéis en su puesto. TM 322.1

Un cúmulo de asuntos se presenta ante la Asociación General; todas las dificultades se llevan a Battle Creek. Esto priva en gran medida a los presidentes de las asociaciones de su sentido de la responsabilidad. Muchos no están creciendo en capacidad y en juicio. Dan pasos equivocados, cuando debieran haber avanzado lo suficiente en su experiencia como para ser capaces de tomar determinaciones correctas habiendo buscado el consejo de Dios. Como presidentes de sus respectivas asociaciones, deben darse cuenta de que han de ser fieles en sus puestos de confianza. Estas asociaciones han de ser para ellos una escuela en la cual han de revelar capacidad para administrar. Han de aprender y aprender; educar y educar. Han de hacer una obra firme, semejante a la de Cristo, bien unida, de manera que no se desintegre. TM 322.2

Imparciales y abnegados

El que sea elegido presidente de la Asociación General debe, en el temor de Dios, permanecer en su puesto y ocupar su lugar sin parcialismo y sin intereses egoístas. Debe ser un mayordomo fiel. Debe ser el sacerdote de su propia casa y debe dirigirla sabiamente. Debe poner de manifiesto que comprende la obra de gobernar su propia familia con sabiduría y en el temor de Dios. Si esto se descuida, pondrá sus propios defectos en su obra. Si algún hombre da evidencia de que el amor y el temor de Dios no ocupan el centro de su ser, de manera que la verdad no gobierna su vida práctica, en tanto que las cosas mundanas ocupan un lugar preponderante, no está capacitado ni aun para ser anciano de una iglesia. TM 322.3

Se busca consejo de los que están en Battle Creek con respecto a asuntos que los dirigentes locales podrían resolver con la misma eficacia si buscaran al Señor, asuntos que debieran haber sido resueltos dentro de sus propias fronteras. El Señor declara que está cerca de todos los que claman a él con corazón sincero. Dijo Jesús: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá”. Esta promesa es hecha doble y triplemente segura. No hay fracaso para Dios. Hoy en día hay presidentes de asociaciones menos eficientes, fuertes y capaces de lo que debieran ser, porque colocan al hombre donde debiera estar Dios y reciben sólo aquello que el hombre puede darles. TM 323.1

Buscad el consejo de Dios

Presidentes de asociaciones, seréis sabios si decidís ir a Dios. Creed en él. El oirá vuestras oraciones, y vendrá en vuestra ayuda en mucho menos tiempo del que los medios públicos de locomoción emplearían para transportar a uno, dos, tres o cuatro hombres desde una gran distancia, a gran costo, para decidir cuestiones que el Dios de sabiduría puede resolver mucho mejor para vosotros. El ha prometido: “Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”. Si humilláis sinceramente vuestros corazones delante de él, vaciáis vuestras almas de la estima propia, elimináis los defectos naturales de vuestro carácter, vencéis vuestro propio amor a la supremacía y vais a Dios como niños, él os concederá su Espíritu Santo. Cuando dos o tres se ponen de acuerdo con respecto a un asunto, y lo piden al Señor, en el nombre de Jesús, les será hecho. TM 323.2

Cuando se considere conveniente invertir medios en edificios escolares, sanatorios u hogares para los pobres en algún país, para establecer la obra allí, el Señor quiere que los que vivan en esa localidad anden humildemente delante de él, y muestren que comprenden su dependencia personal de Cristo, y creen que está dispuesto a ayudarlos a hacer con inteligencia planes, proyectos y arreglos en favor de su obra. El está tan dispuesto a dar sabiduría a los que sienten el valor de la gracia divina, como a dar sabiduría a alguna otra mente para que luego, a gran costo, os comunique lo mismo. ¿Dónde está vuestra fe? ¿Se volverán los hombres del Dios de la sabiduría para buscar sabiduría en hombres finitos, mandándolos buscar desde muy lejos para que vengan a ayudarlos a salir de sus perplejidades? ¿Cómo considera esto el Señor? TM 324.1

Cada uno puede albergar la idea de que cree en Dios. Vosotros trabajáis en una parte de su gran viña y él os ha dicho que si algún hombre carece de sabiduría ha de pedirla de Dios, quien da a todos abundantemente y sin reproche. Este mundo es sólo un átomo pequeño en el vasto dominio sobre el cual Dios preside, y sin embargo este pequeño mundo caído es más precioso a su vista que los noventa y nueve que no se extraviaron del redil Si nosotros queremos hacer de él nuestra confianza, no nos dejará a la merced de las tentaciones de Satanás. Dios quiere que toda alma por la cual Cristo murió llegue a ser una parte de la vid, esté conectada con la cepa y reciba su alimento de ella. Dependemos de Dios en todo, y eso debiera mantenernos muy humildes; y debido a que dependemos tanto de él, debiéramos aumentar grandemente nuestro conocimiento de Dios. Dios quiere que alejemos de nosotros toda especie de egoísmo y vayamos a él no como dueños de nosotros mismos, sino como la posesión adquirida del Señor. TM 324.2

Un administrador de éxito

Daniel buscaba a Dios tres veces al día en ferviente oración procurando sabiduría, fuerza y valor para representar dignamente al único verdadero Dios en la impía Babilonia. A menudo os sentiréis perplejos y sin saber qué hacer; pero no toméis papel y pluma para escribir acerca de vuestras perplejidades a Battle Creek. Puede haber desacuerdo sobre ciertos puntos, pero vuestro Consejero está cerca. Arrodillaos ante él y decidle todo lo que necesitáis. ¿Pueden los hombres de Battle Creek daros luz? Ellos no comprenden vuestras necesidades. Porque no están sobre el terreno, pueden decir “No” a algunas cosas, cuando si hubierais preguntado a Dios, él habría contestado: “Avanzad que yo estaré con vosotros y os daré gracia”. TM 325.1

Durante muchos años se ha dado a nuestro pueblo una educación que coloca a Dios en segundo lugar y al hombre en primer término. Se le ha enseñado que todos los asuntos deben presentarse ante el concilio constituido por unos pocos hombres en Battle Creek. El Señor os ha dado oportunidad de ver la debilidad de los hombres finitos. ¿No hay en los diferentes estados en Norteamérica hombres que andan rectamente a la vista de Dios? TM 325.2

¿No están registrados en los libros del cielo los nombres de los que aman y sirven a Dios? ¿No pueden ellos planear? ¿Se les ha concedido a los que están en Battle Creek un raciocinio y una sabiduría superiores que Dios no dará a los que están en las iglesias y en las asociaciones? “Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”. TM 325.3

Las iglesias comprenderían cien veces mejor la forma en que actúa el Espíritu Santo si los pastores educaran a todos para que recordaran que tienen un Dios que está cerca y no lejos, y que lo pueden honrar pidiéndole ayuda y sabiduría en el mismo lugar donde están. Tendrían entonces una capacidad que fortalecería a la Asociación General. TM 326.1

Hay talentos en todos los lugares, pero no siempre se los reconoce. Estos talentos deben ser descubiertos y puestos a trabajar. Bajo la operación del Espíritu de Dios, el talento crecerá al ser utilizado. Pero Dios resulta grandemente deshonrado cuando se coloca a los hombres en el lugar que debe ocupar Dios. El es el único cuyo consejo es infalible. TM 326.2

Han celebrado juntos en Battle Creek hombres que no pueden apreciar la situación de los asuntos en las diferentes localidades como pueden hacerlo los que se encuentran en el mismo lugar; y no es sabio que los hombres acudan a los hombres y que dependan tanto de unos pocos hombres de Battle Creek, algunos de los cuales han andado lejos de Dios durante años. Se ha deshonrado grandemente a Dios al aceptar el juicio de estos hombres a los que se mandó llamar desde una gran distancia para celebrar una junta. Al hacer esto mostráis que colocáis a hombres que no tienen el corazón santificado en el lugar donde Dios debe estar. TM 326.3

Aunque cometan algunos errores los que se hallan en diferentes lugares, serán de mucho menor consecuencia que los errores cometidos por los que están en el corazón de la obra. ¿No podéis vosotros ir al gran Dirigente que es magnífico en consejo? ¿Y no puede él restaurar? ¿No puede él actuar en vuestro favor? ¿No lo hará si vais a él como los niñitos van a sus padres? Existe demasiada arrogante suficiencia en el instrumento humano. Dios no puede obrar con hombres llenos de orgullo. Si éste no se depone, si el yo no es humillado, Dios no puede actuar. Los que envían todas sus perplejidades desde las diferentes partes del mundo a Battle Creek, muestran la sabiduría de los hombres, no la sabiduría de Dios.* TM 326.4